Alexis Luna, del (Real)ity al fútbol real
Aimar Centeno. Argentino. Ganador del concurso Camino a la Gloria en 2002. El premio: pasar las pruebas del Real Madrid. Ahora juega en las categorías argentinas. Esto dice de Aimar Centeno la solapa del libro Niños Futbolistas. También dice en uno de sus capítulos por qué Aimar Centeno terminó jugando en el club de un pueblo de menos de mil habitantes de la pampa argentina. Pero no dirá nada el libro de Juan Pablo Meneses acerca de a quién le ganó Aimar Centeno y en qué circunstancias. No dirá que Aimar Centeno ganó por descarte. Porque quien iba a ganar se rompió una rodilla en el partido decisivo. Lo primero que pensó Alexis Luna cuando llegó al Campo Argentino de Polo de la ciudad de Buenos Aires que lo mejor sería volverse a casa. Que para qué iba a quedarse si era uno de los 12 mil quinientos adolescentes que tuvieron la misma idea: anotarse para ser parte del reality Camino a la Gloria. En menos de una semana el jurado se deshizo de 12452 chicos. Sólo quedaron 48 y Alexis era uno de ellos. Alexis Luna nació en la localidad rionegrina de Villa Regina en 1985, siempre quiso ser jugador de fútbol y fue en Círculo Italiano de su ciudad donde comenzó a serlo. La familia Luna se instaló en Pilar, en el extremo oeste del Gran Buenos Aires. Ya jugador siendo jugador de Fenix, se anotó en ese reality que prometía la gloria vestida de blanco. “En tres días nos probaron a todos”, recuerda hoy Alexis Luna desde su Regina natal donde volvió para jugar en el club de sus amores, después de jugar tres años y medio en Cipolletti y otros tres en el Deportivo Roca, ambos muy cerca de su ciudad y muy lejos de Madrid. “Nos dividieron en grupos de 16 y nos hicieron hacer ejercicio individuales: jueguito, dribbling, llevar la pelota sin chocarnos con los compañeros y un partidito ocho contra ocho en espacio reducido y sin arcos. Horrible. Pensé que no quedaba. Al final quedé”. Cuando la multitud se redujo a 48, fueron trasladados al Hindú Club de Don Torcuato donde vivieron los siguientes meses de 2002. Allí fueron futbolistas, vivieron como futbolistas y los trataron como futbolistas. “Vi que era una posibilidad de entrar en el fútbol. Al final no fue nada, no cumplieron con ninguna prueba de las que habían prometido. No probaron a nadie. Delem me llevó a Ferro, estuve seis meses pero no me quedé porque Fenix pidió una plata que Ferro no quiso pagar. Al final tampoco se dio lo de Ferro”, recuerda Alexis. Se suponía que a los finalistas los iban a ubicar en distintos clubes, pero nada de eso pasó. Cada uno se volvió a su pueblo, incluso el ganador. “Para el último partido del programa yo sabía que tenía muchas chances de ganar. A los diez minutos voy a trabar y la rodilla se me va para adentro. Se me rompieron los ligamentos. Igual quedé entre los cinco finalistas, pero roto no iba a ganar”. La familia Luna regresó a Regina y Alexis regresó al principio de la historia: Círculo Italiano. Mingo Perilli se lo lleva a Cipolletti y ascendió al Argentino A. Pero Alexis sufriría otra grave lesión en la rodilla, justo en su mejor momento. “¿Qué habría sido de mi carrera sin las lesiones?”, se preguntará siempre Alexis. “La gran frustración de mi carrera es no haber logrado el ascenso con Roca. Esa espina es la más dolorosa”, dice refiriéndose a las dos finales seguidas que el Depo perdió en 2011 y 2012, ambas por penales. Hoy, a sus 28 años, Alexis Luna juega en su club de toda la vida, Círculo Italiano. Forjó una carrera interesante en el fútbol de ascenso del interior. No llegó al Real Madrid, pero a cambió vivió la vida de un futbolista real. (J. M.)
Aimar Centeno. Argentino. Ganador del concurso Camino a la Gloria en 2002. El premio: pasar las pruebas del Real Madrid. Ahora juega en las categorías argentinas. Esto dice de Aimar Centeno la solapa del libro Niños Futbolistas. También dice en uno de sus capítulos por qué Aimar Centeno terminó jugando en el club de un pueblo de menos de mil habitantes de la pampa argentina. Pero no dirá nada el libro de Juan Pablo Meneses acerca de a quién le ganó Aimar Centeno y en qué circunstancias. No dirá que Aimar Centeno ganó por descarte. Porque quien iba a ganar se rompió una rodilla en el partido decisivo. Lo primero que pensó Alexis Luna cuando llegó al Campo Argentino de Polo de la ciudad de Buenos Aires que lo mejor sería volverse a casa. Que para qué iba a quedarse si era uno de los 12 mil quinientos adolescentes que tuvieron la misma idea: anotarse para ser parte del reality Camino a la Gloria. En menos de una semana el jurado se deshizo de 12452 chicos. Sólo quedaron 48 y Alexis era uno de ellos. Alexis Luna nació en la localidad rionegrina de Villa Regina en 1985, siempre quiso ser jugador de fútbol y fue en Círculo Italiano de su ciudad donde comenzó a serlo. La familia Luna se instaló en Pilar, en el extremo oeste del Gran Buenos Aires. Ya jugador siendo jugador de Fenix, se anotó en ese reality que prometía la gloria vestida de blanco. “En tres días nos probaron a todos”, recuerda hoy Alexis Luna desde su Regina natal donde volvió para jugar en el club de sus amores, después de jugar tres años y medio en Cipolletti y otros tres en el Deportivo Roca, ambos muy cerca de su ciudad y muy lejos de Madrid. “Nos dividieron en grupos de 16 y nos hicieron hacer ejercicio individuales: jueguito, dribbling, llevar la pelota sin chocarnos con los compañeros y un partidito ocho contra ocho en espacio reducido y sin arcos. Horrible. Pensé que no quedaba. Al final quedé”. Cuando la multitud se redujo a 48, fueron trasladados al Hindú Club de Don Torcuato donde vivieron los siguientes meses de 2002. Allí fueron futbolistas, vivieron como futbolistas y los trataron como futbolistas. “Vi que era una posibilidad de entrar en el fútbol. Al final no fue nada, no cumplieron con ninguna prueba de las que habían prometido. No probaron a nadie. Delem me llevó a Ferro, estuve seis meses pero no me quedé porque Fenix pidió una plata que Ferro no quiso pagar. Al final tampoco se dio lo de Ferro”, recuerda Alexis. Se suponía que a los finalistas los iban a ubicar en distintos clubes, pero nada de eso pasó. Cada uno se volvió a su pueblo, incluso el ganador. “Para el último partido del programa yo sabía que tenía muchas chances de ganar. A los diez minutos voy a trabar y la rodilla se me va para adentro. Se me rompieron los ligamentos. Igual quedé entre los cinco finalistas, pero roto no iba a ganar”. La familia Luna regresó a Regina y Alexis regresó al principio de la historia: Círculo Italiano. Mingo Perilli se lo lleva a Cipolletti y ascendió al Argentino A. Pero Alexis sufriría otra grave lesión en la rodilla, justo en su mejor momento. “¿Qué habría sido de mi carrera sin las lesiones?”, se preguntará siempre Alexis. “La gran frustración de mi carrera es no haber logrado el ascenso con Roca. Esa espina es la más dolorosa”, dice refiriéndose a las dos finales seguidas que el Depo perdió en 2011 y 2012, ambas por penales. Hoy, a sus 28 años, Alexis Luna juega en su club de toda la vida, Círculo Italiano. Forjó una carrera interesante en el fútbol de ascenso del interior. No llegó al Real Madrid, pero a cambió vivió la vida de un futbolista real. (J. M.)
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