Cómo mantener una sana competencia laboral

Como hemos mencionado en una edición anterior, la competencia laboral nunca debe terminar con ganadores y perdedores. Lo mejor es que esta práctica sea motivada por el deseo de superación y el dar lo mejor de sí.

Es algo que mantiene vivas a las compañías. La presencia de varias de ellas en un mismo campo es lo que fomenta la innovación, ofreciendo mejores productos o servicios y una excelente atención al cliente, todo para evitar perder la preferencia de los usuarios.

Tal como señalamos en otras notas, la competencia es algo que también suele darse dentro de las empresas, entre los compañeros de un departamento, ya sea por grupos o de forma individual.

En este caso, el deseo de superarse y destacar es lo que motiva a un empleado a dar lo mejor de sí, cumplir con sus metas y dar un valor agregado a su trabajo.

Desde este punto de vista la competencia es algo muy sano para las compañías ya que mantiene activos a sus colaboradores, evitando rezagos o incluso la mediocridad.

En un ambiente sin competencia no existe la motivación para que el empleado sea más eficiente. Con cumplir las labores del día será más que suficiente, o a veces con sólo estar presente durante el horario establecido.

Y es que la falta de competencia llega a fomentar incluso la mediocridad. Empleados que se acostumbran a un ritmo de comodidad, que no mejoran ni asumen retos nuevos ni siquiera para beneficio personal.

En cambio la competencia incentiva a todo el equipo a mejorar sus prácticas de trabajo, las metas que cumplen los mantiene atentos a los cambios y listos para asumir nuevos retos.

En resumen, la competencia mantiene profesionales proactivos.

Cómo competir

Un trabajador puede promover la competitividad desde sus actividades diarias. Una de las mejores formas para destacar dentro de una empresa es fijarse metas personales que los compañeros puedan notar.

Esto puede estar relacionado con la forma en que se realiza el trabajo, ¿puede cambiar para mejor? Poner en práctica o proponer formas más sencillas de cumplir con las tareas es algo que no sólo ayuda a la propia carga laboral, sino a la de los compañeros.

Además, esto demuestra productividad para resolver problemas.

Una de las formas más evidentes de competir es aumentar los resultados del trabajo, ya sea en cantidad o calidad. Por ejemplo, la principal meta de un vendedor será aumentar su volumen de ventas. Más productos despachados.

Pero también puede mejorarse logrando que, gracias a una buena atención, los clientes se comprometan con la compañía haciendo más pedidos o recomendándola a otros.

La especialización es una de las formas más rentables para competir. ¿Hay nuevas tecnologías para usar en el campo laboral? Hay que aprenderlas. ¿Existe la posibilidad de continuar estudios de maestrías o doctorados? Hay que hacerlos.

Esto brindará un valor agregado al currículo, convirtiéndose en un empleado valioso para la empresa, o incluso apetecible para otras compañías.

La clave está en verlo de esta manera: especializarse en algo que pocos saben hacer bien.

Estos mismos consejos son aplicables cuando se trata de fomentar la competencia como grupo de trabajo.

Ayudar a que los compañeros logren hacer mejor su trabajo y mejoren sus resultados además es una de las cualidades de los líderes.

El lado negativo

Nunca hay que perder de vista que la competencia con los compañeros debe estar motivada por la superación.

El problema es cuando interfieren sentimientos como la envidia o el revanchismo. Buscar que los compañeros tropiecen es uno de los comportamientos más nocivos para el clima laboral. Esto genera resentimientos y desconfianza, que poco a poco destruye la capacidad productiva de un trabajo.

En el caso de que otra persona genere estos conflictos, lo más recomendable es abordar la situación con calma, en grupo, para bajar los ánimos. Llevar el tema ante los superiores no debe descartarse cuando se llega a graves interferencias con el trabajo.

Como ya se mencionó antes, en una competencia entre compañeros no necesariamente debe existir un perdedor o un ganador, ya que no se trata de humillar al otro sino de entregar lo mejor para el trabajo.

Mantener la competencia

En primer lugar, no debe tomarse como algo personal. En el caso que las empresas hayan determinado metas para todos, hay que recordar que se trata de una política de trabajo, nada más.

Otro aspecto importante es no interferir en el desempeño de otros. Esta competencia desleal incluye entorpecer las actividades de los compañeros, retrasar los períodos de entrega o buscar crédito por los logros de terceros.

El éxito personal no debe estar basado en el fracaso de otros, porque entonces se trata de una falsa ilusión de competitividad.

El propósito

Gilberto Quesada Madriz, editor de www.gestiopolis.com, considera que el propósito de establecer las competencias es para saber si las personas son capaces o no de hacer lo que se espera de ellas.

Para ello es necesario que primero se establezca quién hará qué.

La prueba no debe ser exigida tan sólo a las personas que están involucradas en la realización del producto, hay otros puestos en los que también las personas que lo desempeñan deben ser competentes.

Un caso especial se da en las empresas pequeñas donde casi todos pueden influir de alguna forma en la calidad del producto o la prestación del servicio.

Una competencia se concibe como la combinación de educación, formación, habilidades y experiencia adecuadas, las cuales de una u otra forma deben poder ser demostradas.

No se requiere que una persona disponga de las cualidades, sino sólo de aquéllas que sean necesarias para una tarea justa. Cuando se asigna una persona a un trabajo en particular deben considerarse las capacidades que necesitará para su desarrollo, probablemente se identifique la formación como una opción para conseguir desarrollar las habilidades necesarias.

Una vez que se brindó la formación es importante evaluar la eficacia de lo realizado y asegurarse de que el personal es consciente de la importancia de sus actividades y de cómo contribuyen al logro de los objetivos de la empresa.

Una buena categorización de la competencia es concebirla como la capacidad de ejecutar las tareas y atributos personales.

Empresas reconocen

lo bueno del sistema

Datos

Una buena categorización de la competencia es concebirla como la capacidad de ejecutar las tareas y atributos personales.
Las empresas empezaron a reconocer que su principal fuente de diferenciación y competitividad es su gente. El enfoque de competencias aclara mucho el panorama para la selección de personal.

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora