Aunque disminuyó,el tráfico de fauna silvestre hace peligrar especies  

Alcanzó su pico máximo en los "80.Hoy los gobiernos controlan más. Loros y monos corren más riesgo.

BUENOS AIRES (Infosic). Aunque se estima que en los últimos años el tráfico ilegal de fauna y flora silvestre en la Argentina logró cierta disminución, esta actividad todavía representa un gran peligro para muchas especies que amenazan con extinguirse.

En diálogo con Infosic, Gustavo Aprile, miembro de la entidad conservacionista Fundación Vida Silvestre Argentina (FVSA), explicó que «a pesar de que en nuestro país no existen estadísticas sobre el tema, se conoce que hubo una reducción en el número de animales comercializados y un mayor control de la actividad».

«Es decir, hoy el comercio ilegal de fauna no tiene la misma importancia que tuvo durante la década del «80, cuando alcanzó su pico máximo», agregó.

Un ejemplo que refleja esta situación es el caso de las tortugas terrestres, que al ser consideradas como un animal doméstico y no silvestre, la gente compraba sin ningún tipo de cuestionamientos, lo que determinó que su comercio ilegal llegara a superar los 40.000 ejemplares por año.

En la actualidad, la cifra de su comercio se redujo al 25 por ciento, es decir, se venden unos 10.000 ejemplares.

«Esto se debe, en gran medida, a las denuncias realizadas y a la toma de conciencia por parte de la gente, además de un mayor control por parte del gobierno nacional y provincial», afirmó Aprile.

Sin embargo, la actividad del «mercado negro» está muy avanzada y produce graves daños para la naturaleza, ya que involucra a especies amenazadas que se utilizan tanto como mascotas como para el uso de sus pieles, cuero, huesos y grasas.

En tal sentido, entre las especies que se hayan amenazadas por este comercio se encuentran los loros y las aves tropicales, como también el mono aullador o carayá.

Frente a esta situación, Aprile aseguró que «es muy importante destacar que cuando se designa el número de especies para cazar o vender, se haga bajo un conocimiento real sobre el estado en el que se encuentra la especie y no de una manea arbitraria».

Por otra parte, el especialista sostuvo que, frente a la existencia de un comercio real del cual vive un gran número de personas, es necesario «presentar un modelo de aprovechamiento sustentable del recurso y no tomar una postura proteccionista, salvo que la especie se encuentre realmente amenazada».

Con respecto al caso de animales en los que su número de ejemplares aún no corre peligro, Aprile explicó que «es necesario tomar una postura de uso sustentable del recurso, para poder controlar cuánto se caza para que ese recurso no caiga en la categoría de especie amenazada».

Las zonas argentinas más afectadas por esta actividad ilegal son, sobre todo, los bosques de las regiones del Chaco húmedo y seco, que incluyen las provincias de Formosa, Chaco y Santiago del Estero, desde donde se trasladan las especies que luego se comercializan en las grandes ciudades.

Cabe destacar que el comercio ilegal de especies es un problema internacional, que alcanzó el segundo lugar en el mercado negro mundial, luego del narcotráfico y por encima del de armas, con ventas que producen más de 20.000 millones de dólares por año, según dio a conocer la Interpol a comienzos de 1997.

Para regular y prohibir esta actividad e integrar esfuerzos, se firmó en 1973, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de la Fauna y Flora Silvestres (CITES), ratificada por 150 países, incluyendo la Argentina.

Este organismo cuenta con autoridades nacionales, como es el caso de la Dirección de Fauna y Flora Silvestre en Argentina.

Murió la mitad de los loros secuestrados en Neuquén

NEUQUEN (AN).- De los 500 loros barranqueros que fueron secuestrados a principios de mes en el aeropuerto de esta ciudad, cuando su supuesto propietario intentaba sacarlos de la zona sin los certificados sanitarios, sólo la mitad quedó con vida.

La mayoría de los animales que fallecieron en el zoológico Luan, donde fueron trasladados, luego de ser descubiertos por la Policía Aeronáutica, eran pichones que no pudieron ser bien alimentados.

Según confirmó, Esteban Zupanovich, uno de los propietarios del zoológico, los loros barranqueros no estaban enfermos de psitacosis.

Los loros barranqueros, que venían desde Viedma, fueron descubiertos por la Policía Aeronáutica en el Aeropuerto Juan Domingo Perón el uno de febrero, y quien se presentó como dueño del cargamento no contaba con los certificados de sanidad necesarios para el traslado de las aves.

Ante la irregularidad intervino el Juzgado Federal con asiento en Neuquén que ordenó dotar preventivamente de antibióticos a los loritos y disponer de una cuarentena hasta el jueves pasado.

Hasta el momento el juez Guillermo Labate, que tomó intervención en el caso, no ha determinado el destino de los loros.

En principio se había especulado con que una vez finalizado el período de cuarentena, las aves serían soltadas en su lugar de origen.

Aunque estaba confirmado que no padecían psitacosis, los loros que murieron de todos modos fueron incinerados en el zoológico. 


BUENOS AIRES (Infosic). Aunque se estima que en los últimos años el tráfico ilegal de fauna y flora silvestre en la Argentina logró cierta disminución, esta actividad todavía representa un gran peligro para muchas especies que amenazan con extinguirse.

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