Lanfré, los secretos de la risa

Uno de los más entrañables artistas barilochenses festeja en La Baita 30 años en el arte de contar y cantar.

Hay chistes y hay historias. Lanfré es cultor de estas últimas y hace del relato un verdadero arte. Captar la atención de un radioescucha o de un grupo de alegres comensales en una peña requiere de la suma de varios talentos: un anecdotario jugoso, inteligencia para darle forma a la fábula y la chispa imprescindible que dejará una sensación –como explica Lanfré a “DeBariloche”– en el aire. Empecemos por un cuento. “En un campo de acá, cerca de Bariloche, hay muy mala señal. Los lugareños encontraron señal arriba de un sauce. Se les ocurrió atar con una cuerda una rama alta y bajarla. Escriben un mensaje, amarran el celular a la rama, aprietan ‘enviar’ y la sueltan”. Impecable. Made in Lanfré. –¡Nooooo! ¡Me estás cargandooooo! –Es más: hay una piedra a la que se suben y le pusieron “piedra telefónica”. Éste es Lanfré. Es así todo el tiempo. Lleva 30 años en el oficio de entretener y hacer pensar y mañana, a las 21:30, ofrecerá un gran espectáculo en La Baita acompañado por otros folcloristas y bailarines. Mientras llega el día se lo puede escuchar los lunes, miércoles y viernes por FM Bariloche. –¿Existe el humor patagónico como existe el humor cordobés? –El humor es generado por el hombre del lugar. El tipo que es de la zona entiende códigos que corresponden a su cultura. Acá la gente sabe lo que es la bosta de vaca. El humor debe encontrar el canal justo para entrar en la audiencia, tanto como la música. En un show podés hacer llorar a alguien con la historia de una abuela que vive sola en medio del campo y al rato hacerlo reír con una anécdota de la misma abuela. –Hace unas semanas vi en el Alto de Bariloche a un gaucho arriba de su caballo mandando mensajes de texto. –En el campo donde te decía que no hay mucha señal se mandan ahora mensajes por la radio del tipo: “Don Juan Mansilla, el lunes suba al cerro y espere que lo llamen a las 10”. –En mi pueblo había un locutor que leía mensajes para el campo y tenía problemas de comprensión. Una vez leyó el de una mujer a su marido que estaba trabajando afuera: “Juan, el sábado no bajes al pueblo porque estoy en cama con Felipe”, cuando en realidad era “Juan, el sábado no bajes al pueblo porque estoy en cama con gripe”. El tipo bajó hecho una furia. –El humor y las canciones se nutren de la realidad. Vienen de algún sitio. “No peguen de atrás, dijo López, que pisó un rastrillo cuando iba entrando”. Y eso habrá ocurrido en algún baile popular. –El humor rescata a las personas del olvido. –Hay personas con una historia riquísima pero que nadie se detuvo a escuchar. El otro día me puse a hablar con unos changas afuera del supermercado. Uno de ellos me terminó diciendo que él no puede con la bebida, que reniega de la bebida pero necesita tomar, me lo dijo con llanto en los ojos. Pasamos de la risa al llanto. En Pilcaniyeu conocí a don Silverio, un anciano que vive en una casita más chica que un baño, oscura. Yo miraba un poco preocupado el lugar hasta que le pregunto: “¿Y cómo está, don Silverio?”. “¿Y cómo quiere que esté? Mire la casita que me hicieron los chicos…”, me respondió. Él estaba feliz con el hogar que le habían construido los pibes de la escuela de Pilcaniyeu. –Los gauchos no cuentan chistes. –Pero tienen mucho humor, tienen su picardía. Estábamos en Cañadón Chileno comiendo un asado y le dijimos al cuidador que se venga a ver el show, que era a las 5. “No puedo, tengo que juntar a las chivas a esa hora”, dijo. Y le sugerimos: “Pero ¿por qué no lo hace ahora, que es temprano, y después se va para el espectáculo?”. “No puedo, es que quedé a las 5”, respondió como si hubiera quedado comprometido con las chivas. Era su mundo. –Responsable el hombre… –Son miradas únicas. Propias del lugar, con cierta inocencia. El otro día venía una señora con el rostro cansado y le digo: “¿Qué le pasa, doña?”. “Estoy cansada, querido, es que se me vino a vivir mi hija a la casa con sus dos mellizos de un año cada uno”. No sólo que eran dos, sino que ¡tenían la misma edad! –Tu carrera te ha transformado en una especie de historiador. –Hasta los jóvenes me reconocen; fui a La Plata a hacer un show y estaba lleno de pibes de Bariloche. Terminás formando parte de la cultura del pueblo. Entiendo el lenguaje y respeto a la gente. Otro mensaje de radio: “Se le comunica a doña Juana, de Cerro Negro, que mañana llega el camión y que lo espere con los lienzos abajo”. El que no sabe no entiende que se trata de las sogas con las que se atan los bultos del camión. –¡Claro! Si a uno no le avisan… ¿Cuál es tu cuento más corto? –No te lo puedo decir. –¿Y la más reciente de tus anécdotas? –Venía de Viedma en el bus por la Línea Sur. Se sube una viejita con una bolsa de tortas fritas y se la da al chofer. “¡Qué ricas las tortas fritas”, le dice el chofer a un amigo que iba con él. El amigo le responde: “Lástima que son pocas”, a lo que el chofer explica: “Es que la señora viaja cerca”.

Humorista, músico y compositor, Lanfré festeja su aniversario artístico en el teatro de Bariloche.

Claudio Andrade candrade@rionegro.com.ar


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