Adiós a Calabró
Juan Carlos Calabró, quien falleció ayer a los 79 años por una insuficiencia renal, fue uno de los capocómicos más reconocidos de la pantalla chica argentina. Con su humor blanco, creó personajes como Aníbal, El Contra y Johnny Tolengo. Querido y respetado por sus colegas, fue la cara de un tipo de tevé más inocente, que ya no existe.
Claudio Andrade candrade@rionegro.com.ar
–Éste, ¿quién es? ¿El cabezón Duhalde?, pregunta con total desparpajo “El Contra” ante un horrorizado Antonio Carrizo y los ojos bien abiertos de Diego Maradona. –¡Pero cómo va a preguntar quién es!, le responde el siempre sobrio Carrizo. –No, es que como lo vi petiso y cabezón. ¡Ah! ¡Diego Maradona!, retruca “El Contra” y se abraza emocionado con el mejor jugador de fútbol de todos los tiempos. Juan Carlos Calabró, el que les llevó “la contra” hasta hacerlas enervar a las más variadas y rutilantes estrellas de la televisión, el deporte y la cultura, murió ayer en el Hospital Británico, a los 79 años, por una insuficiencia renal. Compañero impensado de los famosos en una escena delirante y a medias preparada, Calabró sabía convertir en risa un diálogo que de otro modo podía definirse como desubicado por apelar a un eufemismo. Haciendo su famoso personaje sacó de sus casillas a Maradona, Valeria Lynch, Ignacio Copani, Gerardo Sofovich, Cacho Castaña, Minguito, Palito Ortega, Sandro, entre tantos otros. El diálogo con Maradona, ocurrido en 1994, continúa de manera improcedente. Por fin, el Contra consigue hacer una pregunta. “Maradona, ¿quién es el mejor jugador del mundo?”, apura “El Contra”. A lo que el jugador sólo puede responder con la verdad: “Está muy bien la pregunta, Maradona”. En otra escena con Sandro, “El Contra” no deja de festejar el apodo del cantante. –¡Gitanito! ¡Somos del mismo barrio, de Banfield! Yo te conozco, ¿vos me conocés a mí? –No, la verdad es que no, responde Sandro. –¡Gitanito!, ¿cómo no me conocés si yo te conozco a vos?, dice “El Contra”. –Yo salgo poco, vio. –Disculpame un momento –le indica Gerardo Sofovich a Sandro– y mirando a “El Contra” le pregunta “¿quién es él? –¡Dyango! “El Contra” completa la trilogía compuesta por el inocente hasta el hartazgo de Aníbal y el atolondrado cantante y bailarín Johnny Tolengo. Las creaciones del humorista estaban atravesadas por el desatino y una saturación que las convertía en protagonistas impunes de la comedia nacional. Calabró operaba por insistencia, por el uso desmesurado de la desmesura. Reír con él, reír a través de él, era como festejar chistes prohibidos. Uno podía imaginarse al “Contra” con 100 años, sordo, en silla de ruedas volviendo completamente loco a Julio Bocca o a Ricardo Darín. –A usted no se le ha dado la oportunidad en el cine, le dice “El Contra” a un muy serio Cacho Fontana. –Qué tiene que ver, yo no soy actor, responde el locutor. –¿Y éste no actuó?, teniendo un buen director… retruca Calabró indicando al anfitrión Gerardo Sofovich. –¿Por qué usa esas maneras despectivas?, se queja Sofovich. –Hagamos memoria, ¿qué películas hizo usted?, pregunta “El Contra” a Sofovich. – “En retirada”. –Sí, siempre de malo porque si tiene que hacer de bueno ni Fellini lo salva. Había nacido el 3 de febrero de 1934 en Buenos Aires y desde 1960 su rostro comenzó a volverse habitual en los escenarios teatrales, las radios, el cine y con los años en la incipiente pantalla chica. Los ochenta fueron su década para el humor familiar. Su última aparición en público fue en agosto durante la entrega de los Martín Fierro. Pero sus actuaciones postreras se remontan al 2003 haciendo siempre “El Contra” y 2004 un papel dramático en el filme “Padre coraje”. Calabró fue un artista ambicioso de principio a fin. Convertido en un actor maduro, estuvo con Flavio Mendoza haciendo “El Gran Burlesque… mucho más que una revista”, en Mar del Plata, y en “Carnaval de estrellas”, en el teatro Broadway de Buenos Aires. Estaba casado desde hacía 52 años con Aída Elena Picardi –o “Coca”” como la llamaba él y la conocían todos– y era padre de dos verdaderos personajes de la farándula y la escena revisteril: Iliana y Marina. Ambas, infaltables a los ciclos de Jorge Rial. Panelistas profesionales. Declamadoras de enorme potencia. Está en su ADN. En 1960 Calabró hizo sus primeros trabajos en el programa radial “Farandulandia” y en 1962 llegó a la televisión. Allí integró el elenco de “Telecómicos”, junto con otras futuras estrellas como Nelly Beltrán, Jorge Porcel, Osvaldo Canónico, Calígula, Horacio Bruno, Mariel Comber, Julio López, Iván Grey, Atilio Pozzobón y Luisina Brando. Luego vino “Circus Show” (1972), acompañado por Carlos Balá, Mario Sánchez, entre otros otros. En 1978 le llegó el turno de protagonizar su primer ciclo: “Calabromas”, que fue su marca registrada. Desde entonces fue él y sólo él. Con el paso de las temporadas fue incorporando a “Johnny Tolengo, el Majestuoso”, un verdadero cocoliche capaz de cantar con impecable desafinación y sobre todo de ejecutar pasos de baile que parecían ponerlo al borde del abismo del mal gusto. En el cine, Calabró extendió su veta humorística. Tolengo se convirtió en una saga clase B y junto con Minguito (Juan Carlos Altavista) hizo “Mingo y Aníbal, dos pelotazos en contra” (1984) y “Mingo y Aníbal en la mansión embrujada” (1986). APTRA lo reconoció en 1975 en la categoría actor cómico y en 1990 por su protagónico en la serie “Campeones de la vida”. Pero la ceremonia de este año, con todas las estrellas de pie en el Teatro Colón, fue seguramente su mejor reconocimiento. Sus compañeros de la pantalla, esos que toleraron con humor los ataques siempre bienintencionados de “El Contra”, los que lo acompañaron en su vida de estrella vernácula y respetada, aplaudieron emocionados a ese hombre, ya débil, que ingresó al escenario sostenido por sus dos hijas, que por esas horas se peleaban tras el informe de Jorge Lanata. Él, pater familia a fin de cuentas, las unió para que vean –nada menos que desde el escenario del Colón– el cariño que sus compañeros le tenían por una razón tan simple como necesaria: los había hecho reír durante una buena parte de la vida.
Claudio Andrade candrade@rionegro.com.ar
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