Argentinos viven la “Maximanía” en Amsterdam
AMSTERDAM (AFP).- Decenas de argentinos viajaron a Amsterdam para participar hoy en las ceremonias que convertirán a la princesa Máxima en reina consorte de Holanda, con un fervor similar al vivido tras la reciente elección del papa Francisco, otro compatriota, al frente de la Iglesia católica. “Lo de Máxima es una maravilla para nosotros los argentinos, después del Papa. Esto es lo más”, comentó Rosa Poggy, un ama de casa de 58 años, que vino especialmente desde Buenos Aires. Aunque Máxima haya renunciado, al menos en los papeles, a su nacionalidad de origen, muchos argentinos sienten ahora el mismo orgullo que con la elección del cardenal Jorge Bergoglio, el papa Francisco, al frente del Vaticano. “Máxima es un ejemplo y una alegría para los argentinos, sobre todo ahora que estamos viviendo un momento tan malo”, afirma Nora Morales, llorando. La fascinación por la princesa se vive en cada rincón de Amsterdam y no es exclusiva de los argentinos: tazas, globos, muñecas, tortas, frascos de mermelada y hasta prendas íntimas con la foto de Guillermo-Alejandro y la futura reina consorte. Fotos de Máxima y su sempiterna sonrisa en los bares, en las tradicionales florerías y en casi todos los comercios. Una mujer mayor de Córdoba, que no quiso decir su nombre, preguntaba a los transeúntes dónde sería el mejor lugar para ver a Máxima durante la ceremonia. Llegó acompañada por sus tres hijas. Una de ellas admitió tenerle “mucha envidia” a la princesa de Holanda. “Me hubiera gustado encontrar yo misma al príncipe. Es un cuento de hadas”, añadió. En las calles aledañas a la céntrica plaza Dam, los restaurantes parrilladas argentinos pululan. Pero para la mayoría se trata “de una cuestión comercial”, se queja Juan Joaquín Medina, de 61 años, encargado del restaurante “Los Argentinos”, quien sostiene ser el único argentino de toda la cuadra, lo cual no está lejos de la verdad. En los demás, incluso en un restaurante uruguayo, ni los cocineros ni los camareros hablaban español. En un restaurante de la cuadra el cocinero es paquistaní y en una parrillada los camareros son egipcios al igual que todo el personal de cocina.
AMSTERDAM (AFP).- Decenas de argentinos viajaron a Amsterdam para participar hoy en las ceremonias que convertirán a la princesa Máxima en reina consorte de Holanda, con un fervor similar al vivido tras la reciente elección del papa Francisco, otro compatriota, al frente de la Iglesia católica. “Lo de Máxima es una maravilla para nosotros los argentinos, después del Papa. Esto es lo más”, comentó Rosa Poggy, un ama de casa de 58 años, que vino especialmente desde Buenos Aires. Aunque Máxima haya renunciado, al menos en los papeles, a su nacionalidad de origen, muchos argentinos sienten ahora el mismo orgullo que con la elección del cardenal Jorge Bergoglio, el papa Francisco, al frente del Vaticano. “Máxima es un ejemplo y una alegría para los argentinos, sobre todo ahora que estamos viviendo un momento tan malo”, afirma Nora Morales, llorando. La fascinación por la princesa se vive en cada rincón de Amsterdam y no es exclusiva de los argentinos: tazas, globos, muñecas, tortas, frascos de mermelada y hasta prendas íntimas con la foto de Guillermo-Alejandro y la futura reina consorte. Fotos de Máxima y su sempiterna sonrisa en los bares, en las tradicionales florerías y en casi todos los comercios. Una mujer mayor de Córdoba, que no quiso decir su nombre, preguntaba a los transeúntes dónde sería el mejor lugar para ver a Máxima durante la ceremonia. Llegó acompañada por sus tres hijas. Una de ellas admitió tenerle “mucha envidia” a la princesa de Holanda. “Me hubiera gustado encontrar yo misma al príncipe. Es un cuento de hadas”, añadió. En las calles aledañas a la céntrica plaza Dam, los restaurantes parrilladas argentinos pululan. Pero para la mayoría se trata “de una cuestión comercial”, se queja Juan Joaquín Medina, de 61 años, encargado del restaurante “Los Argentinos”, quien sostiene ser el único argentino de toda la cuadra, lo cual no está lejos de la verdad. En los demás, incluso en un restaurante uruguayo, ni los cocineros ni los camareros hablaban español. En un restaurante de la cuadra el cocinero es paquistaní y en una parrillada los camareros son egipcios al igual que todo el personal de cocina.
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