“Quiero quedarme con la tranquilidad de trascender”

Por Redacción

A Horacio “Pechi” Quiroga le cuesta trabajo imaginarse haciendo otra cosa que no sea política. “Tuve muchísimos otros trabajos. Trabajé en el casino provincial y terminé siendo tesorero, trabajé en el Banco Provincia (ese, dice, fue el peor trabajo que tuvo), fui gerente de la planta fraccionadora de gas de CALF, jefe de relaciones laborales en Hidronor, pero siempre milité y participé en política”, aclara. “Si no hubiera sido intendente este año me jubilaba como diputado nacional”. Quiroga nació en San Martín de los Andes el 17 de septiembre de 1954. Es un hombre “de una vida pública muy pública y una vida privada muy privada”, dice este intendente que vive solo en un departamento en Rincón de Emilio, pero que algunas cosas cuenta. Como que vivió su infancia en una familia de ocho hermanos, con un padre “anarcoperonista” y una madre ultraconservadora. “Parece que de esa mezcla puede salir un radical”, bromea. Su primer vínculo con la militancia fue cuando lo eligieron presidente del Centro de Estudiantes en el colegio de San Martín de los Andes, durante la dictadura de Juan Carlos Onganía. “En el ‘73 tuve la suerte de conocer a Raúl Alfonsín después de haberme convencido intelectualmente a través de la obra de Leandro Alem y me di cuenta que podía ser radical”. Quiroga fue presidente de la comisión vecinal de Barrio Nuevo, concejal, diputado nacional y ahora, por tercera vez, intendente. “Mi vida hoy se desarrolla en un 90% alrededor de la Municipalidad y de mi gestión pública. Se me va la vida siendo intendente. Tengo escaso tiempo para desarrollar actividades recreativas o deportivas de ningún tipo”, comenta, pero asegura que gusta de caminar y recorrer la barda sin rumbo. “Los que no conocen la barda no tienen ni idea de qué es Neuquén”. Para alguien que es “un apasionado de la historia argentina”, la pregunta es inevitable: ¿cómo querría ser recordado? “Como un intendente que se animó a transformar la ciudad y que le produjo un gran empuje. De acá debía irradiarse soberanía, ahora debe irradiar desarrollo, porvenir y progreso”. Quiroga, hombre de lengua suelta y pocos filtros a la hora de decir lo que piensa, reconoce que será discutido. Y quizás eso es un poco lo que busca: “Quiero quedarme con la tranquilidad de haber dejado opinión y trascender más allá de la vida. Ese me parece que es el sueño de cualquier político”.

“Mi vida hoy se desarrolla en un 90% alrededor de la municipalidad y de la gestión pública”.


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