“Esta carta pudo ser in memoriam…”
El 31 de diciembre del 2012, luego de ser rechazado en el ADOS (policlínico que le correspondía por ser afiliado al PAMI) y de tomar conocimiento de que en las otras instituciones de salud de la ciudad de Neuquén mantendrían sus puertas cerradas por carecer de servicio de emergencia, internaron a mi padre en el hospital Castro Rendón, falleciendo tres días después en una de sus camas. Fue recibido en la guardia por médicos y enfermeros (vi algunos exalumnos míos que me colmaron de orgullo, admiración y consuelo) superponiéndose a la situación reinante en la jornada y en los días venideros, dignificando la tarea y sorteando los baches dejados en el sistema de salud pública por los sucesivos gobiernos provinciales. El 27 de diciembre del 2013 concurrí a la sede central del ISSN con el fin de autorizar algunas órdenes para estudios que debo realizarme. A medida que llegábamos nos topábamos con un sólo cartel que anunciaba que la reapertura será el día 02 de enero del 2014, pero nada decía de las urgencias. Desprevenidos, los concurrentes quedamos liberados a la providencia de una puerta cerrada. Decidí ir a la farmacia del ISSN, a pocas cuadras de ahí, creyendo encontrar alguna respuesta en esa dependencia. Agolpados debajo de uno de los pocos árboles de la vereda, dibujando una cola serpenteante, un grupo de pacientes (oncológicos entre ellos) esperaban ser atendidos por un amable agente de seguridad privada. No encontré respuesta a mi solicitud, sobre la que empezaba a perder interés ante la demanda del resto. Todo parecía seguir ilustrando la desidia y el abandono a los que se nos expone. Fue entonces que tomé rumbo a la Defensoría del Pueblo, dejando atrás al resignado grupo asolándose. Luego de realizar mi reclamo por escrito en un formulario que me facilitó el personal del lugar, tuve la oportunidad de intercambiar observaciones con el defensor del pueblo, el señor Ricardo Riva, sobre el tema por el que fui asistido. Mientras ingresaba, había un numeroso grupo de personal hospitalario (evocando aquel angustioso 31 diciembre del 2012, ante la presencia nuevamente de exalumnos, vuelvo a sentir admiración, orgullo y consuelo), buscando, supongo, apoyo en la mediación para dar escucha y respuesta positiva a su petición ante el gobierno provincial. Un aumento salarial parece suficiente para recuperar el control del Estado sobre la seguridad pública y la administración de las instituciones afines, pero medidas similares más un asueto prolongado, ¿bastan para atender los reclamos en relación a la salud y la educación pública? ¿Acaso fijar políticas sobre estas áreas que expresen los intereses del pueblo no es responsabilidad indelegable del Estado? Esta carta no pretende ser el reflejo de la serpiente que se muerde la cola, por el contrario, desea reflexionar para poder avanzar y para que el esfuerzo no sea en vano. Marcelo F. A. del Hoyo DNI 17.051.278 Neuquén
Marcelo F. A. del Hoyo DNI 17.051.278 Neuquén
El 31 de diciembre del 2012, luego de ser rechazado en el ADOS (policlínico que le correspondía por ser afiliado al PAMI) y de tomar conocimiento de que en las otras instituciones de salud de la ciudad de Neuquén mantendrían sus puertas cerradas por carecer de servicio de emergencia, internaron a mi padre en el hospital Castro Rendón, falleciendo tres días después en una de sus camas. Fue recibido en la guardia por médicos y enfermeros (vi algunos exalumnos míos que me colmaron de orgullo, admiración y consuelo) superponiéndose a la situación reinante en la jornada y en los días venideros, dignificando la tarea y sorteando los baches dejados en el sistema de salud pública por los sucesivos gobiernos provinciales. El 27 de diciembre del 2013 concurrí a la sede central del ISSN con el fin de autorizar algunas órdenes para estudios que debo realizarme. A medida que llegábamos nos topábamos con un sólo cartel que anunciaba que la reapertura será el día 02 de enero del 2014, pero nada decía de las urgencias. Desprevenidos, los concurrentes quedamos liberados a la providencia de una puerta cerrada. Decidí ir a la farmacia del ISSN, a pocas cuadras de ahí, creyendo encontrar alguna respuesta en esa dependencia. Agolpados debajo de uno de los pocos árboles de la vereda, dibujando una cola serpenteante, un grupo de pacientes (oncológicos entre ellos) esperaban ser atendidos por un amable agente de seguridad privada. No encontré respuesta a mi solicitud, sobre la que empezaba a perder interés ante la demanda del resto. Todo parecía seguir ilustrando la desidia y el abandono a los que se nos expone. Fue entonces que tomé rumbo a la Defensoría del Pueblo, dejando atrás al resignado grupo asolándose. Luego de realizar mi reclamo por escrito en un formulario que me facilitó el personal del lugar, tuve la oportunidad de intercambiar observaciones con el defensor del pueblo, el señor Ricardo Riva, sobre el tema por el que fui asistido. Mientras ingresaba, había un numeroso grupo de personal hospitalario (evocando aquel angustioso 31 diciembre del 2012, ante la presencia nuevamente de exalumnos, vuelvo a sentir admiración, orgullo y consuelo), buscando, supongo, apoyo en la mediación para dar escucha y respuesta positiva a su petición ante el gobierno provincial. Un aumento salarial parece suficiente para recuperar el control del Estado sobre la seguridad pública y la administración de las instituciones afines, pero medidas similares más un asueto prolongado, ¿bastan para atender los reclamos en relación a la salud y la educación pública? ¿Acaso fijar políticas sobre estas áreas que expresen los intereses del pueblo no es responsabilidad indelegable del Estado? Esta carta no pretende ser el reflejo de la serpiente que se muerde la cola, por el contrario, desea reflexionar para poder avanzar y para que el esfuerzo no sea en vano. Marcelo F. A. del Hoyo DNI 17.051.278 Neuquén
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