“Achtung Baby”, el mejor pasado
Hace 20 años, U2 editaba el disco que cambió su historia. Para celebrarlo, hicieron el documental “From the Sky Down” y reeditaron el CD con temas inéditos.¿Tienen que volver a innovar?
Han pasado 20 años y U2 está en el mismo punto: obligados a reinventarse como lo hicieron en 1991 con el álbum “Achtung Baby”, cuyo vigésimo aniversario es motivo tanto de celebración como de reflexión. Llevan más de tres décadas juntos, han vendido y son de los pocos que aún venden mucho. Aunque no sacaran más discos, llenarían cualquier gran estadio del mundo como pocas bandas pueden hacer hoy. Pero no quieren conciertos de nostalgia. Bono y los suyos ansían seguir marcando el paso que ahora dictan otros grupos. “¿Para qué necesita la gente otro disco de U2?” Bono y Edge se mortifican desde hace tiempo con esa pregunta, sobre todo tras el para muchos fallido último trabajo –“No Line On The Horizon” (2009)– que a pesar de las críticas se afanan por defender. Los cuatro irlandeses miran el pasado para tratar de dar una respuesta a esa pregunta y así definir el futuro de la banda. El vigésimo aniversario de “Achtung Baby” les está ayudando en ese proceso. La celebración incluye un documental, “From the Sky Down”, dirigido por Davis Guggenheim (”An Inconvenient Truth”), y una reedición del disco grabado en Berlín hace dos décadas y que incluye versiones inéditas de la banda, caras B, colaboraciones de otros grupos y remezclas. La revista británica “Q” publicó recientemente “Achtung Baby” versionado por diferentes solistas y grupos como Snow Patrol, Depeche Mode o The Killers, lo que ha permitido a Bono y cía. ver sus canciones de otra manera y abrirles los oídos a nuevos sonidos. Para “Achtung Baby” hace 20 años innovaron tanto como están obligados a hacerlo ahora. Y es que hay muchos paralelismos entre aquel momento del grupo y el actual. “Es la curva más apoteósica de su trayectoria”, aseguró Guggenheim en una entrevista con el diario canadiense “The Globe and Mail” poco después de la presentación del documental en el Festival de Toronto. U2 aterrizó en Berlín en 1990 en un momento clave. Los irlandeses llegaban en ese punto en el que un grupo de éxito mundial se juega ser legendario o quedarse atascado. Y salió bien, aunque pudo haber acabado mal. “Ahora debemos apartarnos y soñar todo de nuevo”, dijo Bono en la última cita del Lovetown Tour de 1989. Se imponía la reflexión, la pausa para elegir el camino correcto. Con problemas internos y personales (Edge había roto con su esposa y Adam Clayton consumía habitualmente alcohol y drogas), U2 entró en los Hansa Tonstudios de Berlín en busca de la inspiración con sus dos productores de referencia, Daniel Lanois y Brian Eno. Allí habían grabado David Bowie e Iggy Pop. Pero ahora Berlín era diferente. Tras la caída del Muro estaba en un estado de indefinición. Como U2. La inspiración tardó en llegar, pero llegó y dio como resultado un disco atrevido, bailable, con toques electrónicos y letras que hablaban de relaciones rotas, de experiencias nocturnas y de búsqueda de la identidad, quizás las más oscuras de la historia del grupo. El álbum, que avanzó los sonidos de los 90, vendió 18 millones de copias y generó la exitosa gira mundial Zoo TV Tour. Entonces, U2 no era tan consciente de lo importante que iba a ser ese trabajo para reinventarse. Ahora, cuando los cuatro superan la cincuentena, el pelo se ha caído y blanquea, y la creatividad es cada vez más difícil de hallar, sí lo son. “Todo el mundo tiene un disco de U2”, reflexiona Bono sobre la pregunta inicial, la que marcará el futuro. “Debe ser algo realmente extraordinario, fresco, diferente para justificar que alguien se compre un disco de U2”, dijo Edge a “The Globe and Mail”. Y para ello, están dirigiendo sus miradas a todos los estilos, incluido el punk, sin saber qué buscan ni cuál es la meta, pero convencidos de que cuando la vean la reconocerán. Por ello están trabajando ya con productores como RedOne (el “hacedor” de los éxitos de Lady Gaga) o Brian “Danger Mouse” Burton. “Hemos estado al borde de la irrelevancia durante 20 años”, sorprendió Bono en la última edición de la revista británica “Q”. “Las apuestas están en nuestra contra”, dice el líder, poco optimista sobre la nueva etapa. Quizás sea un mecanismo de defensa o un papel de víctima desde el que buscar con más calma la reinvención que sitúe a U2, como hace 20 años, en la vanguardia musical a pesar de que las arrugas ya socavan sus icónicos rostros. “¿Podemos empezar de nuevo?”, se pregunta Bono. (DPA)
Han pasado 20 años y U2 está en el mismo punto: obligados a reinventarse como lo hicieron en 1991 con el álbum “Achtung Baby”, cuyo vigésimo aniversario es motivo tanto de celebración como de reflexión. Llevan más de tres décadas juntos, han vendido y son de los pocos que aún venden mucho. Aunque no sacaran más discos, llenarían cualquier gran estadio del mundo como pocas bandas pueden hacer hoy. Pero no quieren conciertos de nostalgia. Bono y los suyos ansían seguir marcando el paso que ahora dictan otros grupos. “¿Para qué necesita la gente otro disco de U2?” Bono y Edge se mortifican desde hace tiempo con esa pregunta, sobre todo tras el para muchos fallido último trabajo –“No Line On The Horizon” (2009)– que a pesar de las críticas se afanan por defender. Los cuatro irlandeses miran el pasado para tratar de dar una respuesta a esa pregunta y así definir el futuro de la banda. El vigésimo aniversario de “Achtung Baby” les está ayudando en ese proceso. La celebración incluye un documental, “From the Sky Down”, dirigido por Davis Guggenheim (”An Inconvenient Truth”), y una reedición del disco grabado en Berlín hace dos décadas y que incluye versiones inéditas de la banda, caras B, colaboraciones de otros grupos y remezclas. La revista británica “Q” publicó recientemente “Achtung Baby” versionado por diferentes solistas y grupos como Snow Patrol, Depeche Mode o The Killers, lo que ha permitido a Bono y cía. ver sus canciones de otra manera y abrirles los oídos a nuevos sonidos. Para “Achtung Baby” hace 20 años innovaron tanto como están obligados a hacerlo ahora. Y es que hay muchos paralelismos entre aquel momento del grupo y el actual. “Es la curva más apoteósica de su trayectoria”, aseguró Guggenheim en una entrevista con el diario canadiense “The Globe and Mail” poco después de la presentación del documental en el Festival de Toronto. U2 aterrizó en Berlín en 1990 en un momento clave. Los irlandeses llegaban en ese punto en el que un grupo de éxito mundial se juega ser legendario o quedarse atascado. Y salió bien, aunque pudo haber acabado mal. “Ahora debemos apartarnos y soñar todo de nuevo”, dijo Bono en la última cita del Lovetown Tour de 1989. Se imponía la reflexión, la pausa para elegir el camino correcto. Con problemas internos y personales (Edge había roto con su esposa y Adam Clayton consumía habitualmente alcohol y drogas), U2 entró en los Hansa Tonstudios de Berlín en busca de la inspiración con sus dos productores de referencia, Daniel Lanois y Brian Eno. Allí habían grabado David Bowie e Iggy Pop. Pero ahora Berlín era diferente. Tras la caída del Muro estaba en un estado de indefinición. Como U2. La inspiración tardó en llegar, pero llegó y dio como resultado un disco atrevido, bailable, con toques electrónicos y letras que hablaban de relaciones rotas, de experiencias nocturnas y de búsqueda de la identidad, quizás las más oscuras de la historia del grupo. El álbum, que avanzó los sonidos de los 90, vendió 18 millones de copias y generó la exitosa gira mundial Zoo TV Tour. Entonces, U2 no era tan consciente de lo importante que iba a ser ese trabajo para reinventarse. Ahora, cuando los cuatro superan la cincuentena, el pelo se ha caído y blanquea, y la creatividad es cada vez más difícil de hallar, sí lo son. “Todo el mundo tiene un disco de U2”, reflexiona Bono sobre la pregunta inicial, la que marcará el futuro. “Debe ser algo realmente extraordinario, fresco, diferente para justificar que alguien se compre un disco de U2”, dijo Edge a “The Globe and Mail”. Y para ello, están dirigiendo sus miradas a todos los estilos, incluido el punk, sin saber qué buscan ni cuál es la meta, pero convencidos de que cuando la vean la reconocerán. Por ello están trabajando ya con productores como RedOne (el “hacedor” de los éxitos de Lady Gaga) o Brian “Danger Mouse” Burton. “Hemos estado al borde de la irrelevancia durante 20 años”, sorprendió Bono en la última edición de la revista británica “Q”. “Las apuestas están en nuestra contra”, dice el líder, poco optimista sobre la nueva etapa. Quizás sea un mecanismo de defensa o un papel de víctima desde el que buscar con más calma la reinvención que sitúe a U2, como hace 20 años, en la vanguardia musical a pesar de que las arrugas ya socavan sus icónicos rostros. “¿Podemos empezar de nuevo?”, se pregunta Bono. (DPA)
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