«Lo buscamos por todos lados porque estamos desesperados», dijo el juez

El psicópata habría estado en el laboratorio horas antes del crimen. Aparentemente le habría pedido un turno a la psicóloga asesinada. Pero Marcovecchio lo derivó a un colega porque el joven tenía sida.

CIPOLLETTI (AC) – La policía busca por todos lados a David Sandoval, el sujeto cuyas facciones coinciden con el identikit del asesino y que fuera tratado por una de las víctimas de la masacre del laboratorio, la psicóloga Carmen Marcovecchio, cuando tenía 16 años y estaba detenido en un hogar de menores de Neuquén.

La investigación sumó ayer el aporte de un psiquiatra que abre la hipótesis de que la masacre pudo ser más premeditada de lo que se pensaba.

Según esta línea, el asesino habría concurrido al laboratorio unas tres horas antes del crimen para sondear el panorama y preparar el terreno. Esto coincide con el hecho de que el asesino concurrió al lugar del triple homicidio armado con un arma de fuego.

De acuerdo con esta información, Marcovecchio llamó al psiquiatra ese mismo día para derivarle un paciente con sida con el argumento de que ella no podía tratarlo.

La víctima y su colega pactaron que el sujeto iría a una entrevista al día siguiente. Sin embargo, el sujeto nunca se presentó a la cita.

Podría haberse tratado del asesino, de un cómplice o de alguien que verdaderamente precisaba atención. Si hubiera sido alguno de los primeros, se estaría ante un crimen mucho más planificado de lo que supone el hecho de que el matador fuera armado al laboratorio.

El psiquiatra en cuestión relató este episodio a los investigadores.

Organismos neuquinos

Ayer la justicia hizo una recorrida por al menos cuatro organismos públicos de Neuquén en busca de los antecedentes de Da-vid Sandoval, que lleva el mismo apellido del único detenido de la causa, que se llama Orlando y lo apodan «El Clavo».

Este sujeto -de cuya relación con la víctima «Río Negro» dio cuenta ayer- tiene en su rostro un sello inconfundible (una cicatriz como de un tajo muy profundo cerca de la nariz y el labio). Nada tiene que ver con un homónimo que vive en Cipolletti y cuyas características físicas no se ajustan a la descripción del homicida.

En todas las ciudades de la región, incluida Neuquén, se está detrás del principal sospechoso de la masacre de Marcovecchio, su paciente Alejandra Carbajales y la bioquímica Mónica García.

La descripción del sujeto fue modificada: ya no buscan a alguien de 20 años, sino de 26, que es la edad que tiene ahora aquel muchacho que estuvo detenido siendo adolescente.

«Buscamos al autor y lo hacemos por todos lados porque estamos desesperados, si se quiere, por sacar adelante la causa», dijo ayer el juez del caso, Juan Torres, quien no quiso confirmar la identidad del sospechoso.

-¿Buscan a David Sandoval sólo en Cipolletti? -insistieron de todos modos los periodistas en una rueda de prensa.

-Lo buscamos por todos lados -respondió el juez.

Se hicieron discretos controles policiales en la zona norte de Roca. En Cipolletti, un hombre fue demorado en un inquilinato del barrio Alaniz, que fue allanado por efectivos de distintas unidades.

Hasta un detector de metales y los canes de la División Perros de Neuquén fueron utilizados en el lugar .

También se determinó que la única sobreviviente de la masacre, Ketty Bilbao, quien permanece internada en el hospital, recibió, como la bioquímica, un disparo de un arma calibre 22 en la cabeza. Marcas de dos disparos se hallaron además en una pared del laboratorio donde tuvo lugar la masacre.

El sospechoso estuvo alojado hace diez años en el hogar de menores Santa Genoveva de Neuquén, por robo. Allí se desempeñaba Marcovecchio como terapeuta y trató a David Sandoval.

La justicia había dado con el nombre de esta persona, pero no tenía conocimiento de la relación profesional que mantenía entonces con la psicóloga y por eso recién ayer comenzó a investigar en esta línea.

Ante la fiscal

Quien fuera director de ese hogar a principios de la década del 90, Miguel Arecha, dio ayer su testimonio a los funcionarios de la fiscalía. Confirmó que David Sandoval estuvo alojado en la institución y que Marcovecchio fue su terapeuta.

La justicia también pidió toda la información a Martín Gallardo, el actual juez de Familia que hasta la reforma de la ley estuvo a cargo del fuero penal de menores.

El magistrado les explicó que los archivos de menores en conflicto con la ley habían sido enviados al nuevo juzgado Penal del Niño y el Adolescente, a cargo de Humberto Mazzittelli, aunque es probable que esos documentos se encuentren en el archivo del Po-der Judicial neuquino, que depende del Tribunal Superior.

Los funcionarios de la fiscalía también se dirigieron a la subsecretaría de Acción Social de la provincia, de la que dependía el hogar de menores Santa Genoveva.

Allí se les explicó que el archivo había sido dañado durante el saqueo del edificio que tuvo lugar en diciembre pasado y que por ello la búsqueda se complica.

Una radio para evitar los ruidos

CIPOLLETTI (AR)- Cuando ocurrió el ataque a las cuatro mujeres cipoleñas, el agresor habría elevado el volumen de una radio que estaba dentro del laboratorio.

Esto le permitió efectuar cuatro disparos -dos pegaron en la pared del lugar y los restantes en la cabeza de Ketty Bilbao y en la de Mónica García- sin que fueran escuchados desde el exterior.

Además del volumen alto de la radio, se conjugó el hecho de que las ventanas del laboratorio estaban cerradas, que el arma homicida es de un calibre chico, y que la hija de la única sobreviviente se encontraba dentro de un auto.

«Con todos estos elementos, desde el exterior se puede escuchar algo similar a un piedrazo, y seguramente el ruido no se relacionará con disparos de armas de fuego», dijo un allegado a la investigación.

Lo que se trata de determinar es si el asesino encendió la radio y subió el volumen antes de atacar, o si el receptor ya estaba funcionando, lo que le dio una importante ventaja al homicida.

Todo indicaría que los proyectiles incrustados en la pared serían también de calibre 22 y disparados por un solo arma, aunque esto lo determinarán los peritos de la división Criminalística de la Policía rionegrina.

Identikit: David Sandoval tiene 26 años, una estatura de 1,70 metros y una cicatriz sobre el labio superior.


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