Candidata oculta: ¿a qué juega Cristina?

Fue clave en el armado de listas kirchneristas en todo el país. Pero se retiró a un segundo plano, viajó a Cuba a ver a su hija y dejó la campaña en manos de Alberto Fernández. El frente judicial.

“El mundo es distinto y nosotros también”. Parece la frase final de una novela, no lo es: es un programa de campaña. Es, en rigor, un fragmento del anuncio de Cristina Kirchner del día en que eligió -y se encargó de destacar que ella fue quien tomó la decisión- a su candidato a presidente, Alberto Fernández. “Hacer política es saber medir los tiempos”, sí es una frase de novela (Carlos Fuentes), como esta otra: “La política es el arte de tragar sapos sin hacer gestos”. ¿A qué juega Cristina Kirchner? La ex mandataria juega a la moderación, a camuflar hacia afuera su propia centralidad en un espacio en el que es, sin embargo, hegemonía pura. Y parece no lograrlo del todo por tres razones: su impresionante frente judicial; su clara autoridad hacia adentro en la definición de estrategias y candidaturas, y porque, cada tanto, olvida su papel y vuelve a ser -guste o no guste- Cristina Kirchner.

Cristina “performer«

Tras meses de silencio, Cristina Kirchner alcanzó un nuevo pico de exposición el 26 de abril cuando presentó públicamente su libro “Sinceramente”, que rompió récord de ventas al instante. El libro se convirtió en el último mes en su eje de campaña: lejos de la centralidad porteña, el 11 de junio la ex mandataria presentó su libro en Santiago del Estero, el 20 en Santa Fe y el 29 de junio en Chaco. Según afirman en el espacio K, Cristina continuará por ahora con esta estrategia de “bajo perfil”. Esto es, a partir de este miércoles, cuando vuelva de su viaje a Cuba, donde fue a visitar a su hija Florencia (ver aparte). El viaje, a un mes de las PASO, es también la materialización de la estrategia de campaña: el intento de correrse a un segundo plano.

¿Cristina con máscara?

El siguiente pico de exposición lo alcanzó 18 de mayo: una mañana de sábado, y con un tuit, sorprendió al mundo político con el anuncio de que el candidato a presidente sería Alberto Fernández, hasta entonces su flamante operador político luego de años de críticas feroces. ¿Se bajaba? No, o en todo caso “sí y no”. La pregunta fue muy debatida. Si hasta entonces Mauricio Macri debía reafirmar todos los días que el candidato a presidente de Cambiemos era él, Alberto Fernández se ve obligado hasta hoy a reafirmar que el candidato a presidente del kirchnerismo es él: en la boleta conocida hace unos días Cristina aparece a su izquierda, sí, pero también en primer plano. Alberto, lejos de moderar el espacio, parece haber adoptado él mismo el discurso K, al menos cada vez que habla sobre la Justicia o corrupción para defender a Cristina.

Desde el 25 de mayo, día de la presentación pública de la fórmula, y fuera de alguna foto con el sindicalismo más leal, Cristina no participó en ningún acto público de peso con Alberto Fernández. Ni siquiera difundió foto con Sergio Massa, última incorporación del espacio, con quien mantiene sin embargo viejos enconos.

Durante la semana de definición de candidaturas, se alejó del escenario público, pero estuvo, sin embargo, en el centro de las decisiones. Algunas evidencias: puso a los suyos como cabeza de lista para el Senado en Río Negro, Neuquén, Capital Federal, Tierra del Fuego. En Chaco eligió a Jorge Capitanich y ninguneó al gobernador local, Domingo Peppo, obligado a ir por fuera con boleta corta. En Buenos Aires, el primer lugar de Diputados se acordó con Massa, pero en los diez primeros lugares está toda la primera línea de La Cámpora, incluidos Máximo Kirchner, “Wado” De Pedro y el “Cuervo” Larroque. Además, fórmula a gobernador y vice de ese distrito, con Axel Kicillof y Verónica Magario, a pesar del deseo de la mayoría de los intendentes del PJ.

El martes pasado, Alberto tuvo la primera reunión con Massa y los suyos. Y un día después, expuso el apoyo de la mayoría de los gobernadores peronistas. Cristina ya estaba en Cuba.

Cristina y la justicia

La ex mandataria tiene nada menos que 13 procesamientos por causas de corrupción en la Justicia Federal. La peor imagen para Cristina ya pasó: durante el último mes y medio se vio obligada a estar presente -al menos en la mayoría de las audiencias- en la apertura del juicio oral en su contra por desviar obra pública a favor de el empresario y sospechado testaferro, Lázaro Báez. Enfrentó las audiencias haciendo uso de la clásica estrategia de inversión: acusada, se vistió de víctima. En el kirchnerismo opinan que las causas no pueden afectar su imagen mucho más de lo que ya lo hicieron hasta ahora y que la preocupación de la gente está en la economía. El 22 de julio comienza la feria judicial, y fuera de la elevación a juicio oral de la megacausa de los Cuadernos, no se esperan mayores noticias judiciales por ahora.

Cristina siendo Cristina

En el último tiempo, la expresidenta ensayó un discurso poco confrontativo. No escatimó, en sus apariciones provinciales, en críticas al gobierno de Mauricio Macri. Pero evita los nombres propios, apunta a los “felices años peronistas”, y habla de un futuro mejor posible. No obstante, a veces en la ex mandataria renacen viejos hábitos y estalla la polémica. El último episodio tuvo a María Eugenia Vidal, gobernadora bonaerense, principal sostén de Macri para las próximas elecciones. “Me inventaron amantes. Pero hay dirigentes mujeres, jóvenes, de 45 años, que no son del campo nacional y popular; que no son viudas como yo, son separadas, y las tratan como hadas, virginales, angelicales”, dijo la senadora, parafraseando, además, un fragmento similar de su libro de memorias de gestión.

Cristina feminista

“Sería primero la patria, segundo el movimiento y por último la mujer (no el hombre), permítanme solo por un instante un poco de humor feminista”. Así anunció también Cristina su renunciamiento a la candidatura a presidenta. La ex mandataria practica, con fuerza desde la discusión del aborto, un discurso cada vez más feminista (o que busca serlo, según a quien se le pregunte): desde el “machirulo” que le lanzó al presidente en mayo del año pasado, hasta el planteo en sesión del Senado de que el peronismo, además de “nacional y popular”, también deberá ser “feminista”.

La ex mandataria reconoció cambio de posición en la discusión del aborto, respecto a los años de su gobierno. Recientemente, en su paso por Chaco, habló de su hija Florencia a quien calificó de “una militante feminista”. También afirmó que la hija le preguntó por qué ella no lo era. “Yo trato de explicarle que en los 60 y 70 entre los que militaban no había diferencias ni machismo sino únicamente la superioridad de que alguien era más inteligente que otro, más capaz, no porque era hombre o mujer”, fue su respuesta. Discutible.

Dato

13
es el número de procesamientos que enfrenta Cristina Kirchner por causas de corrupción.

No tengo idea de qué rol va a cumplir Cristina como vice. Sé cuál es mi papel. Y sé que no voy a tener desencuentros con Cristina”.

Alberto Fernández, candidato a presidente del Frente de Todos

Fue un acto de gran generosidad. No querer ver que Cristina cambió es ser necio, y lo dice alguien que ha tenido críticas con ella”.

Fernando “Chino” Navarro, jefe del Movimiento Evita

La gente cambia con el paso del tiempo dependiendo de si están haciendo campaña o si están todavía en sus cargos”.

Christine Lagarde, exdirectora del Fondo Monetario Internacional

La verdadera candidata y la líder del kirchnerismo, Cristina Kirchner, no da la cara y no aparece dando la discusión pública”.

Marcos Peña, jefe de Gabinete de la Nación

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