El duro arte de pasar de la oposición al gobierno
El presidente Fernando de la Rúa y sus flamantes funcionarios tuvieron un duro aprendizaje en estos primeros 40 días al frente del poder: desde conocer el número de los internos y los recovecos de Olivos y La Rosada hasta decidir si había que confrontar o no con la CGT. Muchos de los nuevos gobernantes fueron siempre oposición, y les toca aprender que ciertas decisiones pueden resultar poco coincidentes con la ideología política y la popularidad.
Buenos Aires .- Fernando de la Rúa festejó el viernes su jornada número 40 como presidente de la Nación con un asado multitudinario en la Quinta de Olivos. Fueron invitados unos 150 funcionarios: ministros, secretarios y subsecretarios de Estado. Hasta aquí -lo reconocen los aliancistas- las cosas no han sido nada fáciles: más allá de los enfrentamientos con la CGT y el Justicialismo; más allá de las secuelas de la administración Alderete en el PAMI, los nuevos gobernantes también han encontrado escollos que pertenecen, podría decirse, al orden doméstico.
La Casa Rosada se parece a un laberinto: tiene decenas de pasillos y pasadizos, patios internos, oficinas y dependencias. Así que no faltaron las ocasiones en que los experimentados granaderos debieron oficiar de guías del Presidente, cuando éste salía de su despacho en busca de algún ministro.
“A veces quería ir a verlo a Terragno y aparecía en el comedor de los choferes”, se divierte un ordenanza. El vice, Carlos “Chacho” Alvarez descubrió que su oficina, inmensa, estaba en pésimas condiciones: claro, Carlos Menem no tuvo segundo durante dos años y luego Carlos Ruckauf ofició su cargo desde la oficina que el vicepresidente tiene en el Senado. Pero “Chacho”, que no quiere generar demasiados gastos en la reparación, tuvo un consuelo para su pasado peronista: le contaron que esa fue la oficina que usó Evita.
Jorge de la Rúa, el Secretario General de la Presidencia, cordobés y hermano presidencial, debió compartir el acondicionamiento de su despacho con la búsqueda de una casa en Buenos Aires; y recién esta semana pudo consiguió una secretaria porteña que le agradara.
Federico Storani, ministro del Interior, con los tiempos acortados por sus nuevas funciones, sólo va a su casa de City Bell (La Plata) los fines de semana; el resto de los días se queda a dormir en su oficina de abogado, en la zona de Tribunales. “No creo que me mude. Si no molesto a los vecinos, prefiero quedarme a dormir acá los días hábiles”, dice.
“Parecen trivialidades, pero son cuestiones que marcan la actividad. Si uno no puede sentirse cómodo en su lugar de trabajo, es difícil concentrarse”, le dijo Darío Lopérfido, Secretario de Cultura y Comunicación, a “Río Negro”.
“Al principio no sabía los números de los internos, no sabía como llegar sin perderme hasta la oficina de De la Rúa, no lograba encontrar al cafetero”, agrega.
Ahora, recién ahora, está adaptándose, como los demás funcionarios. Consiguió un escritorio más grande y ya aprendió la continuidad de los caminos de la Rosada.
Los problemas de gobernar
Los problemas de algunas autoridades aliancistas tienen que ver, más que con cuestiones prácticas, con razones ideológicas. Con una sonrisa socarrona, Storani reconoció que a veces se siente extraviado: “Fui oposición durante diez años, y ahora tengo que acostumbrarme a ser oficialista”. Su tarea no fue sencilla: apenas asumido, debió enfrentar la crisis correntina, que terminó con dos muertes y el gobierno provincial intervenido.
El ministro se queja cuando le dicen que actuó con lentitud en la resolución del conflicto: “Asumimos el mismo día que los correntinos cortaron el puente. Yo no quería reprimir, pero la situación era compleja”. Ahora, un mes después, un colaborador de Storani confiesa: “Teníamos que mandar un destacamento de Gendarmería, pero como recién asumíamos aún no sabíamos cual era el mejor. Debíamos elegir un grupo que estuviera preparado para la situación, y que no tirara a matar como si los manifestantes fueran contrabandistas”.
Los funcionarios frepasistas saben de qué se trata: opositores por excelencia, ahora deben respaldar públicamente aún las medidas más antipáticas del gobierno aliancista. “Chacho” Alvarez y Alberto Flamarique, ministro de Trabajo, parecen bien dispuestos. Pero el diputado Juan Pablo Cafiero, con un cargo en la dirección de la Cámara Baja, confiesa a sus amigos que a veces debe morderse la lengua para no protestar. “Cuando suspendieron los juicios de los jubilados al Estado, Juampi se sintió traicionado”, infiere un compañero de bancada.
Cómo ubicar a un funcionario de vacaciones
e la Rúa suele protestar ante sus colaboradores: “No sé a quién se le ocurrió hacer los cambios de gobierno en diciembre”. Es un mes difícil para comenzar los trabajos de administración, parece.
Lopérfido lo explica: “Las dos primeras semanas sirvieron para que nos estableciéramos y asentáramos. Cuando ya nos sentimos cómodos llegaron las semanas de las fiestas, que son muy cortas. Ahora mucha gente se fue de vacaciones y se tarda más en concretar algunas reuniones”.
Se sabe que el Presidente, que se toma siempre un tiempo prudencial para tomar decisiones, debió hacer regresar de sus vacaciones a varios políticos y técnicos para ofrecerles cargos. “Hubo algunos que no esperaban el ofrecimiento y se fueron a descansar. Tuvieron que volver de apuro”, señala un administrativo de Ceremonial y Protocolo. “A veces tuvimos que hacer una especie de investigación para averiguar donde se había ido algún futuro funcionario”, agrega.
El último que debió acortar sus vacaciones fue José Miguel Onaindia, flamante director del Instituto Nacional de Cine. “Había ido de vacaciones a España. No sé cómo me encontraron allá. Cuando me llamaron para preguntarme si podía regresar en 48 horas, entendí que me estaban ofreciendo un puesto”, cuenta el abogado y profesor. Francisco Delich, designado Director de la Biblioteca Nacional, fue avisado justo a tiempo; y alcanzó a suspender sus vacaciones.
Aún puede haber muchos sorprendidos. En algunas áreas gubernamentales, como Seguridad, Comunicación y ciertas direcciones de Economía, no tienen jefes designados. Ni hablar de las embajadas: las sedes diplomáticas más importantes todavía no tienen representantes.
La propia Inés Pertiné, primera dama, lo notó la semana pasada, cuando asistió a los funerales de la madre del rey Juan Carlos de España y fue recibida por el encargado de Negocios de la Embajada argentina en Madrid, que no estaba al tanto de las comodidades del Palacio de Argueso, la residencia del Embajador donde se albergó la mujer de De la Rúa.
““De la Rúa prefiere no apurarse con los nombramientos. Unos días más o menos no tendrán un gran efecto, cuando tenemos que gobernar cuatro años. El quiere conocer personalmente a sus funcionarios, incluidos los de segunda línea. Y le gusta estar al tanto de todas las actividades”, explica “Chacho” Alvarez. Este método, que algunos entienden como positivo, es criticado por otros: “El Presidente es muy desconfiado. Pretende tener todo bajo control y nos vigila. Ya ha rechazado algunos nombramientos propuestos por los ministros porque no se fiaba del representado”, protesta “en off” un secretario de Estado.
El presidente prepara su primera gira por el exterior
BUENOS AIRES (DyN) – El presidente Fernando De la Rúa viajará este martes a la ciudad sueca de Estocolmo para participar de un encuentro internacional sobre el Holocausto, y luego se dirigirá a Davos, Suiza, para asistir al Foro Económico Mundial, adonde tiene previsto, entre otras actividades, reunirse con el primer ministro británico Tony Blair, se informó oficialmente.
Para cumplir con primera gira al exterior, De la Rúa partirá hacia Suecia el martes de la semana próxima a las 15.25, desde el Aeropuerto Internacional de Ezeiza a bordo de un avión de la compañía Lufthansa, junto a una reducida comitiva.
El Foro Internacional del Holocausto, del que participarán representantes de 45 países invitados, entre ellos, el titular del Consejo de Ministros de Italia, Massimo D’Alema, con quien De la Rúa mantendrá un encuentro privado, se llevará a cabo en el Congress Hall de Estocolmo entre el miércoles y el viernes próximos.
La conferencia, organizada por el primer ministro de Suecia, Goran Persson, tiene como finalidad alertar a la sociedad contemporánea sobre los peligros del racismo y el antisemitismo y otras formas de discriminación, y facilitar el diálogo internacional para promover iniciativas sobre la educación del Holocausto, a través del intercambio de conocimientos y experiencias prácticas entre los asistentes.
Según el cronograma del evento, De la Rúa hablará en la sesión plenaria del jueves, que se iniciará a las 9 de la mañana (hora sueca), 5 (hora argentina).
El primer mandatario también tiene previsto reunirse allí con el presidente de Eslovaquia D. Schuster, entre otras actividades.
En tanto en Davos, De la Rúa hablará en el Foro Económico Mundial durante la sesión plenaria denominada “Una Era para la Transición Política: Implicancias para la recuperación Económica de América Latina”, que se realizará el día viernes y de la que participarán el presidente del gobierno español, José María Aznar, y titular del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Enrique Iglesias, entre otros.
Buenos Aires .- Fernando de la Rúa festejó el viernes su jornada número 40 como presidente de la Nación con un asado multitudinario en la Quinta de Olivos. Fueron invitados unos 150 funcionarios: ministros, secretarios y subsecretarios de Estado. Hasta aquí -lo reconocen los aliancistas- las cosas no han sido nada fáciles: más allá de los enfrentamientos con la CGT y el Justicialismo; más allá de las secuelas de la administración Alderete en el PAMI, los nuevos gobernantes también han encontrado escollos que pertenecen, podría decirse, al orden doméstico.
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