La fábrica de radares de Invap para el G20

Además de reactores nucleares y satélites, la empresa arma y actualiza aparatos de control aéreo y terrestre. Algunos cubrirán la seguridad de la cumbre de líderes mundiales de noviembre.

Ciencia y tecnología

Invap fabrica reactores nucleares, satélites, molinos eólicos de fabricación de energía, equipos de televisión digital terrestre y brinda servicios para la medicina, el agro y la electricidad. Pero en su planta de Bariloche una de las áreas que más impulso de trabajo acumula es la fábrica de radares, algunos de los cuales darán seguridad para la cumbre de jefes de Estados del G20, el núcleo diplomático que reúne a los principales países del mundo.

En la reunión estarán los presidentes de los países más poderosos del mundo, como el estadounidense Donald Trump, ruso Vladimir Putin, la alemana Angela Merkel, el chino Xi Jinping, el francés Emmanuel Macron, la británica Theresa May y el japonés Shinzo Abe.

El G20 tiene como miembros permanentes a Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Gran Bretaña, Japón, México, Rusia, Sudáfrica, Turquía y el resto de la Unión Europea.

Este año fueron invitados a participar, por parte de Argentina, Chile y Holanda; España es miembro invitado permanente. Además llegarán a Buenos Aires en noviembre cuatro jefes de Estado que representan bloques regionales: Jamaica por Caricom, Singapur por Asean, Senegal por Nepad y Ruanda por la Unión Africana.

Semejante concentración de líderes mundiales requiere una seguridad acorde. El prestigio de Invap da garantías para las potencias internacionales, la mayoría de las cuales trabajaron con la empresa estatal rionegrina o fueron sus clientes.

La empresa atraviesa un momento complicado porque, aunque selló grandes contratos internacionales en materia nuclear, hasta ahora debe mantener su estructura de casi 1.400 empleados con los fondos que a cuentagotas llegan del gobierno nacional, principal cliente de Invap en este momento.

El 34,5% de sus ventas tenían a finales del año pasado a la Comisión Nacional de Energía Atómica como cliente y el 17,7%, a la Comisión Nacional de Actividades Espaciales.

En el último trimestre de 2017 Invap facturó 1.017 millones de pesos y obtuvo un resultado positivo de 18 millones.

Los radares son una derivación de la incorporación de Invap en el mundo espacial (a partir de un convenio con la Nasa).

“Los radares no son productos de estantería”, apunta Marcelo Basigalup, subgerente general de la empresa. Cada desarrollo es a medida, requiere un proyecto, un plan de acción, “plazos muy exigentes”, añade. Se trata de ser proveedores de un área crítica, lo que no deja de ser otro desafío de la empresa que ya construyó varios reactores nucleares y fabricó dos enormes satélites de comunicaciones que giran en torno de la tierra a 36.000 kilómetros de distancia, además de otra serie de aparatos más pequeños, algunos de los cuales se lanzarán el año que viene.

El área de radares, a diferencia del impresionante “cuarto limpio” de fabricación de satélites, no es público. Tiene medidas extras de seguridad que no tienen que ver con peligros o riesgos, sino con cuestiones que hacen a la defensa.

Hay en ese recinto aparatos de todo tipo, desde las enormes antenas parabólicas tradicionales, hasta pequeños equipos, casi portátiles. No tiene el “charme” de los satélites (donde todo parece sacado de una película futurista) pero igual es asombroso.

Cada uno

El Radar Primario Argentino (RPA) es un desarrollo íntegro de la empresa barilochense, con mucho aporte –aclara Basigalup– de la Fuerza Aérea. Hay un prototipo en Merlo, provincia de Buenos Aires, y otros tres en Las Lomitas, Ingeniero Juárez (ambos de Formosa) y en San Pedro (Misiones).

Permite detectar movimientos en 400 kilómetros a la redonda, tiene bajo costo de mantenimiento, posee habilidad para eludir tecnología para confundir radares y puede tener una plataforma móvil.

Se trata de aparatos que Invap ha ido construyendo y su imagen es conocida en Bariloche: se trata del radar oscuro que suele verse poco antes de llegar al aeropuerto, a mano izquierda. Allí se hacen los ensayos del equipo.

Precisamente, uno de estos radares, en una versión especialmente fácil de trasladar y con un nuevo diseño, forma parte del paquete que el gobierno nacional contrató a Invap para darle seguridad al G20.

Para la cumbre, Invap también está modernizando en su planta de Bariloche una unidad TPS-43 y actualizando otra, que ya había tenido un upgrade en Bariloche años atrás.

Estos último son radares tácticos móviles, muy antiguos, que luego del refresh (que incluye la estructura y no sólo el software) se convertirán en aparatos de altísima utilidad porque su tamaño permite un traslado sencillo.

Dependencia

El control del

tránsito aéreo

También en Bariloche está instalado (es de color rojo) uno de los radares secundarios de control de tránsito aéreo, que son 22 en total en todo el país, construidos por Invap y una red de más de 100 pymes que son algo así como los autopartistas para este tipo de trabajos de altísima precisión.

Hay un solo Radar de Alcance Medio (las siglas –es inevitable– son RAM) construido y desplegado en el norte del país, y se proyecta una segunda versión, con mayor movilidad.

“Los radares no son productos de estantería. Tienen un plazo muy exigente. Somos proveedores para temas críticos, es un desafío”.

Marcelo Basigalupo, subgerente general de Invap

Los radares meteorológicos

Hace poco “Río Negro” mostró el radar meteorológico que, construido por Invap, se instaló en Neuquén para que los especialistas de la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC) tengan mayor precisión en sus pronósticos.

Hay otros radares similares en Córdoba, Ezeiza, Resistencia, Bernardo de Irigoyen y Las Lomitas.

La forma redonda de la punta de su estructura es para proteger la antena que, dentro de ese radomo, funciona como cualquier otra.

El contrato supone la fabricación de cuatro radares más, todos para el Sistema Nacional de Radares Meteorológicos.

¿Dónde está esa arma?

En cuestión de seguridad, Invap además desarrolla un sistema de trazabilidad de armas de los agentes que permitirá saber dónde está cada una mediante un sistema de localización satelital.

No es un asunto menor: no sólo para casos de robos a policías sino para evitar que esas armas sean usadas para delinquir, algo que, aunque es grave, ocurre.

Además Invap avanza con la asistencia técnica al Ministerio de Seguridad en su plan de comprar e instalar un sistema de seguridad para cuatro pasos fronterizos y en el desarrollo de un sistema electroóptico estabilizado para aeronaves, con tecnología infrarroja incluso: cámaras de alta definición que no pierden posición con la vibración de un helicóptero, por caso. La Policía Federal ya utiliza un prototipo.

Una de las claves de cualquier empresa de venta de tecnología es la búsqueda permanente de nuevos clientes y la diversificación.

Un reactor nuclear en Holanda y otro en Brasil y centros de radioterapia en Bolivia permitirán mejorar el flujo de fondos este año.

Los contratos nucleares

Invap pagó los sueldos de abril mayores a 30.000 pesos en dos cuotas. No es la primera vez en los últimos dos años.

Problemas financieros

Datos

52,2%
de los ingresos de la empresa durante el último trimestre de 2017 corresponden a contratos con organismos del Estado nacional.
1.412
empleados tiene Invap, de los cuales más de 900 son profesionales. En la planta del Este de Bariloche trabajan cerca de 1.000 personas.
“Los radares no son productos de estantería. Tienen un plazo muy exigente. Somos proveedores para temas críticos, es un desafío”.
Una de las claves de cualquier empresa de venta de tecnología es la búsqueda permanente de nuevos clientes y la diversificación.

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