Asumió Argibay y la Corte volvió a estar completa

Ahora el cuerpo podrá fallar sobre

Carmen María Argibay, una penalista de prestigio internacional, juró ayer como juez de la Corte Suprema de Justicia en un acto que puso fin al proceso de renovación del máximo tribunal impulsado por el presidente Néstor Kirchner.

La conformación de la nueva Corte generó inquietud en la Iglesia Católica, que desaprueba a Argibay por su confeso ateísmo y su postura en favor de la despenalización del aborto. En realidad, la Iglesia no ve con buenos ojos a ninguno de los cuatro jueces supremos elegidos por Kirchner: Eugenio Zaffaroni, Elena Highton de Nolasco, Ricardo Lorenzetti y Argibay.

La incorporación de Argibay a la Corte, que se concretó en una ceremonia que tuvo lugar a las 12 en el Palacio de Justicia, no sólo inaugura una etapa en la que el tribunal deberá resolver una serie de litigios de fuerte impacto político sino que presenta múltiples peculiaridades.

Por primera vez en su historia, la Corte cuenta desde hoy con dos mujeres entre sus ministros: Argibay y Highton. Además, con el desembarco de la reconocida penalista el supremo tribunal recuperó su integración natural de nueve jueces, tras haber funcionado durante más de un año y medio con varios sillones vacíos.

Argibay, nacida en esta capital el 15 de junio de 1939, prestó juramento «por la Patria y por su honor» ante el presidente de la Corte, Enrique Petracchi, en medio de manifestaciones de fuerte apoyo de sus colegas.

La penalista, que obtuvo el visto bueno del Senado hace ocho meses pero demoró su ingreso a la Corte porque formó parte del Tribunal Penal Internacional de La Haya que juzga crímenes de guerra en la ex Yugoslavia, se convirtió en el cuarto integrante de la Corte nombrado por Kirchner.

El Presidente de la Nació salió a reclamar públicamente la renovación de la Corte en junio de 2003, apenas diez días después de haber iniciado su mandato. Y desde entonces hubo constantes escándalos, renuncias y acusaciones parlamentarias contra jueces supremos que dieron origen a vacantes y recambios.

La breve y emotiva ceremonia en la que juró Argibay se desarrolló en la sala de audiencias de la planta baja del Palacio de Justicia, donde en 1985 se sustanció el juicio a las Juntas Militares de la última dictadura.

El recinto fue elegido por la propia magistrada en homenaje al histórico proceso a los comandantes.

Andrés D'Alessio, Ricardo Gil Lavedra y el actual ministro de Seguridad bonaerense, León Arslanian, que fueron integrantes del tribunal que celebró el juicio las Juntas, concurrieron ayer al acto de asunción de Argibay.

La nueva integrante de la Corte fue prisionera de la dictadura. Era secretaria de Cámara cuando se produjo el golpe de Estado de 1976 y fue sacada violentamente de su casa y alojada en la cárcel de Villa Devoto. Exonerada en 1976, Argibay recién fue reincorporada a los tribunales con el retorno de la democracia, en el gobierno de Raúl Alfonsín (1983-89), cuando asumió como juez de sentencia.

Una estruendosa ovación puso fin a la ceremonia en l que Argibay fue ungida ministra de la Corte. Al acto asistieron el ministro de Justicia, Horacio Rosatti, el procurador general Esteban Righi, el titular de la Defensoría General, Miguel Angel Romero, y el procurador del Tesoro, Osvaldo Guglielmino.

Fuera del Palacio de Tribunales, un centenar de ahorristas repitió su habitual protesta contra la pesificación, bajo el liderazgo del actor Nito Artaza.

Además de opinar sobre la validez constitucional de las leyes de Obediencia Debida y el Punto Final, la Corte debe fallar sobre la pesificación de los depósitos bancarios inferiores a un millón de pesos.

También debe decidir sobre el insólito conflicto generado en la capital de San Luis por la coexistencia de dos intendentes que se arrogan el derecho de ejercer un mismo cargo. El requerimiento de Francia para la extradición del ex marino Alfredo Astiz, que integró el aparato represivo, también se encuentra en la agenda de la Corte, que rechazaría el pedido de la justicia gala.

Asimismo, miles de deudores hipotecarios esperan todavía que la Corte se expida sobre la pesificación de préstamos, ya que los acreedores reclaman la devolución en dólares de los fondos.

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