Aguada Guzmán, el paraje de los “olvidados”

Estuvieron 18 días sin luz ni agua. También reclaman por médicos.

Puede sonar a un relato fantástico, memorable. A una exageración salida de la mente de algún vecino con poco que hacer en el medio de las áridas tierras patagónicas. O puede remitir de manera directa al lamentable olvido y abandono que padecen día tras día los parajes más alejados de la región sur rionegrina. Olvido que sufren cientos de familias que se encuentran “a la intemperie”: viviendo sin ningún tipo de protección, contención ni servicios básicos. Como si no pertenecieran a ningún lado. “A la buena de Dios”, dicen sus pocos pobladores. Nada más acertado.

Es que en el mismo pueblo donde conviven poco más de cien personas, donde la Comisaría está cerrada desde hace un buen tiempo porque se quedó sin policías, donde la salita médica cuenta solo con buena voluntad porque no tiene médico y la Comisión de Fomento tiene un único empleado contratado para poner en marcha “la electricidad”, pasó 18 días a oscuras. Sin nada de luz, por la rotura de un generador y, por ende, sin agua ni ningún tipo de servicio que dependa de la ‘magia del generador’. También los chicos se quedaron sin clases durante casi dos semanas.

Es que el aparato, en estos pueblos, es casi como un ‘rey’ ya que comanda los destinos de los pobladores a lo largo del día.

“Se rompió el generador de gas que abastece a todo el pueblo el 18 de octubre. A las 9:30 de la noche se comenzó a recalentar y dejó de andar. Fue una tragedia, porque esto paró todo el pueblo”, contó la comisionada de Fomento del lugar, Inelda Paredes.

De ahí en más, todo fue una odisea: plantear el problema ante YPF Gas que provee el servicio, pedir que lo reparen, lograr que llegue un técnico al lugar, que se consigan los repuestos “importados”… hasta que recién el martes a última hora “con algunos arreglos hechos con lo que se pudo conseguir, lo pudieron poner en marcha… Pero ahora tenemos a ver cómo funciona”, explicó la comisionada, ya descreída, “por las dudas, cruzamos los dedos”.

Un pueblo dormido

Pero los casi 20 días en que los vecinos del paraje no vieron la luz, fueron dramáticos. “Fue como volver al tiempo de la colonia. Apenas si tuvimos agua para tomar porque usamos un generador chiquito que funciona con combustible y podíamos bombear aunque sea dos horas por día, pero nada más. A veces lo usábamos para mantener algo de comida en el frezzer, pero no daba para mucho más”. Las velas, los faroles y los candiles, se convirtieron en los únicos aliados.

Las clases debieron ser suspendidas durante casi dos semanas, pese a lo cual Educación –que tomó la medida– envió igualmente una partida de alimentos que “solo por milagro no se perdió”, dijo Inelda. “Tuvimos que salir para todos lados a buscar quién nos pudiera tener la mercadería porque en el pueblo no teníamos luz… no sé, no se habrán dado cuenta”, sostuvo.

Inelda Paredes conoce palmo a palmo Aguada Guzmán. Nació y se crió allí mismo. En contadas oportunidades salió del pueblo, solo para llevar a sus hijos a estudiar porque en Aguada no había opciones. Pero desde los últimos años se encuentra al frente del pueblo. Primero como interventora, y luego tras ganar dos elecciones. Siempre fue la portera de la escuela.

El paraje está ubicado a unos 180 km de Roca, pero es como si estuviera “a 1.000”, según gente del lugar, “porque vivimos como en un lugar alejado del mundo”.

La localidad cuenta con una comisaría, pero está cerrada porque no hay policías, y la seguridad depende de un efectivo que trabaja en el destacamento de Mencué. “Por suerte acá es tranquilo”, sonrió Inelda. Y la salita de Salud solo cuenta con una enfermera y un agente sanitario para “solucionar” con mucha imaginación, buena voluntad y escasos recursos los problemas de la gente. (Agencia Roca)

silvana salinas

slsalinas@rionegro.com.ar


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