Anticonceptivos inyectables

La actual generación de anticonceptivos inyectables proporciona una opción considerada segura, sin las posibles complicaciones de otros métodos que requieren "acordarse" cada día.

Frente al fantasma (afortunadamente cada vez menos fundado, pero real y probable de todas formas) de que ocurra un accidente con el preservativo, o frente al temor de un traspié de la memoria cuando la píldora diaria ha sido el método anticonceptivo elegido, la inyección una vez al mes –o cada tres meses, según permite otra de las variantes– puede representar una opción por demás asequible de planificación familiar para muchas mujeres y sus parejas. «Son altamente efectivos, no requieren de una atención diaria, y son reversibles y fáciles de usar», sintetiza la doctora. Diana Galimberti, Directora del Comité Científico Regional del Centro Latinoamericano Salud y Mujer (CELSAM).

El caso es que, según un estudio de esa misma institución, los anticonceptivos inyectables son relativamente poco conocidos en América latina: «Más del 40% de las mujeres en la región desconocen los beneficios de los anticonceptivos inyectables», señalan.

Las inyecciones anticonceptivas, precisamente, proporcionarían «una alternativa de planificación muy discreta» puesto que, según explica la especialista, la mujer puede a través de ellas hacer su opción anticonceptiva en forma privada, con la ayuda del personal de salud, sin la necesidad o el eventual riesgo de que se enteren otras personas.

Bajo receta

Además de esa «discreción» que proveerían, y de sus altos porcentajes de seguridad y efectividad, las inyecciones anticonceptivas pueden ser usadas por mujeres de todas las edades, pero deben ser indicadas por el médico.

También se consideran reversibles, ya que cuando la mujer decide quedar embarazada, al dejar de inyectarlas se recupera la fertilidad en 1 ó 2 meses. Según información brindada por CELSAM, las inyecciones poseerían beneficios adicionales, ya que ayudan a que las mujeres tengan menos cólicos y dolores menstruales, regularizan la menstruación y reducen el riesgo de la formación de quistes en los ovarios entre un 80 y un 90%.

También se le atribuyen efectos preventivos de la enfermedad pélvica inflamatoria (EPI), que puede ocasionar esterilidad, y del cáncer en los ovarios y en el endometrio, y disminuyen la aparición de quistes en la enfermedad benigna de mama y el riesgo de aparición de miomas, comúnmente conocidos como fibromas del útero.

«Es importante tener en cuenta que los anticonceptivos inyectables no protegen contra el sida y las Infecciones de transmisión sexual», recuerda sin embargo la doctora.

Cómo actúan

Los anticonceptivos inyectables contienen hormonas femeninas sintéticas que se administran por medio de una inyección intramuscular profunda, entre el primero y el quinto día de iniciada la menstruación.

Se continúan aplicando todos los meses, en la misma fecha de la primera inyección con la posibilidad de aplicarla tres días antes o después de la fecha en que corresponda. Una vez inyectado, actúa a través de tres mecanismos. Por un lado, son absorbidos por la sangre y actúan sobre la hipófisis, evitando la ovulación. Luego, espesan el moco del cuello del útero para que éste no deje pasar a los espermatozoides al interior, y finalmente transforman el medio intrauterino en hostil a los espermatozoides, dificultando su capacidad de moverse allí adentro y su ascenso hacia las trompas de Falopio.

En la Argentina hay actualmente dos tipos de anticonceptivos inyectables: los que se inyectan una vez al mes, con dos tipos de hormonas (estrógeno y progestina), y los de inyección trimestral, solamente de progesterona.

Los primeros anticonceptivos inyectables que se desarrollaron –la «primera generación»– habían sido elaborados para uso tri

mestral y bimestral, pero a finales de la década de 60 se les adicionó un estrógeno en altas dosis a fin de mejorar el ciclo. En los años 80 se inició el desarrollo de inyectables de menor dosis de hormonas, que ofrecían a la mujer ciclos más regulares y los mencionados beneficios adicionales para su salud. Estos últimos (llamados «de segunda generación») son los que aconseja la Organización Mundial de la Salud (OMS) por su mayor seguridad anticonceptiva.

Marcelo Rodríguez

Evaluar la opción adecuada

«Lo más importante es que cada mujer evalúe junto a su médico cuál es la mejor opción anticonceptiva de acuerdo a sus necesidades», añadió la doctora Galimberti. «Sin duda los anticonceptivos inyectables son una opción a considerar, en especial si lo que se busca es discreción a toda prueba o la mujer desea un método muy seguro pero presenta efectos digestivos desagradables al tomar la píldora».

Galimberti advirtió que «aún un 48% de las mujeres latinoamericanas en edad fértil –de 15 a 49 años de edad– no utiliza ningún método anticonceptivo para planificar su familia», por lo que considera vital que los profesionales continúen «ayudando a las mujeres para que se informen y seleccionen la mejor forma de anticoncepción que se ajuste a sus necesidades físicas y de estilo de vida».

«Muchas veces las mujeres argumentan que no se pueden cuidar por la oposición de sus esposos», agrega.

En cuanto a la efectividad del método, la ginecóloga Alicia Figueroa, titular del Comité de Desarrollo de CELSAM a nivel local, indicó que en las inyecciones mensuales esta es del 99,7%: «De cada 1.000 que lo usan, 3 han quedado embarazadas». Con esto, los niveles son muy similares a los de la píldora, que usada correctamente provee un 99,9%, y superiores a los del preservativo, con el que alcanza un 97%.

A la vez, agrega, la inyección mensual se aplica la primera vez el primer día de la menstruación, y luego en ese mismo número de día de mes siguiente, y así sucesivamente, con lo que la mujer no debiera guiarse por su ciclo sino por el almanaque.


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