Una casa elevada por pilotes asoma en El Chocón: 100 m2, tres niveles y grandes vistas al lago

El paso a paso de la construcción de un proyecto inspirado en una icónica obra de Le Corbusier que ubica la terraza a nueve metros de altura y tiene al hormigón visto como protagonista para unificar, reducir costos y por su durabilidad.    

Por Javier Avena

Entre el paisaje de estepa patagónica sobresale esta casa construida en Chocón Medio.

Esta casa de 100 metros cuadrados y tres niveles está ubicada en Chocón Medio, uno de los emprendimientos inmobiliarios surgidos de cara a las aguas de tonos azules del embalse Ramos Mexía, formado por la construcción de la central hidroeléctrica y su gigantesco muro que contiene el curso del río Limay. Se trata de un barrio cerrado con 1200 lotes y cuatro kilómetros de playas y médanos. Allí, a 108 kilómetros de Neuquén Capital y a 20 km de la villa que rodea a la represa por la Ruta Nacional 237, donde todos los proyectos buscan las mejores vistas del lago artificial, hay 160 viviendas terminadas y 57 en obra de acuerdo con los datos que brindaron esta semana los desarrolladores ante la consulta de Diario Río Negro. Entre las ya habitadas, hay una que se suspende sobre pilotes y con la terraza a nueve metros de altura para disfrutar de esa panorámica de la Patagonia. Es la que vamos a recorrer hoy.



Inspirada en uno de los hitos de la arquitectura moderna -la Villa Savoye de Le Corbusier- y en sus cinco principios fundamentales (pilotis, planta libre, fachada libre, ventana longitudinal y terraza–jardín), esta vivienda en Chocón Medio se alza como una reinterpretación contemporánea y eficiente de esos conceptos, de acuerdo con la memoria descriptiva del estudio Proa Arquitectura de Neuquén, autor del proyecto

Pilotes. La estructura see apoya  sobre ellos y genera una planta baja.

Hormigón visto, parte esencial del proyecto por la durabilidad y la reducción de costos.

El entorno fue determinante ya que el lote se encuentra en la zona Médanos, a tan solo 100 metros del lago, dentro de un área elevada con relieve irregular y pronunciados desniveles. Esta condición topográfica no solo le otorga vistas privilegiadas, sino que también planteó un desafío de implantación que se resolvió potenciando la relación entre la casa y su paisaje.

El cliente tenía un pedido concreto: una casa de fin de semana para disfrutar con sus nietos, que no excediera los metros necesarios pero que permitiera aprovechar al máximo las vistas hacia el agua y el contacto con la naturaleza, señalan los arquitectos.


Estructura sobre pilotes


La respuesta del proyecto fue suspender la vivienda sobre pilotes cilíndricos de tres metros de altura, generando distintos niveles de espacialidad que se interconectan fluidamente. Así, lo que en principio era una casa de una sola planta se transformó en una experiencia vertical de tres niveles y un total de 100 m².


“Asentado sobre un terreno de topografía irregular, donde la estepa se abre amplia y la cordillera baja dibuja el horizonte, el proyecto surge como una geometría clara y serena que se eleva en dos niveles para acompañar la pendiente natural, abrirse a las visuales lejanas y dejar que el aire cruce libremente cada ambiente”, señalan los arquitectos.

Uno de los cuartos del segundo nivel.


La vivienda se organiza en una planta rectangular libre, soporte de un habitar flexible y continuo. En la planta baja, los espacios sociales se expanden hacia el exterior, pensados como escenarios de encuentro y celebración.



Mientras tanto, en la planta alta se guardan los ámbitos íntimos, protegidos y silenciosos, en diálogo con la naturaleza circundante, como explican en la memoria descriptiva.


Una galería contenida prolonga la vida hacia afuera, mientras un semicubierto vehicular se integra con sutileza al conjunto. “Sobre ellos, una pérgola tamiza la luz, transformando cada rayo solar en textura cambiante”, afirman los arquitectos.

«La estructura se apoya en pilotes, que elevan la vivienda y la dejan flotar sobre el terreno, suspendida entre tierra y cielo», continúan. En la planta baja real, liberada por los pilotes, se resuelve un espacio flexible: cochera cubierta, quincho semicubierto con parrilla, baño de servicio y resguardo ante los vientos habituales de la región. Desde allí, una escalera conduce al corazón de la vivienda.


El segundo nivel


Suspendido sobre el terreno, el segundo nivel, alberga el estar–comedor y la cocina, orientados hacia las mejores visuales del lago. En el contrafrente se ubican el dormitorio principal y el de huéspedes.


La materialidad fue clave: se optó por resolver gran parte de la obra en hormigón visto, desde las fachadas hasta las mesadas de cocina.



Estar, comedor y cocina integrados en el segundo nivel.


Esta elección no fue solo estética: permitió unificar rubros, reducir costos en cielorrasos, revestimientos y pintura, y garantizar durabilidad en un contexto de clima exigente y de difícil logística constructiva.
“El resultado es una atmósfera robusta, de mantenimiento mínimo y con la belleza atemporal del hormigón en bruto”, aseguran los arquitectos.


El tercer nivel

Finalmente, el tercer nivel ofrece una de las sorpresas más potentes de la casa: una terraza accesible de más de 100 m², equipada con parrilla y espacios de encuentro. Elevada a nueve metros gracias al desnivel natural del terreno y los pilotes estructurales, se convierte en un mirador único sobre el lago y su entorno.

Terraza: de 100 m², equipada con parrilla y espacios de encuentro.

¿Cómo fue el proceso de diseño con el cliente? “Fue tan enriquecedor como el resultado final -responden-. Desde la primera reunión se logró captar la esencia de los espacios que buscaba, perfeccionándolos en cada encuentro y optimizando la distribución para reducir metros innecesarios sin perder confort”.


El costo de construir en dólares se duplicó en dos años


Esta vivienda de Chocón Medio comenzó a ser construida en el año 2023, cuando los valores del metro cuadrado oscilaban entre los 700 y los 800 dólares. ¿Cuánto costaría hoy? Este es el panorama que comparten los arquitectos: “Actualmente, esos mismos costos trasladados a la fecha se estiman en un rango de entre 1.400 a 1.500 dólares por metro cuadrado, reflejando el aumento sostenido en los precios de construcción que impacta de manera directa en el mercado inmobiliario”, responden.


¿Y cómo impacta en la rutina cotidiana del estudio y la planifiación de las obras? “Estas variaciones de precios obligan a ajustar los márgenes y, en consecuencia, vuelven imprescindible considerar factores de eficiencia desde las primeras etapas del proyecto”, señalan.


Entre esos factores de eficiencia, enumeran: “El diseño arquitectónico, la correcta planificación, la elección estratégica de materiales, la programación adecuada de las compras y la selección de proveedores con valores realmente competitivos”. Y agregan: “En este contexto, resulta fundamental integrar todos estos aspectos desde el inicio. En nuestro estudio los abordamos desde la primera reunión con el cliente y la primera propuesta de arquitectura, garantizando que cada decisión esté orientada a lograr obras viables, de calidad”.


Mini bío

Proa Arquitectura fue fundada hace diez años por Joaquín Pérez y Marcos Kaminsky, compañeros en la Universidad de Flores Sede Comahue, donde comenzaron sus estudios en el año 2009. En el 2015 iniciaron sus propios proyectos profesionales.

Joaquín Pérez y Marcos Kaminsky

Se especializan en obras residenciales y edificios de gran escala. Con base en Neuquén Capital, en esta década llevan más de 120.000 metros cuadrados construidos.
Más información: https://proaarq.com/


Entre el paisaje de estepa patagónica sobresale esta casa construida en Chocón Medio.

Esta casa de 100 metros cuadrados y tres niveles está ubicada en Chocón Medio, uno de los emprendimientos inmobiliarios surgidos de cara a las aguas de tonos azules del embalse Ramos Mexía, formado por la construcción de la central hidroeléctrica y su gigantesco muro que contiene el curso del río Limay. Se trata de un barrio cerrado con 1200 lotes y cuatro kilómetros de playas y médanos. Allí, a 108 kilómetros de Neuquén Capital y a 20 km de la villa que rodea a la represa por la Ruta Nacional 237, donde todos los proyectos buscan las mejores vistas del lago artificial, hay 160 viviendas terminadas y 57 en obra de acuerdo con los datos que brindaron esta semana los desarrolladores ante la consulta de Diario Río Negro. Entre las ya habitadas, hay una que se suspende sobre pilotes y con la terraza a nueve metros de altura para disfrutar de esa panorámica de la Patagonia. Es la que vamos a recorrer hoy.

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