Cuidar la piel, la consigna de cada verano

Las altas temperaturas de estos días nos llevan a disfrutar del mar, ríos y piletas. Pero no todo son bondades, muchas horas de exposición al sol son perjudiciales. <br />Acá te contamos cómo protegerte, según los especialistas.

El verano se presta para disfrutar del calor, las playas, los ríos, las piletas y sobre todo para aprovechar de las bondades del sol que, en esta época del año, está a pleno. Pero, como todo, hay que explotarlo en justa medida y no sobreexponerse, ya que puede traer efectos negativos. Especialmente para la piel.

Así lo explica el dermatólogo Gabriel Arto: “Siempre que hablo de este tema quiero dejar en claro que el sol es bueno. Tomar mucho sol no hace bien, pero tomar poco tampoco”.

Entre los efectos positivos se puede destacar que ayuda a la producción de vitamina D, fundamental para la producción y fijación de calcio en los huesos, y trae beneficios psicológicos.

Ahora, los efectos negativos también son muy importante y hay que tenerlos en cuenta. Arto separa esas consecuencias en dos tipos: las agudas y las crónicas.

“El efecto agudo es simple: quemarse. Eso implica desde la quemadura superficial hasta las ampollas y todo es una cuestión de dosis”, indica.

“La curva de la intensidad del calor inicia a las 10 de la mañana, tiene su pico entre las 12 y las 13 y empieza a bajar a partir de las 16. La ecuación es simple: dosis por tiempo”, explica el médico.

Por lo general las personas no suele saber con exactitud cuánto tiempo pueden soportar al sol sin quemarse, pero sí se puede inferir. “Las personas se pueden identificar según el tipo de piel, las más claras son tipo 1 (alguien rubio de ojos claros), hasta llegar los tipo 4 (morenos que no suelen ponerse colorados). Cuanto más clara es la piel, menor tiempo de exposición”, indica Arto.

El efecto crónico, en cambio, se trata de producción de manchas, arrugas y el cáncer de piel. Ese daño que se puede producir es diferente en cada persona y varía según el tipo de piel.

El medio de tratamiento más importante es bloquear al sol. Es decir, hay que poner algo entre la piel y el sol. Lo más común es el medio físico. Pero también es importante protegerse mediante protectores solares.

“En esta época del año hay que ponerse siempre protector y hay que renovarlo cada cierta unidad de tiempo, porque se pierde el efecto. Por lo general decimos tres horas”, expresa el dermatólogo.

Arto indica la importancia de utilizar este tipo de cremas con el siguiente ejemplo: “Estás en Las Grutas y decidís bajar la playa. El momento para ponerse el protector es antes de salir del departamento o el hogar. Para hacer efecto, la crema tiene un tiempo determinado, de unos veinte minutos. Ese rato es el que solemos tardar hasta que llegamos al lugar adonde se va a tomar sol”.

El médico asegura que no sirve ponerse una vez que se llega a destino porque en ese tiempo que se demoró en llegar la persona no estuvo protegida.

En cuanto a qué tipo de protector hay que utilizar, Arto recomienda factores altos: “Siempre sugiero aquellos que dicen ‘50+’ y que se coloquen una capa fina sobre las partes del cuerpo que estarán expuestas. Hay que recordar que debe ser renovado cada tres horas o cuando se sale del agua”.

Este tipo de recomendaciones también deben ser seguidas por aquella personas que no se van de vacaciones. “La gran mayoría de las personas queda expuesta cuando está en el trabajo o en el camino y el sol no distingue si estás de vacaciones o no”, argumenta.

Evitar el sol en los bebés

A diferencia de una persona adulta, los pequeños tienen mucha menos tolerancia a los rayos del sol.

“Si bien en los menores la escala puede ser similar, un bebé menor a un año no debería estar al sol”, asegura Gabriel Arto.

Según explica, “los recién nacidos no tienen la capacidad de pigmentación en su piel, lo que los hace mucho más vulnerables”.

A medida que van creciendo pueden aguantar un poco más, pero siempre hay que ser prudentes.

“Lo ideal es esperar a que tengan cinco años. Ahí la piel aguanta un poco más. Aunque recién es en la adolescencia cuando ya están desarrollados y pueden bancarse mucho más tiempo al sol. Siempre teniendo en cuenta los tiempos personales de cada uno”, indica.

Con los adultos mayores el cuidado es similar a los de los niños menores a cinco años.

“En ellos no sólo la protección debe ser del sol sino también por los golpes de calor, que puede ser muy adverso para ellos”, expresa el dermatólogo.

“Quiero dejar en claro que el sol es bueno. Tomar mucho sol no hace bien, tomar poco tampoco. Hay que tomarlo en su justa medida”.

Gabriel Arto, médico dermatólogo.

Recomendaciones para el uso del protector

P- ¿Cuánta crema me pongo?

R- Una capa fina, en cada sector del cuerpo y lo ideal siempre es masajear la crema, porque sino no hace efecto. Todas vienen diseñadas para masajearlas de manera que penetren y puedan tener su efecto químico. Tiene que meterse entre las células de la piel. Hay que renovarlo cada tres horas o cuando se sale del agua. Apenas se sale del agua lo ideal es cubrirse con un medio físico, hasta que el cuerpo este bien seco y ahí sí, volver a ponerse el protector.

P- ¿Qué factor es el mejor?

R- Yo siempre sugiero los factores altos. Hay dos escalas: los 50+ y los que llegan hasta 100. Básicamente es como medir en centímetros o en pulgadas. Los que dicen 50+ para mí son los mejores, es la escala norteamericana. Los que dicen 100 es la europea.

Cuando hay calor lo que más se sufre es deshidratación, y la piel también lo padece.

Por ello es muy importante mantener la humectación con cremas possolares, en lo posible que sean emulsiones.

Los puntos claves ante
las altas temperaturas

La médica de familia Brenda Rabey considera como puntos claves ante las altas temperaturas del verano: la hidratación, el factor de protección, las horas de exposición solar y el cuidado de los ojos y la cabeza.

Es necesario “tomar entre dos y tres litros por día, aunque no tenga sed, y estar más preocupados por los adultos chiquitos y los mayores. Ofrecerles líquidos durante todo el día porque son los que más sufren los golpes de calor”, explica Rabey.

Muchas personas sienten intolerancia a beber tanta agua. En esos casos “se pueden tomar infusiones de té verde o de manzanilla frío, saborizar el agua con limón y jengibre, por ejemplo”, agrega.

También recomienda aumentar el consumo de frutas y verduras, que aumentan mucho la hidratación. Y para aquellos que no tienen hipertensión ni otro problema de salud, “en estos días se debería aumentar un poquito el consumo de sal en la dieta”.

Respecto de la vestimenta, lo ideal es usar ropa holgada, liviana, de colores claros, en lo posible salir con la cabeza cubierta. “También es muy importante cuidar los ojos, porque los rayos ultravioletas general mucho daño”, aclara, y agrega que se deberían usar lentes con protección UV avalados por la Sociedad de Oftalmología.

Incluso hay remeras para niños con factor de protección solar, avaladas por la Sociedad de Dermatología. “Pero hay que tener cuidado, porque se venden muchas que dicen que tienen factor de protección pero no lo tienen”, concluye.

“La hidratación es
lo más importante.
El agua, la fruta y
la verdura son los pilares de la hidratación en
el verano”.

Brenda Rabey, médica de familia.

Recomendaciones para los días
de mucho calor

Aumentar el consumo de líquidos, excepto bebidas alcohólicas o muy azucaradas.

Ingerir frutas y verduras y evitar comidas muy abundantes.

No exponerse al sol en exceso ni en horas centrales (entre las 10 y las 17).

Usar ropa holgada, liviana y de colores claros, al igual que gorra o sombrero y anteojos de sol.

Reducir la actividad física y no ejercitarse bajo el sol entre 10 y 17.

Permanecer en espacios ventilados o acondicionados.

Datos

“Quiero dejar en claro que el sol es bueno. Tomar mucho sol no hace bien, tomar poco tampoco. Hay que tomarlo en su justa medida”.
Cuando hay calor lo que más se sufre es deshidratación, y la piel también lo padece.
Por ello es muy importante mantener la humectación con cremas possolares, en lo posible que sean emulsiones.
“La hidratación es
lo más importante.
El agua, la fruta y
la verdura son los pilares de la hidratación en
el verano”.

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