Análisis: El acuerdo Mercosur – UE deberá probarse contra el lobby y las falencias estructurales

El presidente Mauricio Macri dialogó con el Presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker. (Foto: Télam)

El anuncio del acuerdo de libre comercio que acaba de rubricarse entre el Mercosur y la Unión Europea, podrá inscribirse tal vez entre los únicos logros en materia económica que pueda exhibir la administración Macri al finalizar su mandato en diciembre. 

El tratado cierra un periodo de negociaciones de más de 20 años en los que el bloque sudamericano procuró flanquear las poderosas barreras comerciales de acceso del viejo continente.

La comunicación oficial que llegó desde la Presidencia de la Nación, resalta que se trata de «un acuerdo sin precedentes para ambos bloques y uno de los más importantes en la historia a nivel global, que crea un mercado de bienes y servicios de 800 millones de consumidores y casi una cuarta parte del PBI mundial».

Agrega, además, que «promueve el comercio al eliminar los aranceles para el 93% de las exportaciones del Mercosur y otorgar un trato preferencial para casi todo el 7% restante». Allí radique tal vez el principal escollo que necesitará sortear el acuerdo, que, tras haber alcanzado el éxito en lo político, deberá ponerse en práctica en un bloque acostumbrado desde hace más de cuatro décadas a proteger su producción agrícola.

Durante las últimas dos semanas, diversas cámaras de productores y representantes de la política de Bélgica, Francia, Irlanda y Polonia, manifestaron su «profunda preocupación» por la firma del acuerdo con el Mercosur, y sus implicancias para la agricultura europea. Si la puesta en marcha logra verdaderamente sortear el lobby de los agricultores europeos, será entonces sí un verdadero salto cualitativo para el potencial de producción de nuestro país, cuya Pampa Húmeda ostentó históricamente un mayor grado de competitividad que la campiña del viejo mundo.

El segundo aspecto a considerar, se relaciona con las desigualdades estructurales al interior del Mercosur, y las deficiencias de funcionamiento que continúan sin resolver y llevan a que en los hechos, aquello que debiera ser un mercado común (con arancel cero y libre movilidad de bienes, servicios y capitales), opere apenas como una zona de libre comercio en la que solo algunos bienes gozan del libre transito, mientras que año tras año se mantiene la disputa respecto a la libre entrada de un sin número de productos. Ejemplo de ello es la fruta del Alto Valle. Por lo demás, el propio gobierno se encargó de aclarar que los efectos del acuerdo no son inmediatos, y que los mismos se irán manifestando a lo largo del tiempo. Es allí donde radica la clave de un logro diplomático, que deberá contar con acuerdo y voluntad de todas las partes si lo que se busca es un éxito sostenido en materia de crecimiento y volumen de comercio. 


Adherido a los criterios de
Journalism Trust Initiative
<span>Adherido a los criterios de <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Nuestras directrices editoriales

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios