Cárdenas-Carrasco: el círculo se cierra sobre los exjefes policiales

El proceso ingresó en su etapa final y quienes integraban los altos mandos están en la mira. Restan unos pocos testimonios, entre ellos el de un físico.

El juicio a los exintegrantes de la cúpula de la Policía de Río Negro y del área de Seguridad durante la gestión del exgobernador Miguel Saiz entra en la recta final. Pasaron 50 testigos en estas tres semanas de audiencias y a esta altura no hay dudas de que el jueves 17 de junio de 2010 en la zona donde estaba la comisaría 28 de Bariloche hubo una situación de violencia pocas veces vista en la ciudad.

Hasta el momento ninguno de los testigos pudo aportar datos que permitan identificar a los autores de los disparos que mataron a Sergio Cárdenas y Nicolás Carrasco.

Varios jóvenes que estuvieron junto a las víctimas esa jornada señalaron a policías con escopetas como los responsables. Pero no señalaron a ninguno en particular.

El homicidio de Carrasco ya forma parte del triste listado de los casos impunes. No hay nadie imputado por el crimen del chico de 16 años, que murió como consecuencia de las graves lesiones que causaron tres postas de plomo que perforaron su cuerpo la tarde del 17 de junio de 2010. Una cuarta posta de plomo que recibió no era letal.

De hecho no hay ningún imputado por el homicidio de Carrasco sentado en el banquillo de los acusados.

A pesar de esa situación los padres del muchacho son querellantes y están representados por la abogada Marina Schifrin.

Testigo clave

Para tratar de esclarecer el crimen de Cárdenas queda una carta. El informe del físico Rodolfo Pregliasco que hizo un minucioso trabajo a partir de cientos de fotografías y un video en particular de aquella violenta jornada.

Los fiscales Martín Lozada y Eduardo Fernández y las abogadas Natalia Araya y Julieta Blanco por la querella tienen la expectativa de que Pregliasco podrá echar luz sobre el homicidio de Cárdenas, que murió tras recibir una posta de plomo de rebote.

Tres peritos balísticos con amplia trayectoria en la materia plantearon que casi no hay posibilidades de establecer quién fue el autor del disparo que mató a Cárdenas. El rebote se convirtió en el mayor obstáculo para determinar distancia y responsable del tiro.

Como la investigación del homicidio de Cárdenas no pudo identificar al supuesto autor, la fiscalía acusó a los policías Víctor Darío Pil, Marcos Epuñan y Víctor Hugo Sobarzo como los posibles autores del delito de homicidio en riña de Cárdenas.

En el juicio, algunos testigos identificaron a Epuñan en varias fotografías que forman parte del voluminoso expediente. También a Pil.

Son imágenes de lo que ocurrió esa violenta jornada.

La cúpula

La situación de los exintegrantes de la cúpula de la Policía de la provincia en junio de 2010 y de quien era el hombre fuerte de la Seguridad en la provincia, Víctor Cufré, es distinta.

El exjefe de la Policía de Río Negro, Jorge Villanova, los dos exjefes de la Unidad Regional Tercera, Argentino Hermosa y Fidel Veroíza, el extitular de la comisaría 28, Jorge Carrizo y Cufré están acusados por haber actuado de manera negligente, sin cumplir la ley orgánica de la Policía ni los protocolos vigentes.

La fiscalía y las querellas sostienen que ese accionar negligente causó las muertes de Cárdenas y Carrasco y dejó 13 heridos, porque no dirigieron a los policías que reprimieron esa jornada a los manifestantes. Esa falta de conducción generó, según la acusación, los desbordes y la represión.

Cufré, Villanova y Hermosa optaron por viajar hasta El Bolsón a una reunión que tenían en agenda con la familias del médico policial Guillermo Neumann, que había sido asesinado a sangre fría el 26 de marzo de 2010 en esa localidad.

Los cinco están imputados por el delito de homicidio culposo, lesiones graves y leves culposas y de haber omitido los deberes de funcionarios públicos. El defensor particular Sebastián Arrondo, asiste a siete de los acusados, mientras que el defensor oficial Marcos Cicciarelo representa a Veroìza.

Varios policías declararon que Carrizo estuvo toda la jornada al frente de la tropa en la comisaría 28. Incluso permaneció en su puesto aún con una herida en una mano. Veroíza estuvo un par de horas a cargo de la Regional Tercera hasta que Hermosa regresó desde El Bolsón.

Tanto policías como jóvenes lesionados esa jornada describieron una situación desbordada en varios tramos del día.

El origen

De un lado, decenas de policías, varios de ellos, con escopetas y algunos hasta con gomeras para repeler las agresiones de decenas de manifestantes. Del otro, jóvenes y adolescentes que descargaron su furia contra los policías por el homicidio de Diego Bonefoi, con las piedras que tenían a mano.

Diego había sido asesinado esa madrugada de un tiro en la cabeza por el cabo de la Policía de Río Negro, Sergio Colombil que fue condenado el 2 de junio de 2011 a 20 años de prisión. El crimen de Diego originó el estallido en las calles adyacentes a la comisaría 28.

El ministro de Gobierno de esa época Diego Larreguy declaró que la orden de los exjefes policiales fue no usar armas letales. Y todos los policías que pasaron por el juicio negaron el uso de postas de plomo. Aseguraron que sólo empleados cartuchos con postas de goma.

Policías plantearon que hubo tumberas entre los manifestantes. Pero hasta el momento no declaró ningún policía herido con posta o proyectil de plomo.

La hipótesis del uso de cartuchos con postas de plomo de Prosegur perdió peso porque el responsable de esa empresa de seguridad privada aseguró ante el tribunal que entregaron cartuchos de caza, “tipo perdiceros”.

Pero lo cierto es que ese jueves 17 de junio, las calles de los barrios próximos a la comisaría 28 se mancharon de sangre. “La ciudad tuvo suerte de que no hubo más muertos”, advirtió Saccomano, médico forense que hizo las autopsias de las víctimas. Los números respaldan esa impresión. Saccomanno declaró que 11 personas fueron heridas con postas de plomo, además de las víctimas fatales.

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Miguel Saiz era el gobernador al momento de los hechos. Fue increpado tras declarar como testigo.
Marcelo Martínez

Los familiares de Cárdenas y Carrasco exigen justicia por las muertes de ambos.
Marcelo Martínez

Lo que falta

El juicio contra los exjefes policiales se reanudará el martes con la declaración de los últimos testigos. Entre los tres que faltan está el físico Rodolfo Pregliasco, que hizo el informe que sirvió de base al primer fiscal que tuvo la causa, Marcos Burgos, para promover las imputaciones contra alguno de los policías. Sobre todo, contra los sospechosos de haber efectuado el disparo que mató a Sergio Cárdenas. Burgos trabajó en esa etapa con el entonces juez de Instrucción Martín Lozada, que tomó decenas de declaraciones a varios testigos que desfilaron estas tres semanas por el juicio. La Cámara Criminal Segunda apartó en mayo de 2011 a Lozada por falta de imparcialidad cuando admitieron un recurso de la defensa de los imputados. Después, Lozada fue designado fiscal. Falta además que los 8 acusados amplíen sus indagatorias. Después vendrán los alegatos de la fiscalía, las querellas y los defensores. Luego, la sentencia.

Dato

Ese día también vieron a policías apuntar con 9 milímetros.

El rebote letal y las escopetas

El perito balístico y licenciado en Criminalística de la Policía Federal Marcelo Delorenzi aseguró en el juicio que “no se puede individualizar el arma de fuego autora del disparo” que mató a Sergio Cárdenas, que tenía 29 años. Aseguró a los jueces Barrutia, Lagomarsino y Riat que pasando el metro y medio “es imposible desde el punto de vista balístico determinar la distancia del disparo”. Además que en el grupo probable había policías, porque cuando se originó la investigación se hablaba de policías como posibles autores del disparo. “No podemos ni asegurar ni descartar un arma tercera”, consignó. Pero dejó otro dato: “No está normado ni reglamentado en Argentina ni en el mundo el tema de los colores en los proyectiles. Al no estar normado queda al libre albedrío de las fábricas”, sostuvo. Por eso, indicó que hay cartuchos antitumulto (AT) de diversos colores. Dijo que nunca es el color el que identifica el contenido del proyectil. Señaló que no es posible diferenciar si un cartucho con postas de plomo o de goma pudo ser disparado de una escopeta policial o de un arma de fabricación casera porque los caños de ambas no tienen estrías, que marquen la munición cuando se dispara. Dijo que el efecto es el mismo tanto de una escopeta como de una tumbera. El perito del gabinete de Criminalística de Gendarmería Luis Alonso declaró que es imposible determinar de qué escopeta salió el cartucho con la posta de plomo que mató a Cárdenas porque el rebote desvió su trayectoria. Mientras que el perito balístico Roberto Nigris afirmó que las dos postas extraídas del cuerpo de las víctimas “no fueron disparadas por armas de fabricación casera, fueron disparadas por escopetas”.

Datos

50
son los testigos que pasaron por Tribunales en las tres semanas que lleva el juicio.

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