Mercado municipal: un proyecto que busca consolidarse

Como en su primera etapa, cuando funcionaba en pleno centro, la misión del MCM es ofrecer canales de venta a cooperativas y emprendedores de la economía social de todo Río Negro.

Una herramienta apta para resolver necesidades a dos puntas: brindar oportunidades comerciales a los pequeños productores y elaboradores de alimentos de la región y al mismo tiempo favorecer el acceso de la comunidad a esos productos, a buenos precios y “sin intermediación innecesaria”.

Con ese perfil nació hace ya cinco años el Mercado Municipal, donde es posible encontrar gran variedad de frutas y verduras provenientes de distintos puntos de Río Negro, además de huevos, miel, manteca, leche, carnes, panificados, productos envasados y otros insumos básicos de la economía familiar.

La coordinadora del Mercado, Mariana Jaroslavsky, admitió que sostener la propuesta no resulta nada fácil, porque deben cumplir todas las reglas y “abonan todos los impuestos” como cualquier comercio. Pero cuentan como principal estímulo un público estable que concurre regularmente “porque apoyan al mercado y quieren que sea fuerte”.

Las ventas superan los 600.000 pesos mensuales y la prioridad que se dieron -según Jaroslavsky- es la de ofrecer canales de venta a cooperativas y emprendedores de la economía social “de todo Río Negro”. Aunque el camión que tienen a disposición también suele viajar al mercado de Centenario (Neuquén) para adquirir mercadería que no se produce en la región.

También es posible encontrar en el mercado dulces, prepizzas, quesos y otros productos barilochenses. Según Jaroslavsky la idea es incorporar más oferta local, por ejemplo de cervezas y chocolates, pero no todos tienen acceso porque las exigencias son rigurosas “y la economía social por lo general no tiene habilitación”.

Una vieja idea

En realidad, el Mercado Comunitario Municipal (MCM) en su versión actual se presenta como la segunda etapa del que funcionó en pleno centro hasta 1977, cuando declinó por efecto de las mejores comunicaciones, las rutas asfaltadas y la irrupción de los supermercados (ver aparte).

Pero el interés por acceder a alimentos de calidad y “a precio justo” nunca desapareció y suele multiplicarse en tiempos de crisis.

Jaroslavsky dijo que el origen de esta nueva etapa estuvo en los “nodos” o grupos de compras vecinales. Y para sostener esa modalidad el camión también suele ir periódicamente a los barrios que lo solicitan, como una extensión del mercado que permite acercarlo más a los consumidores. De acuerdo al cronograma, el lunes próximo estarán en el barrio Vivero y a fin de mes en Colonia Suiza.

Hoy el MCM funciona en la calle Vereerbrugghen, esquina con Italia, en un galpón del ferrocarril. Allí puede aprovechar un lugar amplio y no paga alquiler alguno, como sí ocurría en el emplazamiento anterior de la calle Santa Cruz, que era más cercano para muchos clientes, pero demandaba un costo de 30.000 pesos mensuales.

Además de contar con espacio de sobra que habilitó a instalar dos cámaras de frío, la nueva ubicación permite la llegada de un vagón de ferrocarril hasta el portón trasero de la barraca, lo cual facilita el transporte de mercadería que proviene del Idevi por convenio con Tren Patagónico.

Una vidriera a disposición

“Todos acá estamos muy identificados con este proyecto y queremos hacerlo crecer, por eso invitamos a los elaboradores locales que todavía no están y se quieran sumar -dijo la coordinadora-. Queremos que el mercado sea cada vez más una vidriera para todo lo que se produce en Bariloche y la región”.

El lunes en los exhibidores era posible encontrar muy tentadoras manzanas a 25 pesos el kilo, peras a 20, cebollas de la mejor calidad a 12, verduras de hoja, lácteos, yerba, harina, azúcar, aceite y algunos productos imposibles de encontrar en los comercios tradicionales, por ejemplo una sidra de Cipolletti muy recomendada.

En verano vendieron cientos de corderos y chivitos de crianceros de la Línea Sur, faenados con la licencia del propio mercado, y durante todo el año suelen traer carne vacuna de Fridevi. Jaroslavsky dijo que aspiran también a ofrecer cada vez más frutas y hortalizas orgánicas e incorporar otros productos como vinos del Alto Valle, aceite de oliva y frutos secos.

Changuitos y tarjetas

La disposición de la mercadería en el local es similar a la de cualquier supermercado y hay dos cajas de cobro, que tienen el equipamiento necesario para operar con tarjetas de crédito y débito. A un costado de las cajas, se extiende una ordenada fila de changuitos.

El mercado funciona de lunes a viernes de 9.30 a 20, con un corte entre las 13 y las 16. También está abierto los sábados hasta el mediodía. Una de las cajeras que está desde el comienzo es Jorgelina Gilardoni, quien aseguró que para ella el MCM es como su segunda casa, y le dedica literalmente el día completo, porque en el intervalo estudia bromatología.

Jaroslavsky admitió que hoy los precios no son tan convenientes como hace cuatro años, cuando el MCM comenzó a andar, porque en ese entonces “se compraba y vendía en negro”, en cambio hoy facturan todo y pagan IVA como cualquiera. Dijo que el Tribunal de Contralor Municipal realiza un seguimiento estricto de la contabilidad y a quienes se quejan por algunos precios les explican que “es difícil competir contra el comercio informal, y legalizar tiene su costo”.

“Todos acá estamos muy identificados con este proyecto y queremos hacerlo crecer, por eso invitamos a los elaboradores locales que todavía no están”.

“Queremos que el mercado sea cada vez más una vidriera para todo lo que se produce en Bariloche y la región”.

“Es difícil competir contra el comercio informal, y legalizar tiene su costo”.

Mariana Jaroslavsky, coordinadora del mercado.

Cifras para mirar

Datos

“Todos acá estamos muy identificados con este proyecto y queremos hacerlo crecer, por eso invitamos a los elaboradores locales que todavía no están”.
“Queremos que el mercado sea cada vez más una vidriera para todo lo que se produce en Bariloche y la región”.
“Es difícil competir contra el comercio informal, y legalizar tiene su costo”.
$ 30.000
pagaba de alquiler el MCM en su anterior emplazamiento de calle Santa Cruz; de ahí el cambio a calle Vereerbrugghen
$ 12
el kilo de las cebollas rionegrinas de la mejor calidad pueden adquirise en el lugar.

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