Al acecho del virus sincicial respiratorio

La afección respiratoria causada por el llamado virus sincicial es una de las más comunes de este tipo que se dan en prematuros y lactantes, y constituye una de las principales causas de internación pediátrica. De ahí que sea considerada como «enfermedad del infante». El dr. Xavier Carbonell Strany, jefe del servicio de Neonatología del hospital de Barcelona, España, y Eric Simoes, profesor de Enfermedades Infecciosas del Imperial Collage de Londres, Reino Unido, visitaron recientemente la Argentina y aportaron los nuevos aspectos para el tratamiento y la prevención del virus sincicial respiratorio (VSR).

El virus también afecta, aunque en menor medida, a las personas mayores de 65

años, pero la severidad de los síntomas tiende a ser mayor a edades menores. «Ocasionalmente lleva a la muerte», indica el Dr. Carbonell Strany.

Esa mortalidad aumenta en pacientes de riesgo. Entre los grupos vulnerables, el especialista cita a «los bebés prematuros, lactantes con enfermedades pulmonares severas y a los niños con insuficiencia cardíaca o con déficit inmunológico, como un cáncer, un trasplante o sida».

El VSR es sumamente contagioso y se disemina rápidamente a través del contacto físico y su posterior inoculación por ojos, nariz o boca; las secreciones respiratorias, al hablar, toser o estornudar o mediante objetos que hayan estado en contacto con el enfermo.

El dr. Carbonell señala que «el virus puede sobrevivir de cuatro a siete horas en distintas superficies».

Los casos leves se curan por sí solos, mientras que los cuadros más severos que el VSR puede causar –como neumonía y bronquiolitis– requieren internación. «Es la causa más frecuente de hospitalización en niños menores de un año», refiere al respecto el médico del hospital de Barcelona.

Se estima que más del 2% de los infectados es hospitalizado y que el 0,1% fallece po complicaciones respiratorias. También se observa una mayor incidencia de varones que de mujeres afectados.

Aunque es estacional y suele tener mayor presencia en época invernal, el virus está presente todo el año.

Entre los factores de riesgo derivados del entorno, Simoes incluye a «la pobreza, el hacinamiento, la exposición al cigarrillo y la malnutrición».

 

Síntomas y prevención

La afección se origina, generalmente, en las vías respiratorias altas, aunque en los grupos de riesgo puede descender y comprometer la oxigenación.

Si una persona tose, presenta fiebre, dificultad para alimentarse, aumenta su frecuencia respiratoria, no puede conciliar el sueño y emite sonidos semejante a silbidos, es probable que haya contraído el VSR. «Los primeros tres días, los síntomas son similares a los de un resfrío común –explica el especialista español–, pero a medida que avanza se complican los signos de agitación, tos fiebre y dificultad para respirar, pudiendo diagnosticar bronquitis, bronquiolitis o neumonía».

«Después de padecer estas enfermedades –remarca– no es raro que los niños desarrollen cuadros asmáticos».

«La bronquiolitis y la neumonía –señala el profesor Simoes– son el 'sello' de la enfermedad severa por virus sincicial respiratorio». Pero no todos los pequeños contagiados acaban en estas patologías.

El doctor Carbonell Strany hace hincapié en que «no hay un tratamiento específico para el VSR, salvo el sintomático», que consiste en «asegurarle al paciente una adecuada oxigenación, hidratación y nutrición».

Algunos de los cuidados que los adultos deben tener en cuenta a la hora de acercarse a un niño son «lavarse las manos y evitar el contacto del lactante con niños infectados».

Asimismo, estudios recientes evidencian que la lactancia materna ofrece cierta protección, al reducir el riesgo de hospitalización.

No hay un antibiótico eficaz ni una vacuna disponible contra el virus. En Europa se utiliza una droga de aplicación intramuscular –llamada palivizumab– que ayuda a evitar el contagio: un anticuerpo monoclonal específico, de aplicación mensual, que se inyecta a personas vulnerables desde el otoño hasta el comienzo de la primavera.

Aunque, según aclara el Dr. Carbonell, «no sirve como tratamiento sino como medida preventiva, exclusivamente para grupos de riesgo». Por el momento, las medidas de higiene siguen siendo la mejor prevención.

RITA A. BARRATTO