Brunilda Serrano, recordada maestra de la escuela San Martín de Neuquén


Neuquén

Brunilda, Bruny, Maestra Normal Nacional, nació el 3 de junio de 1938 y falleció este 10 de junio a los ochenta y cinco años. Dedicó muchos años de su vida a la docencia. Era hija de Ángela Comuzzi, italiana y de Ernesto Evaristo Serrano, argentino; su hermano se llama Ernesto Arturo. Bruny se casó el 12 de junio de 1964; sus hijos son Liliana Beatriz y Juan Pablo Saladino, tiene siete nietos y seis bisnietos.

El legajo que pude leer en el Archivo del Consejo Provincial de Educación nos cuenta de su labor como maestra, título que obtuvo de la primera promoción egresada de su querida escuela en el año 1955. Ejerció como maestra de grado titular, como subregente interina y regente interina del Departamento de Aplicación de la institución.

Además, ejerció funciones como preceptora interina en el CPEM 12 de esta capital. En uno de sus escritos encontramos, relatado por ella, que concurrió a la escuela N° 61 cuando era directora la señora Dora Alaníz de López y a la escuela N°, 2 cuya directora era Clodulfa de Bustamante: la secundaria, como dijimos, la cursó en la escuela San Martín.

En ese relato recuerda a sus amigas Dolly Salcedo, Olga Planas, Olga Marecich, Teresita García, Marilés Fernández, Rafael Falé Lasala, Ricardo Trutanich, Yayú Alizeri, entre más de cuarenta compañeros. En la búsqueda de testimonios de su labor docente pude conversar con colegas que trabajaron con ella en el colegio. Bruny estuvo a cargo de reabrir el profesorado de enseñanza primaria, pero fue una tarea difícil ya que toda la escuela dependía de la ciudad de Bahía Blanca.

El Departamento de Aplicación era de las antiguas escuelas Láinez. Solicitaron la reapertura del profesorado y debieron sortear muchos escollos como el espacio físico, ya que el establecimiento albergaba otros niveles de enseñanza. Sin embargo, Bruny no dejó de bregar por su apertura, acompañada por la profesora Ema Bonahom de Agudo, entre otras personas.

En 1986 se inscribió para el profesorado, se conformó una junta ad hoc de la que era miembro. En la inscripción, había que convocar a docentes. Se puso en funcionamiento la escuela Normal de Formación, un Plan de dos años y un cuatrimestre al igual que Zapala, Cutral Có y Plaza Huincul.

Luego de esos dos años, se incorporó un nuevo Plan a la provincia y se solicitó la transferencia de la Escuela Normal al ámbito provincial: todo esto tuvo mucho costo para esta escuela, ya que como todas las instituciones escolares nacionales tenía sueldos muy bajos comparados con docentes provinciales, entre tantos otros inconvenientes.

Sin embargo, Bruny siguió con su amor, su don de persona, con su empeño cristalino. Fue difícil el cambio a nivel provincial, hubo muchas charlas y conversaciones para desapegarse del viejo sistema y adaptarse a un sistema distinto. Brunilda pasó a ser directiva, fue una excelente docente y ser humano, como testimonia una de sus compañeras. Además, fue adscripta al Consejo Provincial de Educación. En el marco democrático de nuestro país, Bruny hizo uso del derecho a peticionar, y solicitó volver a poner en marcha el profesorado, que se había cerrado por falta de matrícula.

Una alumna del secundario me contó emocionada cómo su promoción de la escuela secundaria la eligió a Brunilda para que entregara los diplomas, por el afecto que sentían por ella.

En 1994 Bruny se jubiló, cultivó su amor por la pintura y los trabajos en papel maché. También trabajó en cerámica con arcilla. La honramos pues llevaba en el alma y en la práctica su pertenencia a la Escuela San Martín. Fue una defensora de la Formación Docente y su vínculo permanente con el Departamento de Aplicación. Cuando festejaron los cincuenta años de egresadas en la invitación escribieron “No es que hoy nos encontramos. Nunca nos fuimos”. Este sencillo homenaje lleva implícito el afecto de sus compañeros de promoción, de trabajo y de tantas generaciones de neuquinos que tuvieron la suerte de educarse con ella.


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