Aplicaciones de aceite en frutales de pepita
Esta práctica fue abandonada por razones económicas, aunque se puede realizar en forma alternada dependiendo de la presencia o incidencia de plagas. Hoy es prioritaria para evitar la proliferación de insectos y ácaros que afectan la producción. Datos clave sobre usos, efectos y manejo.
Tareas invernales en chacras de la región
En los últimos años se fueron dejando de lado las aplicaciones invernales por su alto costo y esta actitud determinó que se olvidaran sus beneficios. Realizada en forma adecuada, dicha práctica se convierte en un gran depresor de las densidades poblacionales de diferentes plagas, entre las que se destacan el piojo de San José, cochinillas harinosas, arañuelas (parda y roja europea), pulgón lanígero y psílido del peral.
Uno de los objetivos de la estrategia de intervención diseñada por el INTA e implementada en el Programa Nacional de Supresión de Carpocapsa del 2006 al 2011, además de minimizar los daños por esta plaga y mantener las poblaciones en bajos niveles en el mediano y largo plazos, era evitar efectos negativos como el aumento de la incidencia de plagas secundarias. Esto se lograba manteniendo un exhaustivo control de la primera generación de larvas de carpocapsa.
Sin embargo, el éxito rotundo del programa a nivel regional y la necesidad de disminuir los costos de producción llevaron a que la estrategia de manejo se abandonara. A cambio de ello, la necesidad de control de carpocapsa se basó en el resultado de la captura de trampas cebadas con feromona y un volátil de planta (éster de pera). Esta herramienta de monitoreo en montes tratados con la técnica de la confusión sexual fue la mejor que se pudo conseguir, pero de ninguna manera es la ideal, ya que se producen algunas fallas en la detección de los aumentos de población de la plaga.
Eso determinó que se minimizara el número de aplicaciones de insecticidas durante octubre, noviembre y diciembre. Luego de algunas temporadas, los resultados de la práctica se hicieron sentir. Los efectos más dramáticos fueron la aparición de frutos dañados por grafolita y el aumento de la presencia e incidencia de piojo de San José, ambas plagas cuarentenarias, con la agravante de que el segundo produce la mortandad de ramas y finalmente de las plantas.
A esto se suman algunos errores relacionados con el manejo de la resistencia de ácaros. Cuando se aplica cualquier molécula en los cultivos se está matando a la población susceptible de plagas y seleccionando poblaciones resistentes. A lo largo del tiempo, estas últimas son las que persistirán y harán que deje de funcionar la herramienta de control que había sido un éxito en un comienzo. Éste es el caso de la abamectina. Aplicada hasta tres semanas después de la caída de pétalos en frutales de pepita, esta molécula es excelente para el control de algunos ácaros (tetraníquidos y eriófidos), además del psílido del peral.
Desde que comenzó a aplicarse, dicha herramienta debía ser combinada con otra con un modo de acción diferente, para evitar la selección de poblaciones resistentes.
Usos y efectos de los aceites invernales sobre las plagas
Tanto en el caso de piojo de San José como en el de ácaros y psílido, el tratamiento invernal con aceites minerales es una alternativa excelente de manejo de la resistencia. En el caso de los ácaros que invernan como huevo (arañuela roja europea y la parda), el aceite les provoca asfixia, lo que ayuda a la disminución del número de ninfas que comienzan a nacer a partir del estado fenológico de botón rosado en manzanos.
En tanto, en psílido, piojo de San José, cochinilla harinosa y pulgón lanígero se emplea una combinación de aceite mineral e insecticidas. A la salida del invierno y cuando las temperaturas superan los 15°C en algún momento del día, las hembras de psílido comienzan a poner huevos en las heridas de los dardos de los perales. Las pulverizaciones en ese momento desalientan la oviposición, producen mortandad de adultos y asfixia de los huevos que ya fueron colocados.
El piojo de San José inverna en diferentes estados, a partir del denominado “gorrita negra”, que es el primer estadío ninfal. Las pulverizaciones invernales les provocarán la muerte, especialmente de los estados más inmaduros de la plaga, concentrando los nacimientos de ninfas de primera generación. El control de invierno y de la primera generación de ninfas migratorias es fundamental debido a que la segunda, que se inicia alrededor de la primera semana de enero, se produce en momentos cercanos a la fecha de cosecha y la elección de insecticidas es más complicada por los tiempos de carencia y los residuos en frutos en general.
Además de las pulverizaciones invernales se deben tener en cuenta las que se realizan una vez iniciada la brotación. En la última temporada se han observado daños en frutos, provocados por el ácaro de la erinosis. Todos los ácaros eriófidos en frutales de pepita (el agamuzado y el de la erinosis) son controlados con productos sobre la base de azufre. Este tipo de pulverizaciones se incluye en las estrategias de manejo de la resistencia a abamectina, ya que dicha molécula controla en forma eficiente a dichos ácaros.
En conclusión: las aplicaciones invernales de aceite mineral solas o en combinación con insecticidas (según la plaga a controlar) son muy eficaces para reducir las poblaciones de ácaros, pulgones, cochinillas (piojo de San José y cochinilla harinosa) y psílido, y representan una buena estrategia de manejo de la resistencia para el resguardo de las actuales herramientas de control en el tiempo. Una vez disminuidas las poblaciones de manera que no provoquen riesgos a la producción, los tratamientos se pueden realizar alternadamente entre temporadas. Para mayor información sobre programas de control fitosanitario, en manzanos y perales, consultar las guías publicadas en el sitio web www.inta.gob.ar/altovalle
Dra. Liliana Cichón
Ing. Agr. Silvina Garrido
Ing. Agr. Jonatán Lago
INTA Alto Valle
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