“Han tenido la osadía de vilipendiar”
Con sorpresa, a través de una noticia periodística de este prestigioso matutino, me enteré de la renuncia del secretario de Trabajo de la provincia de Río Negro, Luis Rolando Troncoso (para los amigos de toda una vida simplemente Roli). He esperado un tiempo prudencial para escribir la presente a la espera de que algún otro afín lo hiciera pero, hasta la fecha ello no ocurrió, entonces manos a la obra (muy a pesar de la bronca que la situación me genera). Alguno se preguntará el porqué de la presente, muy sencillo. Actores actuales del vedetismo de la politiquería barata de Río Negro, con cargos electivos relevantes y otros, en su mayoría, han tenido la osadía de vilipendiar y ofender gratuitamente la moral de tan destacado dirigente de los trabajadores del hielo obviando, como nuestros mayores nos enseñaron, ante una sospecha de indecencia, a su majestad “la Justicia”. Quien suscribe, un apasionado de la educación por excelencia, jamás utilizó ni utilizará el agravio gratuito sin fundamento de justicia para referirse tan ruinmente a cualquier persona, más en este caso conociendo como lo conozco, desde la escuela primaria, al apreciado Roli (de darse lo contrario sería el primero en pedir públicas disculpas). El mismo, vecino de nacimiento, hijo de una caracterizada, tradicional y ejemplar familia de General Fernández Oro, de padres trabajadores íntegros como fueron José Ignacio y Juana, no merece que su apellido sea mansillado en forma caprichosa y al voleo. No pretendo con la presente divinizar al renunciante (esto mismo se lo expresé hace poco a un conocido intendente para que baje del pedestal al que se subió producto de estar imbuido de una soberbia y ego por demasía, dado que “de imprescindibles y glorificados” hay una enorme porción descansando en nuestro cementerio) pero tampoco merece, conforme su trayectoria, ser humillado por estos personajes faranduleros que nunca se miraron al espejo, ni siquiera, el ombligo. Además, todo acto de ofensa, sin certificación de probanza de justicia alguna merece, hacia quienes la realizan, el repudio de toda una sociedad proba. Nadie debe ser afectado por este ingrato proceder, ni siquiera los ofensores. Es preciso recordar que detrás de todo dirigente, sin distinción alguna, hay una esposa, hijos y familiares que seguramente sufren las consecuencias derivadas de tal bajeza y no merecen vivir gratuitamente tal circunstancia. Entonces, nada mejor que hacer un llamado a todos, sin excepción, para que se eviten, sin probanza comprobable ante juez alguno, en el futuro, actos de esta naturaleza. De esta manera, sin lugar a dudas, reivindicaremos a la verdadera política, hoy tan venida a menos, y así tendremos una sociedad más justa… A Roli, mi solidaridad y pedirle ante estos hechos tenga la templanza y paciencia de oídos sordos necesarias, así como recordarle el dicho del gran Cervantes: “Ladran Sancho, señal que seguís cabalgando”. José María Córdoba, DNI 8.215.183 Fernández Oro
José María Córdoba, DNI 8.215.183 Fernández Oro
Con sorpresa, a través de una noticia periodística de este prestigioso matutino, me enteré de la renuncia del secretario de Trabajo de la provincia de Río Negro, Luis Rolando Troncoso (para los amigos de toda una vida simplemente Roli). He esperado un tiempo prudencial para escribir la presente a la espera de que algún otro afín lo hiciera pero, hasta la fecha ello no ocurrió, entonces manos a la obra (muy a pesar de la bronca que la situación me genera). Alguno se preguntará el porqué de la presente, muy sencillo. Actores actuales del vedetismo de la politiquería barata de Río Negro, con cargos electivos relevantes y otros, en su mayoría, han tenido la osadía de vilipendiar y ofender gratuitamente la moral de tan destacado dirigente de los trabajadores del hielo obviando, como nuestros mayores nos enseñaron, ante una sospecha de indecencia, a su majestad “la Justicia”. Quien suscribe, un apasionado de la educación por excelencia, jamás utilizó ni utilizará el agravio gratuito sin fundamento de justicia para referirse tan ruinmente a cualquier persona, más en este caso conociendo como lo conozco, desde la escuela primaria, al apreciado Roli (de darse lo contrario sería el primero en pedir públicas disculpas). El mismo, vecino de nacimiento, hijo de una caracterizada, tradicional y ejemplar familia de General Fernández Oro, de padres trabajadores íntegros como fueron José Ignacio y Juana, no merece que su apellido sea mansillado en forma caprichosa y al voleo. No pretendo con la presente divinizar al renunciante (esto mismo se lo expresé hace poco a un conocido intendente para que baje del pedestal al que se subió producto de estar imbuido de una soberbia y ego por demasía, dado que “de imprescindibles y glorificados” hay una enorme porción descansando en nuestro cementerio) pero tampoco merece, conforme su trayectoria, ser humillado por estos personajes faranduleros que nunca se miraron al espejo, ni siquiera, el ombligo. Además, todo acto de ofensa, sin certificación de probanza de justicia alguna merece, hacia quienes la realizan, el repudio de toda una sociedad proba. Nadie debe ser afectado por este ingrato proceder, ni siquiera los ofensores. Es preciso recordar que detrás de todo dirigente, sin distinción alguna, hay una esposa, hijos y familiares que seguramente sufren las consecuencias derivadas de tal bajeza y no merecen vivir gratuitamente tal circunstancia. Entonces, nada mejor que hacer un llamado a todos, sin excepción, para que se eviten, sin probanza comprobable ante juez alguno, en el futuro, actos de esta naturaleza. De esta manera, sin lugar a dudas, reivindicaremos a la verdadera política, hoy tan venida a menos, y así tendremos una sociedad más justa... A Roli, mi solidaridad y pedirle ante estos hechos tenga la templanza y paciencia de oídos sordos necesarias, así como recordarle el dicho del gran Cervantes: “Ladran Sancho, señal que seguís cabalgando”. José María Córdoba, DNI 8.215.183 Fernández Oro
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