La escandalosa absolución del directorio del Iadep

Con jerarquía constitucional, el Tribunal de Cuentas funcionó siempre, hasta hoy, como una oficina del Poder Ejecutivo. Su presidente, Hugo Acuña, designado por el gobernador Jorge Sapag, fue diputado nacional por el MPN, y entre las cumbres de su pensamiento figura la repulsa a los homosexuales y su declaración sobre que los trabajadores de la salud habían iniciado una “guerra bacteriológica” contra el gobierno provincial. El otro vocal del cuerpo es la contadora Ana Esteves, prima del gobernador, hermana de dos encumbrados integrantes del gobierno de Jorge Sobisch (Alfredo y Ricardo) y exsíndica del BPN. Ese tribunal, al que se sumaron tres vocales subrogantes para cubrir otros tantos cargos vacantes, declaró recientemente, en cumplimiento de sus funciones de controlar el manejo de los fondos públicos, que no existió responsabilidad administrativa en seis integrantes del directorio del Instituto Autárquico de Desarrollo Productivo, el Iadep, que en el año 2006 otorgaron un préstamo sin garantías suficientes por cerca de siete millones de pesos que se destinarían a la reconstrucción del hotel Sol de los Andes. Esos seis, también emepenistas, son Eduardo Martínez, José Luis Falletti, Rubén Andrián, Rodolfo Kaiser, Carlos Marina y Patricia Toncovich. La empresa responsable de la reconstrucción, Los Notros-Geografías del Sur, abandonó la obra y hoy, el cabo de casi ocho años, el hotel es, a la vez que una ruina, el mudo testigo de un escandaloso caso de corrupción. Son, en total, ocho emepenistas los partícipes, al que habría que agregar un noveno: Sobisch. Fue él mismo quien, al contestar a la oposición que objetaba que el Iadep diera créditos a los amigos, declaró que “el gobernador da los créditos, y si son para los amigos mejor”. Todo está en el archivo Basta para hacer un muestreo del escándalo con reproducir algunos títulos –guardados en el archivo de este diario, que es como una Biblia del periodismo– de las notas dedicadas al caso. El primero de esos títulos, de hace casi una década, aludía a un anuncio oficial relativo a que se iniciarían en el ya entonces maltratado hotel unos cursos que daría un “Centro Internacional Educativo para el Desarrollo (Ciede)”. Lo de “Internacional” se refería a que los cursos serían conducidos por una universidad de Valencia, España, con la que Sobisch firmó un convenio que fue para él un “feliz acontecimiento”. El título siguiente, de marzo del 2005, decía que se iniciaban los cursos. Hubo un acto que presidió el ministro de Producción y Turismo, Marcelo Fernández Dotzel. También habló el ministro de Educación, Mario Morán, quien consideró al comienzo de los cursos como “un momento trascendente”. En ese mismo mes hubo otra noticia dulce, relativa al otorgamiento de un subsidio de cinco millones de pesos a la universidad valenciana, y una primera agria, del sindicalista Julio Fuentes, quien denunció que ese subsidio era “una nueva entrega de fondos públicos” a los amigos de Sobisch. Fue más contundente el fiscal Ignacio Di Maggio, quien dijo del hotel que era “un monumento a la corrupción estatal”. En el segundo semestre del 2005 hubo anuncios escalonados, siempre alimentados por el tono optimista inicial y con algunas novedades: la empresa Geografías del Sur, encargada de la reconstrucción del hotel, había sido elegida por la universidad de Valencia para ser “el operador del complejo”, bien que con financiación y subsidios del estado provincial. El optimismo que el gobierno alimentaba llegó al éxtasis cuando, siempre en ese semestre feliz, “un exultante Jorge Sobisch” proclamó que “habrá un antes y un después para San Martín de los Andes luego de que se reinaugure el hotel Sol”. A pesar de que, ya en abril del 2006, un título decía que “avanzan las obras del nuevo hotel Sol de los Andes”, que sería inaugurado en abril de 2007, el después no llegaba y, para peor, el antes hacía oir su voz en palabras de Luz Sapag, intendenta de San Martín de los Andes en diciembre de 2007, quien denunciaba que la obra de reconstrucción “ha sido abandonada por la empresa constructora”. Un mes después llevó al ministro de Desarrollo Territorial, Leandro Bertoya, a ver la obra. El funcionario produjo una de sus mejores actuaciones públicas al manifestarse “sorprendido por el estado de destrucción” de la obra. Jorge Sapag: “se investigará” El después venturoso que Sobisch prometía se transformó en un desastre. En el archivo hay una nota recuadrada del 10 de marzo del 2008. El título es “el futuro de un hotel en ruinas” y luego palabras del gobernador Sapag, quien, según la crónica, anunciaba que se investigará el uso y destino de los fondos del Iadep otorgados a la empresa que debía realizar las obras de remodelación del hotel”. Se investigará. En este caso, la serie del archivo se cerró con una declaración de Luz Sapag en respuesta a otra del ministro de Hacienda de Sobisch, Claudio Silvestrini: dijo que “el sobichismo no tiene cara”.

Hugo Acuña, presidente del Tribunal de Cuentas.

Archivo

Por el crédito al fallido hotel Sol de los Andes

Jorge Gadano jorgegadano@gmail.com


Con jerarquía constitucional, el Tribunal de Cuentas funcionó siempre, hasta hoy, como una oficina del Poder Ejecutivo. Su presidente, Hugo Acuña, designado por el gobernador Jorge Sapag, fue diputado nacional por el MPN, y entre las cumbres de su pensamiento figura la repulsa a los homosexuales y su declaración sobre que los trabajadores de la salud habían iniciado una “guerra bacteriológica” contra el gobierno provincial. El otro vocal del cuerpo es la contadora Ana Esteves, prima del gobernador, hermana de dos encumbrados integrantes del gobierno de Jorge Sobisch (Alfredo y Ricardo) y exsíndica del BPN. Ese tribunal, al que se sumaron tres vocales subrogantes para cubrir otros tantos cargos vacantes, declaró recientemente, en cumplimiento de sus funciones de controlar el manejo de los fondos públicos, que no existió responsabilidad administrativa en seis integrantes del directorio del Instituto Autárquico de Desarrollo Productivo, el Iadep, que en el año 2006 otorgaron un préstamo sin garantías suficientes por cerca de siete millones de pesos que se destinarían a la reconstrucción del hotel Sol de los Andes. Esos seis, también emepenistas, son Eduardo Martínez, José Luis Falletti, Rubén Andrián, Rodolfo Kaiser, Carlos Marina y Patricia Toncovich. La empresa responsable de la reconstrucción, Los Notros-Geografías del Sur, abandonó la obra y hoy, el cabo de casi ocho años, el hotel es, a la vez que una ruina, el mudo testigo de un escandaloso caso de corrupción. Son, en total, ocho emepenistas los partícipes, al que habría que agregar un noveno: Sobisch. Fue él mismo quien, al contestar a la oposición que objetaba que el Iadep diera créditos a los amigos, declaró que “el gobernador da los créditos, y si son para los amigos mejor”. Todo está en el archivo Basta para hacer un muestreo del escándalo con reproducir algunos títulos –guardados en el archivo de este diario, que es como una Biblia del periodismo– de las notas dedicadas al caso. El primero de esos títulos, de hace casi una década, aludía a un anuncio oficial relativo a que se iniciarían en el ya entonces maltratado hotel unos cursos que daría un “Centro Internacional Educativo para el Desarrollo (Ciede)”. Lo de “Internacional” se refería a que los cursos serían conducidos por una universidad de Valencia, España, con la que Sobisch firmó un convenio que fue para él un “feliz acontecimiento”. El título siguiente, de marzo del 2005, decía que se iniciaban los cursos. Hubo un acto que presidió el ministro de Producción y Turismo, Marcelo Fernández Dotzel. También habló el ministro de Educación, Mario Morán, quien consideró al comienzo de los cursos como “un momento trascendente”. En ese mismo mes hubo otra noticia dulce, relativa al otorgamiento de un subsidio de cinco millones de pesos a la universidad valenciana, y una primera agria, del sindicalista Julio Fuentes, quien denunció que ese subsidio era “una nueva entrega de fondos públicos” a los amigos de Sobisch. Fue más contundente el fiscal Ignacio Di Maggio, quien dijo del hotel que era “un monumento a la corrupción estatal”. En el segundo semestre del 2005 hubo anuncios escalonados, siempre alimentados por el tono optimista inicial y con algunas novedades: la empresa Geografías del Sur, encargada de la reconstrucción del hotel, había sido elegida por la universidad de Valencia para ser “el operador del complejo”, bien que con financiación y subsidios del estado provincial. El optimismo que el gobierno alimentaba llegó al éxtasis cuando, siempre en ese semestre feliz, “un exultante Jorge Sobisch” proclamó que “habrá un antes y un después para San Martín de los Andes luego de que se reinaugure el hotel Sol”. A pesar de que, ya en abril del 2006, un título decía que “avanzan las obras del nuevo hotel Sol de los Andes”, que sería inaugurado en abril de 2007, el después no llegaba y, para peor, el antes hacía oir su voz en palabras de Luz Sapag, intendenta de San Martín de los Andes en diciembre de 2007, quien denunciaba que la obra de reconstrucción “ha sido abandonada por la empresa constructora”. Un mes después llevó al ministro de Desarrollo Territorial, Leandro Bertoya, a ver la obra. El funcionario produjo una de sus mejores actuaciones públicas al manifestarse “sorprendido por el estado de destrucción” de la obra. Jorge Sapag: “se investigará” El después venturoso que Sobisch prometía se transformó en un desastre. En el archivo hay una nota recuadrada del 10 de marzo del 2008. El título es “el futuro de un hotel en ruinas” y luego palabras del gobernador Sapag, quien, según la crónica, anunciaba que se investigará el uso y destino de los fondos del Iadep otorgados a la empresa que debía realizar las obras de remodelación del hotel”. Se investigará. En este caso, la serie del archivo se cerró con una declaración de Luz Sapag en respuesta a otra del ministro de Hacienda de Sobisch, Claudio Silvestrini: dijo que “el sobichismo no tiene cara”.

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