El rojo en la cuenta corriente comienza a ser un problema

A 28.000 millones de dólares llegará el déficit de la cuenta corriente externa en 2017. El peso de los intereses de la deuda es cada vez <br />más importante, y no hay fuentes de financiación alternativas.

Si hay un tema repetido hasta el cansancio en el análisis económico desde 2011 a esta parte, es el creciente déficit de las cuentas públicas. La necesidad de financiar el rojo fiscal genera una aspiradora de recursos, obligando de forma recurrente al Estado a optar entre la emisión monetaria desmedida, que deviene en presión inflacionaria, o la deuda externa, que hipoteca el margen de maniobra en el futuro por el peso de los intereses. Historia por demás conocida.

No tanto como la de otro “rojo” que comienza a asomarse lentamente pero sin pausa. Se trata de la cuenta corriente externa, aquella que refleja el flujo de divisas con el exterior. Según la información disponible en el Indec y proyectando los datos hasta el final de 2017, resulta que el déficit de cuenta corriente ascendería al menos a u$s 28.000 millones a fin de año, lo que representa un 4,8% del producto bruto interno (PBI). En un informe reciente de la consultora Macroview, se estima que para 2018, el faltante de divisas podría ascender a u$s 32.000 millones, un 5,3% del PBI.

La preocupación no solo se expresa en el análisis de muchos de los especialistas más afines al gobierno, sino que ya es tema de discusión puertas adentro del equipo económico. El principal problema en el horizonte es que todos los grifos de divisas muestran saldo negativo, y la tendencia indica que el rojo será cada vez más grande.

Son cuatro los grandes ítem que conforman la cuenta corriente. El primero se relaciona con el comercio exterior. En los últimos dos años, se observan exportaciones estancadas y fuerte crecimiento de las importaciones. El atraso del tipo de cambio, no es inocuo. Por el contrario opera como un fuerte incentivo a comprar en el exterior. Ejemplo de ello es el sector automotriz. Este año se exportarán 200.000 unidades, pero se importarán 600.000. Un déficit comercial histórico para un sector que supo ser nave insignia de la industria nacional en la última década. El resultado, es un saldo comercial deficitario y creciente, que este año superará largamente los u$s 5.000 millones y que llegaría a los u$s 8.500 millones en 2018.

Los servicios son el segundo renglón. El rojo de este año asciende a u$s 8.200 millones y llegaría a u$s 9.000 millones en 2018. Este ítem incluye las regalías, los fletes y logística, pero se engrosa principalmente por el turismo. Otro punto en el que el atraso del tipo de cambio es clave.

Las utilidades y dividendos que las filiales locales de las empresas multinacionales envían a sus casas matrices, son una tercera vía por la cual las divisas salen del país. Este año significan otros u$s 7.000 millones.

El último gran renglón de la cuenta corriente lo constituyen los intereses de la deuda externa. A estas alturas esta claro que el gobierno de Cambiemos ha optado por no quitar el pie del acelerador en materia fiscal, y compensar el faltante con colocaciones en los mercados de deuda soberana. Según el Observatorio de la Deuda de la Fundación Germán Abdala en base a datos del Ministerio de Finanzas, las emisiones de deuda en moneda extranjera, tanto del sector público como privado, ascienden en lo que va del año a u$s 59.000 millones y a u$s 112.000 millones desde enero de 2016. El peso de los intereses comienza a ser un tema a considerar con seriedad. Significará u$s 7.000 millones este año, y u$s 8.000 millones más el año próximo.

¿Cómo se financia el faltante? Esa es precisamente la cuestión. En el corto plazo pueden existir salvavidas temporales. La pata comercial permite anticipar el cobro de exportaciones y financiar ciertas importaciones. Difícilmente se pueda detener el drenaje de divisas por envío de utilidades al exterior en un contexto de apertura económica y luego de años en los que existió un férreo control cambiario. La salida más fácil y a la vez peligrosa, es seguir engrosando el stock de deuda.

En el largo plazo, sería mucho más sensato planificar la forma en que Argentina generará las divisas necesarias. Una discusión que necesariamente confluye en la falta de competitividad del sector industrial, y en la histórica dependencia estructural que la economía nacional tiene con el sector primario agroexportador.

Dato

La ecuación financiera por la que ha optado la actual gestión no es sustentable en el mediano plazo si no aparecen fuentes genuinas de recursos.

Cuenta Corriente

en detalle

Datos

4,8%
El peso del rojo en cuenta corriente externa del 2017 en relación al producto bruto interno (PBI).
La ecuación financiera por la que ha optado la actual gestión no es sustentable en el mediano plazo si no aparecen fuentes genuinas de recursos.
Los cuatro renglones de la cuenta corriente externa se muestran en rojo.
Tanto el rubro servicios como las importaciones están altamente influenciadas por el fuerte atraso cambiario.
La emisión de deuda externa es la única vía de financiamiento a la que puede acudir la administración.

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios