Héctor Alberto Cinquegrani (Tito Herrera), ícono de la locución deportiva valletana


En el año 2000, el municipio neuquino lo distinguió como Ciudadano Ilustre, honor que se sumó a otros premios otorgados por la Confederación Argentina de Bochas, por la revista El Gráfico, que siempre lo contó entre sus colaboradores, y también a la elección como presidente del Círculo de Periodistas Deportivos. Tito nació en Tandil el 1° de junio de 1927. Era hijo de Nicola Cinquegrani y de Isabel Herrera. Tuvo 3 hermanos, hoy todos fallecidos: el Negro Ángel Amor Cinquegrani, María Cinquegrani Porota y Ricardo, 6 años menos que Tito. Nicola, su padre, era inmigrante italiano, de Pollina, Sicilia. En 1911, aproximadamente, junto con sus hermanos Julián y Juan se estableció en Tandil; ingresó en el ferrocarril como guarda de tren: por su trabajo debió trasladarse a Neuquén donde, a pesar de haber nacido sus hijos en Tandil, se desarrolló toda la familia: en las colonias ferroviarias. Cuando nuestro homenajeado tenía 12 años falleció la mamá: siendo muy chico entró a trabajar en el Ferrocarril Sud como mensajero en 1939. Trabajó durante 46 años hasta 1984, cuando cumplió 58 y se jubiló por un tema de salud.

En ese momento era segundo jefe de Superintendencia de Tráfico. En paralelo desarrolló toda una carrera en la radio como periodista. Formó su familia con Dina Labendik, nacida el 6 de febrero de 1930 en Algarrobo, provincia de Buenos Aires. Era hija de padres emigrados de Ucrania (en ese momento aún Rusia) en los primeros años del siglo XX. Su padre se llamaba Samuel Labendik y su madre Berta Kleiman. Tuvieron 3 hijas: María, la más grande, Dina y Sofía. Tito supervisaba estaciones en la línea Bahía Blanca – Zapala, llegó a Algarrobo y allí conoció a Dina, que atendía un almacén de Ramos Generales. Se casaron el 3 de marzo de 1951 y vinieron a vivir a Neuquén.

Dina tuvo un embarazo (una hija) que no llegó a nacer y luego nacieron Alberto, el 12 de julio de 1955, y Mónica Isabel, el 1 de junio de 1960. “Todos vivimos en Neuquén, yo comencé la escuela en la Número 2, y a los dos años pasé al Colegio Don Bosco, que se había fundado el año anterior. Allí cursé mis estudios primarios y secundarios, mi hermana estudió en la escuela 121 de la capital neuquina, y en el colegio San Martín la secundaria. Vivíamos en una casa que nos había dado el ferrocarril, la colonia B 80, en el sitio que hoy está el Museo Nacional de Bellas Artes, en la antigua calle Tierra del Fuego”, recuerda su hijo; nietos y bisnietos completan su familia.

Tito comenzó a trabajar en la radio en el año 1952, en LU5. Dado que el nombre no era muy “radiofónico” cambió a Tito Herrera, unión entre su sobrenombre y su apellido materno. En los años 50 trabajó con Pinky en los almuerzos de confraternidad deportiva que se hacían en conjunto a la distancia entre LU5 y Radio Splendid. Hizo muchos amigos en ese tiempo en Buenos aires, entre ellos Osvaldo Caffarelli, uno de los mejores relatores de boxeo, y Horacio García Blanco. A lo largo de su vida trabajó alternativamente en las dos radios de la zona (LU5 y LU19), fue compañero, sucesivamente de Adalberto Omar Casanova, Miguel Cadelago, Dante Morosani, Pepe Ramos Paz, Lucho Gil y otros en los programas deportivos de las emisoras. Formó con Adalberto Omar Casanova un equipo de trabajo en el que transmitían la Vuelta de la Manzana en sus ediciones iniciales.

Él comunicaba desde el avión y Adalberto en la central. En 1958 se organizó en Neuquén el Campeonato Argentino de Basquetbol “el más argentino de los campeonatos” según decía el slogan. Estuvo ayudando en la organización, ya que era el secretario de la Federación Neuquina de Básquet. En el año 1962, corrió una etapa de la Vuelta de la Manzana como copiloto de Félix Mabellini.

En el diario Sur Argentino entró como jefe de deportes, y su hijo trabajó también hasta partir a estudiar a la Universidad donde se recibió de Ingeniero Químico. Tito creó un programa que se llamaba El deporte en el recuerdo, transmitido desde su departamento, en Periodistas Neuquinos 11 piso 14 D.

Por esa casa pasaron deportistas nacionales como Ricardo Bochini, Oscar Bonavena, el Conejo Tarantini, Pascual Pérez, Nicolino Locche, Horacio Acavallo y otros. Javier Castrilli, le regaló una tarjeta roja autografiada. Esta es la síntesis de una larga y comprometida vida dedicada al periodismo deportivo y al ferrocarril, sueño cumplido con toda su energía.


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