De estreno: Rodrigo de la Serna habla de “Inseparables”

Hoy jueves se estrena “Inseparables” (2016), película dirigida por Marcos Carnevale y protagonizada por Oscar Martínez y Rodrigo de la Serna. “Río Negro” habló en exclusiva con Rodrigo de la Serna, uno de sus protagonistas, sobre la realización de la película, trabajar con Oscar Martínez y la participación del largometraje en la 73º edición de la Mostra de Venecia.

Martín Heer

“Inseparables” es la primera remake de una película extranjera que se realiza en Argentina -la original fue la comedia francesa “Amigos Intocables” (Intouchables, 2011)-. Cuenta la historia de Felipe (Oscar Martínez), un empresario millonario tetrapléjico que busca un asistente y que lo encuentra en Tito (Rodrigo de la Serna). Este joven no tiene ni la experiencia, ni las condiciones que se requieren para el trabajo, pero sí el espíritu necesario. Así, estas dos personas provenientes de mundos tan diferentes empezarán a forjar una amistad tan inesperada como profunda y sensible.

P- Sé que no había visto la película original y lo hiciste antes de comprometerte a hacer esta. ¿En qué momento decidiste que querías involucrarte en este proyecto?

R- A veces uno tiene más posibilidades de elegir que en otras oportunidades, esto hay que decirlo también. Pero en este caso no pude decir que no, porque el guión era realmente perfecto. No conocía a Marcos Carnevale pero tenía las mejores referencias suyas como director. Vi sus películas y me gustaron, y Oscar fue determinante a la hora de decir que sí porque iba a ser el coprotagonista. En este caso yo ya sabía que iba a estar en la película desde antes. Entonces, no pude negarme porque estaba todo dado como para hacerlo. Era un trabajo muy digno, muy bello de hacer. Es un banquete para un actor también.

Martín Heer

P- ¿De algo te sirvió ver la original? ¿La tomaste como referencia?

R- No, en realidad lo que pasó es que vi la película y me di cuenta de que la estructura era imbatible. Que el vínculo que se establecía y se estrechaba ahí era muy particular y muy hermoso para ser narrado. Además, la veía ya sabiendo que el otro actor iba a ser Oscar. Así que dije: “Sí, vamos para adelante”.

P- Tu personaje tiene una energía que apabulla. ¿Hay mucha improvisación o te aferraste a lo que decía el guión?

R- Tito es un poco eso. Pide eso la película, en el guión estaba muy claro que el tipo era así. Uno se pone al servicio de ese relato, ese es nuestro trabajo como actor. Esa fuerza arrolladora física es la contraparte de Felipe, que está postrado, no lo puede hacer. Él viene además a romper ese acartonamiento de clases, ese almidón lo disuelve inmediatamente con su irrupción. Y para eso tenés que tener mucha energía sí o sí.

P- La relación entre los personajes no hubiera funcionado si a Tito lo hubieran definido como un pibe de clase baja. El acierto está en hacerlo “de barrio”.

R- Exactamente, es un pibe que tiene mucha calle. Yo marco esa diferencia. Él roza la marginalidad, la conoce, se mueve por ahí, pero es un pibe de clase media baja, no un marginal. Y, así como Felipe está imposibilitado físicamente, Tito está imposibilitado económica y socialmente. No tiene acceso. Si hubiese sido de clase baja esa relación no se hubiera podido dar y la grieta sería un abismo en su lugar.

Martín Heer

P- Habías trabajado antes con Oscar, ¿cuánto influye eso en la película?

R- Sirvió mucho haber estado con él en el teatro (NdR: se refiere a cuando trabajaron juntos en la obra Amadeus en 2013). Ganamos mucho tiempo. Por ejemplo, en Diarios de Motocicleta (2004), con Gael García Bernal, estuve tres meses como para tirar una toma. Teníamos que hacer de los mejores amigos y lo había conocido unos meses antes. Con Oscar, por supuesto, fue distinto, ya estaba ganado. La primera vez que nos sentamos a una mesa a leer el guión con el director, sólo había que filmar nada más. Algo pasó con esta película.

P- ¿Te pasó muchas veces eso?

R- No, pero también es un desafío hermoso cuando no conocés al otro y tenés que pretender que son amigos acérrimos. Empezás a sondearlo, a ver cómo es porque no lo conocés, escudriñás a ese ser humano que está enfrente tuyo. Y alguna vez lo tenés que hacer con vos mismo para ver cómo compatibilizás. La actuación es una hermosa herramienta de autoconocimiento a esta altura de la vida. En este caso estaba todo allanado el camino. Sólo había que poner la cámara y filmar, y de hecho hacíamos dos o tres tomas a lo mucho. Estaba pensada para hacerla en 7 u 8 semanas y la hicimos en menos.

Mirá el trailer:

P- ¿Te sorprendió que la hayan elegido para el festival?

R- La verdad que sí. Fue sorpresivo, además siendo un festival tan restrictivo, tan prestigioso y de tanto renombre como el de Venecia. Es una remake de una película europea, en un festival europeo, a sólo tres años del éxito que fue la original. Es como si fuese otra película, creo que con esa estructura logramos hacer otro film. Más allá de que también está postrado en una silla y los dos personajes perteneces a clases sociales distintas, hay algo original, hay una médula particular. Creo que hay un gen argentino que al público le va a encantar. Es de esa clase de largometrajes que tienen de todo.

P- Esa clase de amistad que se recrea en el film, ¿la tenés en tu vida?

R- No, este es un vínculo muy especial, muy particular. Porque más allá de esta cosa filial y de alumno-maestro, que ambos lo son el uno del otro, está la cuestión que derriban esos prejuicios de clase. Y logran tender ese puente sobre ese abismo que hay entre las dos clases sociales. Y cuando eso pasa ahí hay un amor especial y particular también, por eso es doblemente especial ese vínculo.

P- ¿Cuáles son tus próximos proyectos?

R- Estoy haciendo la gira nacional de El Farmer, una obra de teatro con Pompeyo Audivert, otro referente impresionante. Y en noviembre voy a hacer un ciclo en el Centro Cultural Torquato Tasso, con Yotivenco, mi cuarteto de guitarras. Y hay un par de proyectos para hacer películas que estamos estudiando todavía.


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