Aún no es tiempo de descansar
“Me parecía muy aburrido estar en casa. Todavía tenemos mucho para aportar”, dijo la mujer.
Todavía su militancia no ha terminado. Contagia pasión y aconseja a los más jóvenes. Haydeé Chandía es una militante de siempre. Su perfil es bajo pero sus ganas de vivir se traducen en la continuación de la lucha junto al movimiento de jubiladas de ATEN.
Dentro del sindicato docente neuquino “nosotras realizamos un acompañamiento importante porque en el grupo de jubiladas hay gente muy formada como Liliana Obregón, Susana de Luca, Alicia Nemi, gente con mucha trayectoria que siempre son consultadas por los compañeros de la seccional provincial, de capital y somos muy valoradas porque además llevamos mucha información a las escuelas”, explica Haydeé.
Esta pequeña-gran mujer de 62 años alternó militancia durante su actividad como maestra entre la Unter y ATEN. Hoy prosigue la lucha con compañeras de toda la vida.
“Siempre militaba antes de jubilarme. Además de trabajar siempre militaba con los derechos humanos, con ATEN con Unter”.
Haydeé confiesa, “no me parecía quedarme en casa, me parecía muy aburrido estar en casa y yo así me siento útil porque ahora participo del movimiento de jubiladas, acompaño a las compañeras en las distintas acciones y también estoy en el grupo de mujeres de ATEN capital”.
Por fortuna estas incansables mujeres siguen camino. Todos los martes por la mañana, se reúnen para debatir y compartir información.
“A veces rotamos. Una semana van unas, otra semana van otras. Algunas vienen poco, otras se han retirado. Yo hace dos años y medio que estoy en el movimiento de jubiladas de ATEN capital”.
Haydeé se jubiló a los 60, algo casi atípico porque en general un docente se jubila en promedio antes de los 55.
“Empecé de grande a estudiar porque antes había trabajado en la provincia, en el hospital como secretaria. Me recibí a los 33 años de maestra especial. Trabajé mucho tiempo acá y después me fui a Río Negro. Me jubilé a los 60 porque tuve que completar acá los años de aporte”.
La militante de siempre, que habla con convicción, explica su ir y venir entre las dos provincias.
“Yo soy neuquina. Antes vivía acá y militaba en ATEN. Después en el 80 me fui a Río Negro a vivir, y milité en la Unter en el 95, cuando hubo mucha huelga. Volví en el 2003 a Neuquén, siempre en la militancia”.
Haydeé viaja casi todos los días en colectivo desde Fernández Oro hacia la capital neuquina.
La vorágine de la militancia todavía le resulta atractiva a esta mujer que todavía tiene mucho para dar. Aún no es tiempo de descansar.
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