“Reflexiones trasnochadas”
Bajo él título “Marche preso”, el columnista Mario Alberto Juliano –director ejecutivo de la Asociación Pensamiento Penal– propone algunas reflexiones a partir del luctuoso episodio del fallecimiento de un detenido de 35 años, ocurrido a raíz de un aneurisma en el calabozo de una unidad policial, donde había sido alojado luego de ser interceptado a la madrugada porque conducía en forma zigzagueante por las calles de Cipolletti en aparente estado de ebriedad. Ignoro los detalles del caso, pero la columna me trae algunas reflexiones.
“Ninguna persona merece morir en el calabozo de una comisaría” parece un pensamiento muy amplio, pues aunque desde una visión humanística ninguna persona merece morir en lugares inadecuados, la fatalidad suele encontrarnos en cualquier lado. No debe ser fácil para un funcionario profano en ciencias de la salud determinar que un aparentemente ebrio padece un aneurisma. El examen médico no siempre puede ser inmediato, ni se advierte necesariamente como un exceso en “el deber de intervenir en forma proporcionada a la situación” el privar provisoriamente de la libertad ambulatoria al conductor que circula zigzagueante en aparente estado de ebriedad. Muchos accidentes de tránsito se evitarían si se pudieran detectar a tiempo esas situaciones.
Además de que, con similar generalización, podemos pensar que hay sujetos muy dañinos que merecen morir tras la rejas, al menos para seguridad de la ciudadanía, tampoco parece prudente privar de todo grado de discrecionalidad al personal policial que debe evaluar en el terreno y con premura la pertinencia de una detención. El estado de ebriedad en la vía pública bien puede ser perjudicial para terceros, por muchas razones, pero en especial si el ebrio está detrás de un volante.
“Aquí podríamos finalizar la columna y estaría todo dicho”, consigna el distinguido colega, pero amén de que habría mucho por decir, él mismo siguió unos párrafos más. Yo me detengo, pues además de trasnochado estoy jubilado, y tal vez es hora de dejar que traten de arreglar el mundo las nuevas generaciones.
César B. López Meyer – Roca
César B. López Meyer – Roca
Bajo él título “Marche preso”, el columnista Mario Alberto Juliano –director ejecutivo de la Asociación Pensamiento Penal– propone algunas reflexiones a partir del luctuoso episodio del fallecimiento de un detenido de 35 años, ocurrido a raíz de un aneurisma en el calabozo de una unidad policial, donde había sido alojado luego de ser interceptado a la madrugada porque conducía en forma zigzagueante por las calles de Cipolletti en aparente estado de ebriedad. Ignoro los detalles del caso, pero la columna me trae algunas reflexiones.
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