Perros y gatos, aliados terapéuticos en las fiestas: cómo los “Boby” y los “Michis” ayudan a transitar fin de año
Las pruebas científicas aseguran que los perros y gatos en casa ayudan a sanar emocionalmente. La Organización Mundial de la Salud los catalogó como "un sostén emocional vital".
Fin de año, estrés a full. La organización de la mesa familiar agobia. Con quién y dónde pasar las fiestas es todo un tema. Quién hace el vitel toné y quién la ensalada rusa. Quién se encarga de la decoración verde y roja. El arbolito de Navidad ¿está en orden? Las comunicaciones se multiplican para coordinar detalles mínimos. Y en el medio de esas corridas desbocadas, están ellos, los peludos de cuatro patas. Se cruzan entre las piernas en medio de una corrida desde la mesada a la heladera y hasta nos hacen correr el riesgo de caer al suelo. Pero no. Los animales no humanos que sumarmos como mienbros de nuestra familia, perros y gatos, nos están diciendo algo y nos están cuidando.
Y no lo hacen desde lo físico solamente, sino también desde lo emocional porque diciembre no es fácil y el resto del año tampoco. Momentos de balance, de rebrote de emociones y mucho más. Ellos están ahí, porque lo saben e intentan protegernos. Está científicamente comprobado que los animales no humanos curan más que un analgésico.
Desde la Organización Mundial de la Salud ponen el foco en aquellas personas que llegan a las celebraciones de fin de año en soledad o en situaciones que les cuesta manejar. Esto genera ansiedad, angustia y tristeza. Desde la OMS aseguran que «cada vez hay más evidencia que demuestra que los animales de compañía pueden convertirse en un sostén emocional esencial para atravesar este período con mayor bienestar». Y todos los días de la vida,.
«Los animales no humanos sin duda, vienen a nuestras vidas con una condición natural de ayuda terapéutica real y reconocida a nivel mundial. Ellos llegan y su presencia en el hogar suma una función de regulación emocional de las personas. Los animales no humanos a las personas les reducen el estrés, la angustia, acompañan en todo. Vivir con un animal no humano involucra un vínculo cotidiano, recíproco, afectivo. Brinda afecto, presencia y vínculo emocional», explicó Andrea Ferracioli, abogada y doctora especialista en Derecho Animal.
La profesional insistió en el concepto de «apego emocional entre animal y humano». Es ahí en ese vínculo donde se genera el «yo te cuido y se que me cuidas». Cuando se produce y establece el vínculo afectivo, el gato o perro que habita esa casa de humanos, siempre va a estar ahí para cuidar de la misma manera que ese «ser sintiente» (término reconocido por la ley 14.346) entiende que es cuidado y protegido en todos los aspectos. Esa es la fórmula sanadora. Nada más que eso. «Tener un animal no humano en casa es llenarse de vida», aseguró la profesinal, diplomada también en Psicología Social.
«Los animales como miembros de nuestra familia ayudan a reducir el aislamiento social, Son los que no juzgan. Esa presencia es incodicional. Al no evaluarnos como personas nos están brindando la presencia y la contención de lealtad emocional. Esto trae beneficios emocionaless y psicológicos comprobados. Nos ayudan a reducir la presión arterial, a estabilizar la frecuencia cardíaca y a bajar los niveles de estrés. Acompañan en proceso de depresión, de ansiedad. de soledad. La vinculación con un animal no humano es fundamental en cualquier etapa de la vida», agregó la dueña de «Animalía», que se puede ver y consultar en las redes sociales.

Datos de la OMS
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de 332 millones de personas conviven con depresión en el mundo, y que los momentos de alta carga emocional, como Navidad y Año Nuevo, pueden potenciar los síntomas en grupos vulnerables. En paralelo, el bienestar mental se consolida como una prioridad: el 45 % de las personas en 31 países identifica la salud mental como su principal preocupación.
En este contexto, el vínculo humano–animal muestra un impacto profundamente positivo. El Waltham Petcare Science Institute – referente global del vínculo entre personas y animales- y estudios de Mars Pet Nutrition, a través del programa PAWS (Pets and Wellbeing Study) en colaboración con universidades y organizaciones líderes, demuestran que interactuar regularmente con animales no humanos puede: reducir el estrés y mejorar la respuesta fisiológica, con evidencia de que las interacciones con ellos disminuyen la reactividad cardiovascular y el cortisol en estudios controlados. Disminuir la sensación de soledad, un beneficio especialmente marcado en adultos mayores, donde la presencia y el apego al animal de compañía se asocian a menores niveles de aislamiento social. Promover pausas saludables y hábitos de autocuidado, reportado por el 78% de los tutores, que afirman que su animal les recuerda detenerse, descansar o tomar un respiro durante la jornada.
Ellos nos cuidan, ahora hay que cuidarlos
Llegan las fiestas y la familia se organiza para celebrar. Que la mesa esté plagada de buenos platos, que no falte la bebida, que los niños encuentren el rastro de Papá Noel. Todos llegar a tiempo. ¿Y los animales no humanos que son parte de nuestro mundo? ¿Qué hacemos con ellos?
Los especialisas dan algunos tips que son de ayuda para que ellos también disfruten. Acá van algunos.
Ellos no son juguete ni un «adorno» en nuestra casa. En la celebración van a estar. La pirotecnia que es un mal que no fue erradicado a pesar de la ley que la prohíbe, les causa mucho estrés. Su sensibilidad a los ruidos y la angustia que les provocan los estruendos los desestabilizan.
Tienden a escaparse hacia «lugares seguros». Y no va a ser tu casa si le das la oportunidad de una puerta o ventana abierta. Y en la mayoría de los casos no son sitos seguros a los que llegan. Es por eso que se recomienda que en el momento del brindis, (antes o después de la explosión) lo puedas tener en brazos.
O por lo menos esté cerca de vos para sentirse a salvo. Cuando estalle el brindis asegurarte que no haya ventanas y puertas abiertas. Prestale atención porque lo que a vos te divierte a tu «peludo» le genera malestar.
Si la vas a pasar fuera de tu casa esa noche, asegurate que las ventanas estén cerradas para minimizar el sonido de la pirotecnia. Que tu animal no humano cuente con agua fresca, alimento y su bandeja «baño» en condiciones de higiene. Y armarle un lugar «cueva» donde pueda refugiarse si los petardos lo asustan. Una puerta abierta de un placar puede funcionar.
Y así, para todos serán unas buenas fiestas.
Fin de año, estrés a full. La organización de la mesa familiar agobia. Con quién y dónde pasar las fiestas es todo un tema. Quién hace el vitel toné y quién la ensalada rusa. Quién se encarga de la decoración verde y roja. El arbolito de Navidad ¿está en orden? Las comunicaciones se multiplican para coordinar detalles mínimos. Y en el medio de esas corridas desbocadas, están ellos, los peludos de cuatro patas. Se cruzan entre las piernas en medio de una corrida desde la mesada a la heladera y hasta nos hacen correr el riesgo de caer al suelo. Pero no. Los animales no humanos que sumarmos como mienbros de nuestra familia, perros y gatos, nos están diciendo algo y nos están cuidando.
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