Amaranto Suárez, un destacado político de la etapa territoriana


Integró una familia hacedora de esta capital, que vivió acontecimientos muy significativos y que permitieron transformarla en una metrópoli importante de la Norpatagonia.


Su labor municipal fue intensa, para ello basta mencionar el hecho de que hizo derribar -el 12 de marzo de 1936- la tranquera con que la empresa inglesa de ferrocarriles mantenía dividida la ciudad neuquina en Alto y Bajo, hecho por el cual hoy se encuentran en el lugar, a modo de hito conmemorativo, unas barreras simbólicas con la correspondiente señalización histórica.

Formó su familia con Fanny Kogna, que tenía dos hijas, Lydia Mabel Lascaray de Bagnat e Ileana Lascaray, esta última historiadora, perteneciente a la Junta de Estudios Históricos del Neuquén, quienes formaron parte de acontecimientos históricos y sociales del Alto Valle territoriano en el siglo XX.

Eran hijas de Fanny y de Juan Lascaray McCormic, que había arribado a la región a principio de los años veinte junto a su joven esposa para trabajar en la empresa que iba a construir la ruta 22: una etapa, todavía de tierra, que se inauguraría el 3 de septiembre de 1935.

La mamá de Lydia e Ileana, Fanny, nació en Odessa en 1900, era una mujer fuerte que no dudó, en el contexto del Neuquén de esa época, separarse de su marido al fracasar su matrimonio, desempeñarse por su cuenta en tareas de secretariado, especialmente para don Félix San Martín, con quien llegó a trabar, además, una entrañable amistad; y en animarse a construir un nuevo hogar junto al que sería su compañero hasta el fin de sus días, Amaranto Suárez.

Bella, culta, políglota y dotada de un gran sentido del humor y sensibilidad, congregó alrededor suyo lo más granado de la intelectualidad y la sociedad de los territorios de entonces.

Cabe destacar también que en sus tareas de secretariado jugó un muy destacado papel el servicio de mensajería que ya había implementado Nordenstrom, pionero del correo en nuestra región.

Sobre la calle Sarmiento al 250 se encontraba la primera concesionaria automotriz de la región, distribuidora de las líneas de automóviles Chrysler Plymouth, Dodge y Fargo, uno de los tantos emprendimientos de don Amaranto Suárez (pionero del transporte automotor de pasajeros en la Patagonia).

Esa zona de la capital neuquina fue el escenario de una parte importante de la infancia de la familia Lascaray Kogna, previa a la etapa más recordada, la de la chacra Los Nogales.

Esta chacra, que con el andar del tiempo se transformaría en lo que hoy es el barrio Los Nogales, de la Ciudad de Neuquén, fue adquirida por don Amaranto y doña Fanny a don José Fava, que continuó siendo su vecino durante muchos años.

Su casa fue lugar de encuentro o de paso obligado de las personalidades de la cultura y la vida civil de toda la región.

Entre sus asiduos visitantes estaban el Dr. Eduardo Castro Rendón, el Dr. Alberto Plottier, don Ernesto Bachmann, don Agustín Battilana, familia, Flia. Pessino de Chos Malal, entre otras personas.

El día de la inauguración del puente carretero aquel 20 de febrero de 1937 fue una jornada muy calurosa en Neuquén, se bebía leche fría; y allí don Juan se despidió de sus hijas, partió de la ciudad luego de la separación.

Lydia, con tan solo cinco años y medio entonces, conservaría hasta el fin de sus días la elegante imagen de su padre.

La fotografía que acompaña este escrito -que retrata a don Amaranto, Lydia e Ileana- es gentileza de la Dirección Provincial de Patrimonio Cultural del Neuquén.

Historia de una familia hacedora de esta capital territoriana que vivió acontecimientos muy significativos y que permitieron transformarla en una metrópoli importante de la Norpatagonia.


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