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Apenas surgida la información, fuentes de la empresa Red Bull –una de las marcas de energizantes– salieron al cruce diciendo que no promueven su mezcla con alcohol, ya que eso «puede limitar los efectos positivos» que promocionan, pero que «no existe ninguna indicación de que (la bebida energizante) tenga efecto alguno (negativo o positivo) relacionado con el consumo de alcohol.»

«No existe motivo por cual, como cualquier otra bebida, no deba mezclarse con alcohol, siempre que las personas recuerden que el consumo de alcohol puede afectar sus facultades mentales y físicas», concluyen, y resaltan que «no existe prueba científica de que una bebida energizante mezclada con alcohol afecte la salud humana».

La reciente resolución de ANMAT, por su parte, las encuadró como «suplementos dietarios», y fijó además los valores máximos de taurina (400 mg cada 100 ml), glucuronolactona (250 mg en 100 ml) e inositol (20 en la misma unidad).

Además el ente oficial, exige la colocación de nuevos rótulos con precisiones como «El consumo con alcohol es nocivo para la salud» y leyendas fácilmente legibles en toda forma publicitaria, y permite la leyenda «alto en energía» siempre que los hidratos de carbono alcancen o superen la equivalencia de 45 kilocalorías cada 100 ml.

Lo que no permite es asociarlas al consumo de alcohol ni presentarlas como promotoras de bienestar o salud, o vincularlas con conceptos de mayor éxito en la vida afectiva o sexual de las personas, o en actividades deportivas.

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