Cada vez es más difícil estacionar en el centro de Bariloche

Hay menos espacios para autos en las calles y, en cambio, crece la cantidad de vehículos, una combinación altamente negativa. El municipio reconoce que hay que planificar.

Llegar hasta el centro de la ciudad en el propio vehículo para trabajar, para ir al médico o hacer un trámite puede resultar ya una misión cumplida. Pero cualquier conductor sabe que en realidad allí empiezan los problemas.

Si el viaje se demoró más de la cuenta por el tránsito congestionado, puede llevar igual o más tiempo la tortuosa búsqueda de un lugar para estacionar.

Miles de individualidades pugnan cada día por los escasos lugares disponibles. Está el que da vueltas largo rato por el radio céntrico en busca de un box medido y pago (a 20 pesos la primera hora) y también el que quiere estacionar gratis porque se queda todo el día y tendrá que circular un buen rato por la periferia para dar con un lugar no demasiado alejado.

Las complicaciones para estacionar en la zona céntrica de Bariloche crecieron al mismo ritmo que el parque automotor local (hoy cifrado en 75.000) y se agudizan cuando la ciudad está llena de turistas.

El estacionamiento medido está tercerizado por el municipio desde hace siete años en favor de cinco cooperativas, a las que pertenecen los 170 operadores de calle encargados del cobro. El usuario puede pagar a través de una aplicación de celular o de una boleta manual que confeccionan los cobradores, ubicados a razón de uno cada 150 metros.

El jefe de Gabinete municipal, Marcos Barberis, dijo que el malestar que se genera por el estacionamiento se debe a que la gente “hace cualquier cosa por caminar lo menos posible”.

Señaló que el propósito del sistema medido es desalentar las permanencias prolongadas, por eso el costo de la hora se encarece si se alarga la estadía. Aun así los montos son bajos en comparación con las playas privadas.

En la calle o bajo techo

$280
cuesta el estacionamiento medido durante 12 horas. En una playa privada esa estadía la cobran 700 pesos.

Dejar un auto 12 horas en la vía pública cuesta 280 pesos y en una playa privada en la céntrica calle Palacios cobran 90 pesos la hora y 700 pesos las 24 horas. Aun así no le faltan clientes, porque tienen boxes bajo techo y porque “hay gente que no quiere estacionar en la calle por nada del mundo”.

Barberis dijo que si los conductores estuvieran dispuestos a caminar entre cinco y diez cuadras sería menor la presión sobre el microcentro y la circulación permanente de cientos de autos en la búsqueda infructuosa de espacios libres.

Aun en temporada baja hay horas en las que tratar de estacionar es una odisea. Foto: Alfredo Leiva

El director de Tránsito del municipio, Carlos Catini, también aportó su mirada. “El porcentaje de autos que buscan lugar en el micro y macrocentro es muy grande y las arterias principales se colapsan -dijo-. Para encontrar soluciones primero hay que diagnosticar bien los problemas viales de Bariloche. Y en definitiva es una decisión política”.

También consideró válido tener en cuenta lo que hacen otros países, donde la prioridad número uno es desalentar el uso del auto particular.

Según Catini, eso demandaría un sistema de transporte más eficiente, con servicios diferenciales, estacionamiento más caro y medidas que sancionen a los autos que llegan al centro con un solo ocupante.

También opinó que todo se hace más difícil porque el barilochense “no está acostumbrado a caminar” y otro problema es “la cantidad de edificios que se construyen sin cocheras, algo que es histórico y que sigue sin resolverse”.

Si te parás en la calle y recordás una patente podés comprobar que el mismo auto pasa una, y otra, y otra vez

Roberto trabaja en uno de los estacionamientos privados del centro.

Pocas sanciones

La virtual ley de la selva en busca de un codiciado lugar gratuito y céntrico para dejar el auto se agrava por la insuficiencia de las sanciones. Hay inspectores que hacen multas, pero no dan abasto. Tampoco alcanza la única grúa encargada de remover los autos en falta, que demora casi una hora en el secuestro y traslado de cada uno. Es decir que puede ocuparse de diez casos por día, cuando son cientos.

Otra situación poco explicada es la de algunos sectores con permisos tácitos para la infracción, como el puerto San Carlos y la subida de calle May, en el mismo Centro Cívico, donde hay prohibición de estacionar, pero no se hace cumplir. Barberis reconoció que la mayoría de esos autos son de trabajadores municipales, que los dejan allí durante todo su turno laboral. Sus pares inspectores serían reticentes a infraccionarlos.

El acarreo de la grúa cuesta hoy 1.800 pesos y las multas por mal estacionamiento, si se pagan con descuento, son otros 3.375 pesos.
A ciertas horas, el tránsito por ciertas calles troncales se hace más difícil por la necesidad de esquivar autos en doble fila, cuyos conductores usan las balizas como carta de inmunidad. Se les agregan los vehículos de carga y descarga y los colectivos que esperan embargar turistas, también en doble fila.

Ordenar todo el sistema es una tarea inabarcable en la actual situación, según reconoció Catini. El funcionario dijo que Bariloche tiene una topografía compleja y “no es una ciudad que está preparada para la explosión demográfica y vehicular que existió en estos años”. El municipio, la Justicia, la CEB, Migraciones, el Ipross y otras dependencias públicas de intenso movimiento tienen sede en pleno centro. Para peor “todo el mundo si tiene que hacer un trámite bancario quiere meterse con el auto hasta adentro del banco”, observó Catini.

El coordinador del Estacionamiento Medido, Juan Pablo Ferrari, dijo que ese servicio mejoró su funcionamiento y su cobrabilidad desde que corrigieron a la baja el monto máximo diario. Aseguró que la gente que “se escapa” no supera el 13% y que “quedan registrados por el número de patente y la deuda del vehículo les salta cuando va a realizar cualquier trámite”. Claro que el no residente puede irse de la ciudad y jamás recibirá aviso de cobro ni reclamo alguno.

Las cuadras aranceladas son alrededor de 70 y los boxes superan el millar. Abarcan todas las calles que corren en sentido este-oeste desde Vicealmirante O’Connor hasta Gallardo (con excepción de Mitre). Y sus transversales desde Onelli hasta Morales.

En ese radio hay varios estacionamientos privados de precios distintos según la cercanía con el centro. Roberto es encargado de una playa en calle Palacios y dijo que tienen alta demanda los días hábiles “después de las 11 hasta pasado el mediodía, y también después de las 17”.

Aseguró que los clientes pagan sin dudar más de 200 pesos por dejarlos en la playa techada un par de horas. “Otros entran cansados de dar vueltas -contó-. Acá si te parás en la calle y recordás una patente podés comprobar que el mismo auto pasa una, y otra, y otra vez. Es un tipo que no encuentra lugar. Después de dar varias vueltas se deciden y entran”.

Roberto lleva siete años en ese trabajo y dijo que la demanda “siempre fue más o menos la misma”. La playa trabaja especialmente bien en temporada, cuando tiene turistas que pagan la semana completa, a 3.000 pesos. Aseguró que algunos clientes tienen mal trato, se molestan, discuten el precio, por que “la calle los pone de mal humor”.

Estacionamiento medido

Actualmente la primera hora de estacionamiento medido cuesta 20 pesos, la segunda 45 y la tercera 60. Los montos no se actualizan desde julio de 2018. En el proyecto de ordenanza tarifaria que envió el Ejecutivo al Concejo Municipal la hora inicial sube a 40 pesos. Si es aprobada, la nueva escala comenzaría a regir en enero.

Con los montos actuales el uso es intensivo y en las horas pico no hay lugar para estacionar. La cantidad de boxes se achicó por la obra en la calle Mitre, que eliminó la posibilidad de estacionar, y también por la colocación de decenas de contenedores fijos que adquirió el municipio para evitar la proliferación de bolsas de residuos en las calles del centro (esencialmente, la basura de los comercios) y que ocupan lugares que antes estaban destinados a los autos.

Los operadores no son municipales

En el estacionamiento medido trabajan 170 operadores, que no son empleados directos del municipio, sino que están enrolados en las cooperativas Ebenezer, Kata Wain Newen, Lihuen, Encuentro y Nuevos Caminos.

No cobran un sueldo fijo y tampoco tienen la protección laboral de cualquier trabajador estable. Su remuneración depende de los ingresos del sistema. Según la ordenanza 2508/14, de lo producido por estacionamiento el 70% es para las cooperativas y el 30% para el municipio. Uno de los trabajadores dijo que el ingreso que reciben es variable y promedia los 13.000 pesos por mes.

El director de Tránsito, Carlos Catini, admitió que esa situación precaria genera un vacío porque la tarifa que se cobra por el estacionamiento no es una multa y no la hizo un inspector de tránsito, habilitado para dar fe de la infracción.

El evasor del pago de estacionamiento, en teoría, está habilitado a poner en duda lo que le reclaman porque no se trata de una multa sino de una tasa o gravamen impuesto por un trabajador privado, que no es dependiente directo del municipio sino su proveedor.


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