Marta Milesi: “El obispo de Neuquén no es buen heredero de don Jaime”
La legisladora provincial y exdiputada nacional es reconocida como una pionera en la lucha por las leyes de género, de defensa de la vida y de la muerte digna.
Muerte digna
Entrevista: Marta Milesi, autora de la primera Ley de Muerte Digna
-¿Se sintió, dada su lucha en el tema, reivindicada con la decisión de la Corte Suprema de ordenar que se cumpliera con la ley de Muerte Digna en Marcelo Diez?
-¡No, no, no por mí!… ¡No! Yo simplemente fui la punta de lanza desbrozando la maleza para que Río Negro tuviera su ley de Muerte Digna. La primera provincia en sancionarla. Luego Neuquén, Nación… ¡Ocho años pasaron… cuántas cosas han pasado!…
-¿El cáncer que la atacó hace tres años, por caso?
-Mi cáncer, sí, sí… ¡Tenía 63!… (ver aparte). Como en la ley de métodos de contraconcepción voluntaria vía vasectomía y ligamiento de trompas, que también fue una iniciativa mía, he sido nada más que eso: un arranque a favor del ser humano… ¡Nunca estuve sola en esas luchas!…
-¿Qué es, en clave a definición, la decisión de la Corte Suprema en el caso Diez?
-Sensatez forjada en el sentido común. Un “que se cumpla” forjado en la dignidad que merece lo humano.
-Bueno, para la Iglesia Católica de Neuquén, un crimen…
-Sin palabras… ¡Decir que se estaba legitimando la eutanasia como lo dijo el obispo de Neuquén, Virginio Bressanelli, ¡es de una brutalidad que hiela! Se expresa desde el irracionalismo que es propio de los fundamentalistas… es brutal…
-Siguiendo esta definición, ¿esa brutalidad está expresando el miedo que serpentea al pensamiento hegemónico que define muchas de sus aspiraciones?
-Es posible, sí. Pero no reflexiono las posiciones del obispo Bressanelli desde ese plano. Además, desde lo hegemónico, es amoral obligar a alguien a esto o aquello. Las reflexiono desde, por caso, la historia inmensamente digna que distingue a la Iglesia Católica neuquina tejida de la mano de don Jaime en años terribles para la vida. No niego -repito-, no niego y además defiendo el derecho de la Iglesia a fijar posición, decir lo que piensa para el caso sobre la muerte digna. Por supuesto que don Jaime se hubiera opuesto y cuestionado. Pero jamás hubiese descendido al sótano de las argumentaciones… de la apelación rústica de las palabras. No hubiese estigmatizado a quienes piensan distinto… no nos hubiese colocado casi a escala de… no sé… Satanás… o El Maligno… como se hace hoy desde algunos rincones minoritarios de la Iglesia Católica de cara a ideas que hacen a la dignidad humana… Es evidente.
-¿Qué es evidente?
-Que el hoy obispo de Neuquén no es buen heredero de don Jaime… En materia de muerte digna, Bressanelli ni siquiera tuvo en cuenta la lección de dignidad que dio Juan Pablo II. Ante una Plaza de San Pedro llena de gente que rezaba por él, él optó por morir sin cables ni tubos…
-¿Recuerda las fotos de Francisco Franco, 30 kilos, un enjambre de clavos, enchufes, zapatillas, tubos, electricistas, pinza y cinta aisladora en mano por si algo se descomponía… o la de Ricardo Balbín en una clínica de La Plata?
-¡Siempre que trabajo, hablo sobre este tema, me vuelven esas fotos y muchas otras de las mismas circunstancias. Es que de eso se trata: evitar el encarnizamiento terapéutico para alargar la vida biológica, pero no evitarlo sin tener en cuenta la dignidad humana, la decisión de la persona sometida a una hostilidad muy cruel por el sufrimiento.
-¿Hasta dónde llevar la medicalización de la vida, o en todo caso hasta dónde prolongar y prolongar?
-Cuidado, no confundir: no hablo de la ciencia médica renunciando a la defensa de la vida… Digo, sí, que lo que usted llama medicalización de la vida ha conducido inexorablemente a la ciencia médica a luchar a brazo partido en pos de una prolongación sí o sí de la vida biológica. En ese ir e ir, digno, por supuesto… un inmenso esfuerzo científico, también… Pero es un ir que a veces desconoce o, en todo caso, decide sin asumir que el paciente es un ente bioético, autónomo, para el cual el encarnizamiento terapéutico es, en muchas oportunidades, un impedimento para morir dignamente.
-Pero usted me habla de la prolongación de la vida como si la decisión de la medicina fuera neutra.
-¿Qué me quiere decir?
-Que prolonga por sensibilidad, por humanismo y con independencia de otros intereses. ¿No hay negocio en muchas decisiones de cablear y entubar?
-Por supuesto que en muchos casos juegan esos intereses. En muchos de mis trabajos sobre este tema siempre advierto que me hago cargo que con mis posiciones, o las de muchos planos que las sustentan, enfrentamos fundamentalismos ideológicos…
-¿Son ideológicos los fundamentalismos religiosos?
-Y… y en ese trayecto enfrentamos intereses de las corporaciones que en muchos casos alientan la prolongación innecesaria de internación en las unidades de terapia intensiva… las UTI. Sí, claro que sí: ahí hay negocios… En muchos casos las UTI se presentan como algo así a un purgatorio obligado para prolongar la vida, cuando esto no siempre es así…
-¿Qué no es la medicina ante la muerte?
-No es un fracaso, más allá de casos puntuales que por mal manejo de un caso, por mala praxis, etc., surja la muerte. Pero por dictado de su naturaleza, la muerte no es un fracaso de la medicina. La muerte es parte de la vida…
-Casi borgeano en aquello que “la muerte es una costumbre que suele tener la gente”…
-O aquello en una milonga de Borges… “A un varón no le cabe demorar la partida…”. Pero siempre el interrogante, el largo interrogante que cruza la historia: ¿qué es la vida?
-¿La respuesta muda según los tiempos?
-No me meto en eso. Pero seguramente la resignación medieval ante el destino no es la del presente… claro. Pero eso dejémoslo a… no sé. Yo busco a William Furlow, psiquiatra, para reflexionar sobre el tema. Dice que a la vida hay que verla desde tres planos, tres aspectos: la vida biológica, la vida intelectual, la vida social. Pero -dice Furlow- esto es así en clave a que la vida biológica es la condición necesaria pero no suficiente de la vida humana. En este pensamiento está, de alguna manera, la raíz que me llevó hace algo más de ocho años a ser punta de lanza para el proyecto de muerte digna que es ley en Río Negro. Estoy persuadida de que esa mirada revaloriza y rehumaniza la medicina aceptando que ella no es el arte de curar siempre. Es el intentar curar a veces, aliviar a menudo y confortar siempre. Cuando se llega a la Justicia, la medicina agoniza porque judicializar lo que ya está en las normas es un error, no se puede avasallar el derecho a morir dignamente… Es un derecho humano más.
“Sólo los ricos tienen dos cánceres”
-Y un día tuvo cáncer…
-Uno y otro: dos. Independientes entre sí. No vinculados por metástasis. Mama y ovario…
-¿Pensó en apelar a la ley de Muerte Digna si el cáncer la degradaba en extremo?
-No. Pero sí, antes de tener cáncer, ése era un tema muy hablado en mi pequeña gran familia. Había un acuerdo que si me atacaba, vía accidente o no, algo que me dejara en estado vegetativo… bueno, se buscaría la muerte digna. Además, quería que me atendieran en el hospital público, que también tiene muy buen nivel.
-¿Y cómo fue enterarse de que tenía cáncer?
-”¡Mierda!”, me dije… Pero no, no ponga lo de mierda, ¿eh?
-Por supuesto…
-Me acuerdo que el primer día que me vio Chacón, un saber inmenso en oncología, era en el Fleni, entró y me dijo sonriendo: “Sólo a los ricos se les ocurre tener dos cánceres simultáneos”… Los dos al unísono por efecto de una enfermedad genética que altera un cromosoma. Se llama Bracados…
-¿No es la misma enfermedad que padece Angelina Jolie?
-¡Claro… sí,sí! Se caracteriza por atacar a mujeres lindas…
-¿Cómo es eso de ser médica y saber que se tiene cáncer?
-Bueno… no es fácil, claro. Es un vínculo con muchas aristas. Yo no busqué ninguna información más que la que por la profesión tenía. Me traté aquí en Cipolletti en la Fundación Médica con Alejandro Schröeder, también en Neuquén con Lacava, un oncólogo formado con Chacón en el Raffo, y luego en el Fleni. Todos planos de muy buen saber. Y salí…
-¿Cómo se relacionaba, desde la intimidad, con la muerte?
-Lloré. Ríos lloré. No pensaba que me iba a morir, pero la muerte me asechaba. Sufrí mucho la quimioterapia. Cuando me quedé pelada me acordaba de Pablo… de Verani, con su cáncer. Tengo una colección de turbantes, gorros…
-Así que es compinche de pueblo de Videla, Agosti, el obispo Ogñenovich…
-Todos de Mercedes. Pero yo lucho a favor de la vida.
Marta Milesi es radical, pero acaba de ser reelegida legisladora provincial por Juntos somos Río Negro. Por su actuación en temas de género y defensa de la vida y derecho a una muerte digna, ha sido galardonada recientemente por el Senado de la Nación.
Carlos Torrengo
carlostorrengo@hotmail.com
Carlos Torrengo
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