Riesgos de un gobierno poco dialoguista
Votar a favor del Capítulo XI implicaba una concesión demasiado grande para algunos dirigentes. “El Gobierno no cumple sus promesas” destacaron cerca del rionegrino con una frase muy repetida en las provincias y ahora también en el PRO.
La advertencia que un avezado como Miguel Ángel Pichetto le hizo dos años atrás a los diputados libertarios sigue vigente. “Quédense con los votos y nosotros con los discursos” aconsejó cuando se ponían en riesgo leyes prioritarias con frases de desprecio y altisonantes.
Un 2026 electoral y el reajuste libertario
Esta semana la voracidad por avanzar con un amplio paquete y derogar leyes que tuvieron amplio respaldo ensombreció la primera media sanción del Presupuesto mileista, quebró la confianza con el PRO y eyectó a gobernadores aliados que optaron por preservar sus ideas.
En Diputados, donde están representados los ciudadanos, y en el Senado, donde están representados los 24 distritos, se habló tanto de impericia como de ceguera y finalmente la Casa Rosada se topó con el límite que impusieron provincias que necesitan auxilio, como Chaco, y provincias que sin ser parte del armado de La Libertad Avanza tienen buen diálogo con el oficialismo.
El Poder Ejecutivo dio por sentado que los buenos oficios del ministro del Interior Diego Santilli, los miles de millones distribuidos a último momento en concepto de ATN y la buena convivencia con los provinciales serían suficiente garantía de éxito parlamentario. Sin embargo gobernadores como el catamarqueño Raúl Jalil, el salteño Gustavo Sáenz y, entre otros, el neuquino Rolando Figueroa, se despegaron en una forzada votación en particular.
Las declaraciones del gobernador neuquino ejemplifican el sentir de varios de sus colegas que ayudaron a dar quórum y mandaron a votar a favor del Presupuesto en general porque se trata de “una herramienta básica de administración pública”. Por la misma razón los de Provincias Unidas y los de la Coalición Cívica se abstuvieron.
La incorporación de último momento de la Coparticipación porteña en el mismo paquete de las leyes a derogar, que muchos atribuyen a Luis Caputo, tomó por rehenes a los diputados del PRO. También a gobernadores dialoguistas que puestos a elegir, prefirieron no arriar sus banderas y preservarse.
Con el rechazo al Capítulo XI -que incluía la derogación del presupuesto universitario y las partidas para discapacidad no sólo se puso un freno a la domesticación del Congreso y se defendió la Constitucionalidad y división de poderes, también se cayó el pago de una deuda de Coparticipación con la Ciudad de Buenos Aires. No sólo sigue sin cumplirse un fallo de la Corte Suprema que obligaba a pagar sino que el diputado Bertie Benegas Lynch, presidente de la comisión de Presupuesto, llamó a eliminar el sistema de reparto de impuestos para “cortar el cordón umbilical de las provincias con la Nación”.
Votar a favor el artículo 75 dentro del paquete del Capítulo XI implicaba una concesión demasiado grande para algunos dirigentes. “Hay banderas en las que no vamos a renunciar. No vamos a votar en contra de las universidades públicas ni de las políticas vinculadas a las personas con discapacidad”, justificó Rolo Figueroa en línea con varios de sus colegas dialoguistas. El resultado final sorprendió incluso a los que pedían a gritos votar de a un artículo a la vez para exponer posibles delaciones.
Sin embargo hasta el rionegrino Sergio Capozzi, del PRO pero en Provincias Unidas, benefició el rechazo. Tras haber apoyado el veto presidencial decidió ponerse de pie junto a su banca y figurar como como ausente mientras el resto de su bloque votaba en contra.
“El Gobierno no cumple sus promesas” destacaron cerca del rionegrino con una frase muy repetida en las provincias y ahora también en el PRO donde Cristian Ritondo denunció un pacto de La Libertad Avanza y el kirchnerismo para repartirse los lugares en la Auditoría General de la Nación.
La advertencia que un avezado como Miguel Ángel Pichetto le hizo dos años atrás a los diputados libertarios sigue vigente. “Quédense con los votos y nosotros con los discursos” aconsejó cuando se ponían en riesgo leyes prioritarias con frases de desprecio y altisonantes.
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