Cartas: Asco por la corrupción

Desde lo más próximo a lo más lejano, si hablamos de distancias, podría recordarte que mandaste un padre al cielo envuelto en el mayor de los sufrimientos en busca del sueño de los justos. Podría decirte que te apretaste más fuerte que nunca la venda de tus ojos cuando te tocaba mirar el asfalto que robaban junto al esfuerzo impositivo de los vecinos.

Un poquito más lejos pero no tanto, te vi infraganti dejar en libertad a uno de los tuyos, o mejor dicho al peor y más asqueroso de los tuyos… sí, ese que primero mandaste detenido a un lugar aislado para que nadie lo moleste y después lo mandaste a la casa para que “no sufra”. Sí, a ese que se servía a destajo de una menor indefensa… ¿te acordás?

Más lejos pero tan cerca, porque lo que hacés allá nos pega de lleno acá. Pero no creas que no te veo, sí te veo, te vemos todos.

Les tenés terror a los que manejan las riendas…tenés tanto miedo de perder tus privilegios, tus bestiales ingresos por derecha y de los otros que fuiste capaz de dejar en libertad al tipo que nos robó asfalto en cada rincón del país. Y dejame decirte que puedo oler cada uno de los pasos que vas a dar de ahora en adelante, porque tu camino, o mejor dicho las tuberías de tus cloacas, persiguen un solo objetivo: tus privilegios.

¿Sabes qué? Como decía un cantautor argentino, “A veces la diferencia es tan grande que parecen seres de otra tierra”.

Y sí, muchos de ustedes son diferentes, tiene un olor especial que los hace perceptibles a miles de kilómetros, un olor nauseabundo, un olor a podrido que da mucho asco.

Dingerman Trincheri

DNI 23.243.193

Choele Choel


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