Quiroga rompió con la hegemonía del MPN en la intendencia neuquina

Por primera vez el MPN fue derrotado en elecciones para intendente en la capital. El candidato de la Alianza se proclamó vencedor dos horas después de cerrados los comicios. Prometió gobernar con consenso y descontó el apoyo del gobierno nacional. "No seré el jamón del sándwich", dijo.

NEUQUEN (AN).- El aliancista Horacio «Pechi» Quiroga se convirtió ayer en el intendente electo de esta ciudad, la más importante de la provincia. Aquí vive casi el 50 por ciento de la población de la provincia y por primera vez, en tiempos democráticos, será gobernada por un hombre que no es del Movimiento Popular Neuquino.

«Voy a demostrar que los que votaron por nosotros no se equivocaron», sostuvo Quiroga eufórico en el comienzo del festejo que se centró en la globa emplazada en el Parque Central, sobre avenida Olascoaga.

Al cierre de esta edición, con el 60 por ciento de las mesas escrutadas, la Alianza conseguía el 42 por ciento de los votos, contra el 29 del MPN y apenas un 5 del Partido Justicialista. Fue llamativo el alto porcentaje de sufragios en blanco, que con un catorce se convirtieron en la tercera fuerza al superar al peronismo.

De mantenerse este esquema, la Alianza tendrá nueve concejales -lo que le asegura el quórum propio-; el MPN, seis y el peronismo, uno. El restante sería para el movimiento municipal.

Quiroga fue el primero de los candidatos en anunciar su triunfo. Habían pasado apenas dos horas del cierre del comicio cuando cantó victoria ante la prensa. Sus adversarios del MPN reconocieron la derrota tres horas después (ver aparte).

El candidato aliancista optó por su casa para recibir los cómputos de la elección. Junto a familiares y fundamentalmente correligionarios, el electo jefe comunal evaluó con tranquilidad un resultado histórico para la ciudad. No mostró sorpresa por lo que indicaron los números: «siempre estuve convencido del triunfo y ustedes son testigos».

Prefirió no referirse a los puntos de ventaja, pero sí a la gran cantidad de votos en blanco: «creo que hay endilgárselo más al desconocimiento de la gente por el sistema de votación, que al rechazo a los candidatos» (en esta ocasión hubo boletas separadas para los gobiernos provincial y municipal).

Fue cauto cuando le preguntaron si lo había votado la ortodoxia emepenista. «Tuve votos de muchos sectores», dijo. «Hasta de Cipolletti».

Sobre la tarea que viene, Quiroga dijo que «no me preocupa el porcentaje con el que gané, porque estoy convencido de que viene un período de concertación política como única forma de garantizar la acción. El camino es el consenso».

Como mecánica de gobierno anunció que será «arrolladora» y con una sonrisa aclaró: «contra los problemas, no las personas».

Desde el momento en que se conocieron los guarismos favorables, los teléfonos no dejaron de sonar. Del otro lado, las voces de Fernando de la Rúa, Rodolfo Terragno y de Raúl Alfonsín se sumaron a las felicitaciones. «El llamado de Alfonsín me llenó de emoción, porque estuve con él hace pocos días y todavía está convaleciente. Sus palabras fueron muy importantes para mí»,señaló el flamante intendente electo.

También habló de la transición hasta diciembre, en la que tendrá que «acordar» ciertos temas con el jefe comunal saliente, Luis Jalil.

«Con Jalil nos tenemos un afecto mutuo y seguramente me facilitará todo. Pero cuidado que no pretendo reemplazarlo; el mandato de él vence en diciembre, sigue siendo el intendente».

Apuntó que «será un proceso no traumático, pero si bien nosotros sabemos los problemas que tiene la ciudad, hay cosas finas que desconocemos. Las cuentas sobre todo, en lo que debemos tener más precisión, porque en cuanto asumamos hay que pagar los sueldos, por ejemplo».

Cuando le preguntaron cómo será su intendencia con un gobernador de otro partido, vaticinó que la Alianza ganará el 24 de octubre y «yo no seré el jamón del sándwich».

Una caravana que partió desde su casa en el barrio Confluencia y lo depositó primero en el centro de cómputos de la coalición, instalado en Rivadavia al 200, para luego trasladarse hasta el Parque Central donde se improvisó un escenario y habló a los miles de manifestantes reunidos.

Abrazos, manos apretadas, llantos, gestos de alegría contenida -por tantas derrotas previas, como lo reconociera el mismo Quiroga- e incluso fuegos artificiales, fueron parte del festejo, por una elección que representa un cambio enorme para la política neuquina.


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