Alto en el cielo

Maximiliano Guerra se presenta en Neuquén. El espectáculo explora y exalta el ser argentino.

EDUARDO ROUILLET

Maximiliano Guerra no para un segundo. Se despierta bien temprano, hace trámites, va al banco, entrena y da clases en su estudio de Maipú esquina Lavalle, se reúne con su equipo de producción y de prensa, arregla compromisos futuros. Celular en mano, Patricia, su mujer, trata de ordenar sus tiempos y citas.

Localizarlo, fue para «Río Negro» una suerte de persecución. Las ruidosas calles del centro porteño nos vieron pasar charlando, a paso firme. «Por lo general, dedico seis horas al entrenamiento físico. El resto, son reuniones; ahora mismo estoy yendo a una. El trabajo me lleva todo el día. Tengo la nochecita y la mañana, cuando me levanto, para disfrutar mis (dos) hijas, mi casa, y de la vida en familia.»

Además, siempre hay que hacer un retoque al cuerpo en determinado movimiento o al ballet en cierto pasaje de una obra.

Necesito hacerlo. Cotidianamente hay que mejorarlo, retocarlo, hay que perfeccionarlo. Lo artístico también es parte del trabajo físico. En el momento en que estamos ensayando, no sólo ejercitamos el cuerpo, sino que además empezamos a probar las formas de interpretar y de darle sentido a lo que estamos haciendo, que le llegue a la gente. Y contar la historia. Los que ejercemos un modo así de expresión, siempre tenemos la salvación y la posibi

lidad de manifestar a nuestro alcance. Pero nos importa qué pasa con quien va a un espectáculo para escaparse por dos horas de una realidad que soporta o sostiene como puede.

Entregás tu cuerpo para que otros, a distancia, tengan el placer de verte.

Lo he pensado así y por eso creo mucho en las artes visuales en vivo y en lo que se siente, básicamente, a través de lo que un artista pueda entregar en forma directa. Estar en el escenario, expresando ideas a los demás, es muy interesante intelectualmente para mí. Y lo es también buscar cuando armo un espectáculo nuevo qué quiero decir con él, al público.

Te han propuesto bailar alguna obra que exprese algo acerca del presente tan complicado y contradictorio del mundo?

Por supuesto, y también lo he pensado, pero no creo que sea algo para poner arriba de un escenario. Hoy se ven por televisión explosiones, cadáveres en primer plano, tomas de rehenes acá, en pleno centro de Buenos Aires. Y no nos pasa nada. Semejante horror se ha vuelto parte del folclore de la vida cotidiana… El amor por la pareja, los hijos, los amigos, el amor por el prójimo, por quienes nos rodean, por el trabajo y todo lo que se consigue, son la salvación. Porque cuando se siente un amor así, esas personas, esas cosas y todo lo que les ocurre, nunca son indiferentes. Es el antídoto contra este crimen perfecto que

están ejecutando quienes tienen el poder, que justamente todo lo que ocurre no nos importe. La realidad es para vivirla y mejorarla, y sobre las tablas, nosotros tenemos que seguir siendo los que divertimos a la gente, los que les damos un par de horas de otras cosas, de sentir, de volar con la imaginación; de emocionarse, de reír. Esa es nuestra labor.

¿Cómo es el proceso de expresar sentimientos a través del baile, sin decir palabra alguna?

En realidad, el discurso pasa por uno, está en cada movimiento. El proceso de generar un personaje es exactamente igual que el de un actor, nada más que sin las palabras. En la coreografía, en la música, te apoyás para contar una historia que tenés en la mente, en el corazón. Y cuando llega al público, me da mucho placer, mucha felicidad y sobre todo, sigo pensando que no me equivoco con lo que elijo, con lo que hago, con lo que genero. Pero al llegar a ese corazón especial de la gente, no es bueno creer que no hay que bajar más. Las tablas están bien para el espectáculo, pero al descender las escaleritas se vuelven a vivir los problemas, la misma preocupación que cualquiera.

¿La danza puede ser entendida por cada espectador de distinto modo?

Es tremendamente libre. Justamente, al no tener el límite de la palabra, está abierta a cualquier lectura.

¿El límite está en el ámbito de un teatro, en la tecnología de la que dispone?

Sí. De todas formas hay que tratar de conseguir y conciliar la tecnología nueva con la danza, y apoyarse en eso para poder hacerla mucho más abierta, mucho más amplia.


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