Puerto Madryn: el salto de la ballena, la reacción más cordobesa y un video genial

Iban en lancha cuando tuvieron un encuentro inesperado en la costa de Chubut. Volvían de hacer snorkeling  apareció una de las primera ballenas de la temporada y mirá lo que pasó.....

Las primeras ballenas ya se pueden ver en las cercanías de Puerto Madryn. Aún no es un aluvión, pero las adelantadas están. Días atrás, por ejemplo, Gonzalo Gopar, fotógrafo aficionado a las imágenes de viajes y naturaleza registró a las primeras cuatro, que hicieron su aparición en el Área Natural Protegida El Doradillo, a unos 15 kilómetros de la ciudad que brilla en la costa de Chubut, el paraíso en la Patagonia que las francas australes eligen cada año para reproducirse y tener a las crías, ese milagro de la vida en el Océano frente a los ojos de residentes y viajeros que esperan cada año que comience la temporada en el Golfo Nuevo. Gonzalo tomó esas imágenes de dos ballenas y sus bebés desde playa Garipe después de dar un rodeo de 48 km (los últimos seis en ripio) por las obras de pavimentación. Locales y visitantes van a esa franja de playas a intentar verlas: por la profunda pendiente suelen estar a metros de la costa, a metros de sus piruetas, del inolvidable sonido de su respiración. Esta vez, el contacto no se dio tan cerca.

Gonzalo Gopar fotografió a las primeras ballenas desde playa Garipe, a unos 15 km de Puerto Madryn.

«¡No, mirá lo que es eso!»

Ocurrió cuando un grupo de amigos cordobeses volvían de hacer snorkeling en Punta Norte. Regresaban maravillados con el agua cristalina, los lobos marinos, la visión perfecta de las profundidades del Atlántico. Estarían a unos cinco kilómetros al sur de Puerto Madryn y a un km de la costa en Punta Este cuando uno de ellos divisó una mole negra que se movía en el horizonte.

Segundos después, supieron que era una ballena. Entonces empezó el festival más culiau. Porque los amigos combinaban esa palabra tan cordobesa con otras: increíble, espectacular, una locura, mirá lo que es eso, nooo.

Al comando del bote como guía de la excursión, Raúl no paraba de reírse con la tonadas y las frases. «Para esta época ver saltos así es muy lindo, se va palpitando la temporada de ballenas. Yo todavía no las había visto este año. Hace unos días desde una la lancha sí habían visto una. En nuestro caso, en el bote nos emocionó a todos cuando apareció. ¿La verdad? No había muchas chances de que pasara. Tuvieron mucha suerte los cordobeses. Estaba enloquecidos«, cuenta.


Aventuras de un buzo en el mar

En la saga de aventuras de Raúl en Puerto Madryn, la que pasó el fin de semana es una de las mejores. Y eso que le sobran historias: desde que decidió dedicar su vida profesional a bucear, vive la rutina de lo inesperado en este paraíso de la Patagonia. Aquí, en la costa de Chubut, sus días transcurren entre delfines que siguen el bote y saltan a un puñado de metros, cachorritos de elefantes de mar que miran fijo la cámara cuando se despiertan de la siesta o alucinantes batallas de lobos de mar versus congrios, entre otras maravillas de la naturaleza. También le puede tocar, por ejemplo, una inmersión en busca de las frutos marinos o embarcarse con turistas para hacer snorkeling y que se acerque la pandilla de lobitos marinos más cariñosa. O estar al lado de una turista cordobesa en sus primeros minutos de bautismo de buceo justo cuando a una enorme ballena se le ocurre pasar por ahí. Hermosos gajes del oficio. Pero siempre hay lugar para una sorpresa más: hace 10 días una familia de orcas, el viernes pasado el salto de la ballena y los cordobeses.


Sobre la palabra más representativa para los cordobeses

En los últimos años, la palabra culiado en todas su acepciones y formas, dejó de ser considerada ofensiva para los cordobeses, que la eligieron como la que más los representa en una encuesta de La Voz del Interior.

Así lo narra Sergio Carreras en un interesante artículo: «La palabra ganadora fue escrita por los lectores de muy diferentes maneras: la más formal ‘culiado’, la versión más porteña y latinoamericana ‘culeado’, la de escritura rápida en el celular ‘Qliau’, la coloquial ‘culeaaaá’ que roba la última sílaba de la palabra, y las que usan los famosos aumentativos cordobeses, como ‘culiadazo’, ‘reculiado’ o ‘reculiadazo'».

«La versión más repetida fue ‘culiau’, que refleja la pronunciación más común en el habla de todos los días, en frases cotidianas como el ‘¿qué hacés, culiau?’, ‘una manga de culiados’ y tantas otras. La palabra atravesó clases sociales y barreras: 10 años atrás no se la escuchaba en los medios de comunicación, era una ‘mala palabra’, una grosería».


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