A dos años del crimen de Nahuel, el conflicto en Mascardi no cede

La ocupación territorial crece y el Estado no muestra políticas claras. Magdalena Odarda, flamante presidente del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, prefirió no opinar por ahora.

La postal que se repite periódicamente: encapuchados cortan el tránsito sobre la ruta nacional 40, a unos 35 kilómetros de Bariloche. Foto: archivo

Sin políticas claras del Estado, fuera de la judicialización y el frustrado intento de desalojo, la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu consolidó su presencia en el área Mascardi, donde mantiene una reivindicación territorial que ya lleva más de dos años y comprende una superficie cada vez mayor.

Parques Nacionales presentó en el primer momento una denuncia por usurpación en la Justicia Federal, que derivó en un vasto operativo de represión y en el homicidio de Rafael Nahuel a manos de la Prefectura.

La investigación sobre ese episodio sigue inconclusa y el único imputado es el cabo Francisco Pintos, que estuvo preso unos pocos días, por homicidio agravado, hasta que la Cámara de Casación Penal anuló su procesamiento por “arbitrario”.

La causa continuaría ahora bajo una figura de menor gravedad, mientras Pintos sigue libre.

Tras la muerte de Nahuel, la Justicia hizo una inspección. Foto: archivo

El triunfo del Frente de Todos a nivel nacional alentó expectativas sobre un cambio de políticas hacia los reclamos de los pueblos originarios y puntualmente en relación con el conflicto de Mascardi. Pero hasta ahora no hubo mayores indicios sobre la postura que asumirá la nueva gestión.

La comunidad Lafken Winkul Mapu se mantuvo desde septiembre de 2017 en su asentamiento original, ubicado sobre el kilómetro 2006 de la ruta 40, en un faldeo montañoso cubierto de bosque nativo, donde el 25 de noviembre de ese año fue asesinado Nahuel,

Parques es el verdadero responsable de todo esto y no se dice. Las recuperaciones se dieron y se van a dar cada vez más

Sanmartiniano Painefil, del Espacio de Articulación Mapuche.

El mes pasado la comunidad decidió extender su “control territorial” sobre la estancia La Escondida, lindante con la ocupación original, y el último fin de semana sumó el predio recreativo ubicado entre la ruta 40 y la playa del lago Mascardi.

Allí existen fogones, baños y hubo históricamente presencia de Parques Nacionales, que hace algún tiempo se retiró del lugar.

Cautela

La exsenadora rionegrina Magdalena Odarda fue designada como nueva titular del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, pero se excusó de opinar sobre el conflicto o adelantar qué líneas de acción seguirá el gobierno nacional.

Su segundo en la jerarquía del INAI será el referente mapuche barilochense Luis Pilquimán. Consultado ayer por este diario pidió también unos días para fijar postura. Dijo que estaba “en contacto permanente con los peñi” de Mascardi y que también desde Parques iniciarían una nueva política de acercamiento.

La imagen de Rafael Nahuel en el alambrado de la comunidad. Foto: archivo

Pilquimán dijo que “en algunos días estarán más claras las cosas” sobre los lineamientos que asumirá la nueva gestión. Adelantó que “será más constructiva y de diálogo”.

Una de las primeras medidas apuntaría a poner fin a la ausencia del Estado, que en los últimos años optó por ignorar cualquier mesa de intercambio y enarboló un discurso de fuerte hostilidad con las comunidades mapuches, además de promover y justificar los operativos de represión.

De todos modos, la lof asentada en Mascardi no sólo confrontó con los organismos del Estado. También mantuvo visibles diferencias con otras organizaciones del pueblo mapuche.

Sus integrantes actúan invariablemente encapuchados, realizan periódicos cortes de ruta, usan piedras y hondas y se manejan con criterios distintos a los empleados en otras recuperaciones territoriales como la que encaró, por ejemplo, la comunidad Buenuleo en la zona de cerro Ventana.

En un comunicado difundido el pasado 22 de noviembre llamaron “a todas las expresiones del pueblo mapuche y a la sociedad en general” a movilizarse por los dos años “del fusilamiento del weichafe Rafael Nahuel”.

Tres días después, en otro mensaje, señalaron que la respuesta del Estado a la demanda territorial “siempre ha sido la represión, persecución, cárcel y muerte. Beneficiando así al wingka terrateniente y al sector mapuche más awinkado”.

Días después del crimen de Nahuel uno de los jóvenes que participaba de la ocupación le dijo a este diario, tranquera mediante, que resistirían cualquier intento de desalojo y que reclamaban el reconocimiento territorial de unas 500 hectáreas.

También dijo en aquel momento que tenían expectativas sobre los resultados de la mesa de diálogo que habían promovido la Defensoría del Pueblo de Bariloche, el obispado, organizaciones sociales y otras comunidades indígenas, pero que quedó desactivado tiempo después porque Parques prefirió desconocer ese ámbito.

También por esos días, la entonces presidente del INAI, Jimena Psathakis, señaló que el método de “la violencia y el amedrentamiento” elegido por la comunidad de Mascardi “no es lo habitual y no es representativo del pueblo mapuche”.

Una mirada pesimista

La situación generada en Mascardi ha sido un tema ríspido para las propias organizaciones indígenas. La exconcejal Cristina Painefil, que siempre reivindicó su origen e incluso asumió el cargo con vestimenta y ornamentos mapuches, se negó en forma sistemática a opinar sobre el conflicto.

Un miembro histórico del ex Consejo Asesor Indígena y actual referente del Espacio de Articulación Mapuche, Sanmartiniano Painefil, recordó ayer que “lo más grave que ocurrió allí fue la muerte de Rafa, y no hay que perderlo de vista”.

Agregó el dirigente que “la recuperación se puede dar de esa manera o de otras, porque todo es territorio mapuche”.

Dijo que no llegó a hablar personalmente con los miembros de la comunidad Lafken Winkul y estimó que las capuchas que usan “deben responder a la persecución tan grande del Estado”.

Sanmartiniano Painefil dijo que “hay muchas comunidades y mucha diversidad”, y que puntualmente el Espacio de Articulación Mapuche no acuerda con los métodos violentos. Pero asumió que “es una forma más de lucha, que tiene que ver con la historia y que es parte de un proceso”.

Según Painefil, “Parques es el verdadero responsable de todo esto y no se dice”. Advirtió que “las recuperaciones se dieron y se van a dar cada vez más”. Lo que hay que resolver, dijo, es cómo se genera una nueva relación con el Estado, “que hoy ignora y desprecia”.

Para el dirigente, con el gobierno del Frente de Todos que se inició hace pocos días “no hay grandes expectativas de cambio”.

Dijo que “las políticas del kirchnerismo antes de 2015 fueron totalmente represivas, no hay que olvidar lo que pasó en Vaca Muerta, y en el norte del país. Las comunidades fueron reprimidas y militarizadas”.

Consideró además que el aliento del “extractivismo” también es una amenaza para los pueblos originarios y no ve proyectos de ponerle límite.

Este gobierno –dijo– fue el que nos dejó la ley antiterrorista, que usó el macrismo para perseguir y reprimir”.

Painefil reconoció que no comparte el optimismo de otros. “Quizás hay gente que estará un poquito más ilusionada, pero el extractivismo va a avanzar y se va a poner difícil. No soy pesimista, es la realidad. Es un problema que seguimos hace rato y es igual a ambos lados de la cordillera”.

Una zona paradisíaca que es tierra de nadie

La presencia del Estado en esa zona del parque nacional Nahuel Huapi es nula. Hasta el homicidio de Rafael Nahuel el área parecía militarizada, pero hoy no hay ni siquiera una presencia preventiva.

En Villa Mascardi viven familias, hay movimiento turístico y un puñado de comercios, entre ellos una estación de servicios, pero parece tierra de nadie.


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios

Exit mobile version