Bromas, mosquitos y estornudos 08-02-04

Es de no creer pero a los aplausos, las felicitaciones y los afectos que reciben, no falta el «pesado» con una broma, descalificaciones y algún bicho molesto e impertinente. «No olvidaré cuando para las fiestas, un pibe se me prendió del ala del ángel que personificaba -cuenta Mauricio- y no largaba. Tuve que darme vuelta rápido, y mirarlo. No quedaba otra, aunque se pegó tal susto que pienso no va a querer saber más de estatuas ni de angelitos…».

A Paula se le apareció muy silencioso y de atrás un fulano. «Le pegó un grito fuerte -recuerda su amiga Carla- para sobresaltarla, y por suerte no consiguió su objetivo, siguió estática, regia con su oficio».

Rodrigo dice que ha oído comentarios con mala onda «y hay que bancarse, uno es estatua y pone lo mejor de sí».

Aseguran que los mosquitos también son cargosos. «Vienen al pique pero se quedan con las ganas, se pegotean en la pintura y nos salvamos», ríen.

«¿De rascarse, estornudar, hacer pipí y popó? ¡ni hablemos…! Hay que evacuar antes y aguantarse, pero tenemos años en el escenario… y eso ayuda» coinciden y se los ve satisfechos y compinches. (B. S)

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¡Las estatuas están vivas…!

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