Allen y la pasión por las carreras de montaña

La atleta local ganó el fin de semana la exigente prueba de 70 kilómetros Brut Ultra Trail de Bariloche. Comenzó a correr en 2016 por una necesidad personal y nunca abandonó la disciplina.

Salió por primera vez a correr en la montaña en 2016 y nunca más paró.

María Victoria Allen descubrió en esa disciplina una pasión que jamás había sentido a pesar que desde chica practicó alguna disciplina deportiva. Es más, hasta hizo atletismo. “Pero cuando estoy en la montaña me encuentro conmigo misma”, explicó.

“Empecé en 2016 porque tuve mi tercera hija, y quería recuperar el estado físico. Entonces, empecé a correr”, relató. “Y me enamoré profundamente de salir a la montaña a correr”, comentó.

El sábado, Allen ganó la prueba de 70 kilómetros de la Brut Ultra Trail de Bariloche. Hizo el extenso recorrido en 11 horas, 12 minutos y 10 segundos. Demandó mucho esfuerzo.

“Me sorprendió este resultado, porque no soy profesional, no vivo de esto”, aclaró. El propósito es disfrutar la carrera, “creo que los resultados vienen solos a la larga”.

Dijo que hasta los 50 kilómetros mantuvo el ritmo y en los últimos 20 salió a presionar. “El mejor consejo es tratar de ser lo más parejo posible; mantener un ritmo de principio a fin”, confió.

El dato

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son las carreras en varios puntos de la región en las que la atleta local compitió desde marzo de 2016 hasta la fecha.

Pero su relación con las carreras de montaña comenzó en marzo o abril de 2016 con la prueba The North Face en Cerro Catedral. Fue una competencia de 10 kilómetros. “Fue alucinante. Nunca creí que lo iba a poder hacer”, admitió. Destacó que su esposo, Claudio Cabaleiro, corrió con ella y la alentó para alcanzar esa primera meta.

Nuevos desafíos

Allen fue por más. Corrió la prueba de 30 kilómetros, que organiza Bomberos de Dina Huapi, en enero de 2017 el Cruce de los Andes, que se desarrolla en tres etapa, y ese año hasta se animó a la maratón de Buenos Aires. “Pero la calle no era lo mío. No me gustó”, explicó.

Decidió sumergirse de lleno en las carreras de montaña. Se propuso correr los 100 kilómetros de la Paso Vuriloche Ultra Trail, en febrero de 2018.

Al final, recortaron la distancia y quedó en 86 kilómetros por un trayecto con un entorno natural único. “Corrimos por la zona del Tronador y se me abrió un mundo fascinante”, enfatizó.

Dijo que correr por la montaña le ayudó a enfrentar momentos muy delicados, como cuando nació su cuarto hijo prematuro y estuvo 40 días internado en un sanatorio de la ciudad.

Cada vez que cruzás el arco de la meta es una sensación de agradecimiento y superación, porque muchos no tienen la oportunidad

María Victoria Allen, corredora de montaña y defensora adjunta.

Durante una cirugía a la que fue sometido su hijo, prefirió correr por la montaña, “en lugar de estar del otro lado de la pared del quirófano”.

Fueron semanas de mucha angustia para María Victoria y su esposo. “Le prometí a Bauti que iba a correr la prueba de 110 kilómetros de San Martín de los Andes”, enfatizó. Y cumplió.

Está convencida de que los límites no existen. “El límite lo ponemos nosotros”, advirtió.

La realidad es que entreno mucho y me cuido con la alimentación”, explicó. Dijo que la clave es la progresión, ir de a poco y, sobre todo, prestar atención “para escucharse uno mismo”.

“Es un hobby y me apasiona y trato de transmitir eso cuando me consultan, porque el día que se transforme en una obligación tal vez no lo haga más”, aseguró.

Coordinación

Allen dijo que con su esposo se coordinan porque tienen 4 hijos. La mayor de 12 años y el pequeño Bauti de 1 año.

Sin embargo, demanda de un esfuerzo cotidiano permanente. Dijo que en un día normal se levanta alrededor de las 5.30, hace ejercicios de fortalecimiento abdominal durante unos 45 minutos. Después, despierta a sus dos hijos que van a la escuela por la mañana y a las 7.30 entra a su trabajo en el Poder Judicial.

Cuando sale de trabajar, entrena en el velódromo municipal o hace fondo en alguna de las rutas hasta las 16.

Regresa a su casa y se queda con los dos hijos más chicos, mientras su marido sale a entrenar. Después, hay que preparar las viandas, los uniformes de los chicos y hacer con ellos las tareas. Allen contó que en verano como amanece más temprano, sale a entrenar a las 5.30.

Experiencias

Comentó que sale desde hace unos meses a correr con su cuñada, Milagros. Comparten el entrenamiento y las vivencias en cada ascenso de montaña.

Las dos sufrieron por la muerte de un hermano. “Cuando llegamos a las cumbres, uno se siente un poco más cerca y hasta hemos sentido que venimos acompañadas”, aseguró. “Llegar hasta esas cumbres nos hace sentir que no estamos solas”, enfatizó Allen. Describió que en la montaña se vive “una conexión especial”.

Afirmó que cada vez que cruza el arco de llegada siente “una sensación de superación”. “El desafío es poder llegar, completar el recorrido. No importa el puesto, porque desde el primero hasta el último tenemos esa satisfacción que pusimos mucho”, aseveró.

Allen no para. El próximo objetivo es en abril Patagonia Run, en San Martín de los Andes.


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