La tragedia en Viedma

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La muerte siempre es dolorosa, especialmente cuando se trata de personas jóvenes y sobre todo cuando son muertes evitables, como en la tragedia de Viedma. Más allá del lógico impacto que genera un hecho tan cruel, es importante tener en cuenta las causas que lo originaron, ya que no es producto de un designio inevitable de la naturaleza, como un rayo o un terremoto, y, por el contrario, son otras las razones las que lo desencadenaron. Si bien para el fiscal Peralta, interviniente en el caso, la muerte de la madre y sus hijos se produjo por “carbonización vital”, su informe –que podrá tener validez desde el ritual judicial– nada nos dice de la verdadera causa que ocasionó el dramático hecho: la pobreza.

Los 15 m² de la habitación donde moraban y murieron las víctimas dicen más por si solos que cualquier informe sobre la situación de pobreza extrema, hacinamiento y marginalidad que vivía esta familia, en un barrio de la capital rionegrina a cuadras de la Gobernación, no en la meseta de Somuncura.

La pobreza en nuestro país muestra registros más que preocupantes: el 27,3% de la población, unas 11 millones de personas, no logra satisfacer las necesidades básicas y el 4,9% son indigentes, no reúnen recursos para poder comer. La principal causa de la pobreza es la injusta distribución de la riqueza: el 10% más rico se queda con el 31,7% del ingreso nacional, mientas que el 10 % más pobre se queda con el 1,7%. Terminar con la pobreza es una necesidad para construir una sociedad decente, donde todos tengamos derecho a vivir dignamente, para lo cual es necesario adoptar medidas que impidan esta grosera e injusta acumulación. Es la única forma de evitar que los muertos de Viedma se repitan y sólo sigan siendo registros judiciales.

Carlos Segovia DNI 7.304.065

Carlos Segovia

DNI 7.304.065


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