Milei recibe los despojos de un país destruido

Luis Sarmiento García

Estamos cansados de padecer ineptitud, corrupción, demagogia, populismo, autoritarismo, malversación de caudales públicos, estafadores y mentirosos. Por primera vez desde 1916 estamos ante una esperanza, que es distinta y nueva.

No hay herencia recibida, tampoco acervo hereditario ni bienes para disponer y gozar. Solo los restos dispersos de un país destruido. Un 44,7% de pobres, 20.800.000, 10% de indigentes, 10.000.000, deuda pública de u$s 400.000 millones, un peso con trece o quince ceros ya, agregados a la moneda de 1940, con una inflación de miles de millones en cien años, y el otro 50%, de una población sobreviviente, no es una herencia. Es un país destruido y en quiebra total, con pocos activos muy devaluados. La catástrofe argentina comienza en 1916 y llega a 2023, más de un siglo. El 10 de diciembre de este año que acaba de finalizar ha comenzado un nuevo gobierno que viene a asumir la enorme tarea de refundar al país. No se trata de reconstruir porque no hay escombros para hacerlo. Hay que refundarlo sobre nuevas bases y una democracia sólida y estable. Por eso no podemos limitar al Presidente a darle el apoyo en un tiempo relativamente escaso de algunos meses a partir del 10/12/23, para comenzar a gozar de la refundación. Seguramente se necesitarán los dos períodos presidenciales de ocho años para lograr los primeros buenos resultados y 35 años para estar entre los mejores países del mundo. Salvo al Presidente Milei no tenemos a quién delegarle la difícil y compleja tarea de refundar una nueva Argentina. Ni los peronistas, mucho menos los kirchneristas que fueron los responsables como principales autores, tampoco los radicales ni la izquierda ínfima y minoritaria, pueden comenzar ni seguir con la refundación. Todos ellos fueron en conjunto el problema a partir de 1916.

La buena noticia es que a partir de ahora se pueden apreciar las nuevas medidas de gobierno en seguridad, salud, educación, justicia y defensa. También el achicamiento del Estado y la eliminación del déficit fiscal, baja de impuestos y de regulaciones estatales, que tanto daño nos ha hecho a todos los argentinos. Con respecto a la inflación será alta en los primeros meses pero seguirá en decrecimiento hasta su eliminación a fines de 2024 o principios del 2025. Comenzará así a bajar el riesgo país y veremos los primeros ingresos de capitales en dólares y aportes de los argentinos que poseen u$s 400.000 millones en los colchones resguardados de los malos gobiernos, para invertir, crear riqueza y crecer. Retornarán al país quienes lo dejaron en búsqueda de nuevos horizontes.

Los duros comienzos solo podrán ser soportados por quienes hayan resistido con éxito los cuarenta años de esta débil y solo formal democracia, pero no la pobreza y la indigencia, fabricada y sostenida por el peronismo kirchnerista, únicas a las que Milei ha prometido auxiliar con recursos del Estado y es de estricta justicia. Los golpistas de siempre, la CGT, dirigentes sindicales y sociales y algunos seudo políticos amenazan al gobierno desde antes de asumir, con que durará unos pocos meses y que el peronismo kirchnerista volverá al poder. ¿Para seguir destruyendo al país? Realmente no se entiende al 30% de la población K que ha sufrido como todos los nefastos resultados del populismo e insiste en más de lo mismo, perjudicando al 70% restante y evitando el recambio democrático y republicano, síndrome de Estocolmo a la argentina. La grieta existe y subsiste con los fanáticos de la condenada y soberbia Cristina, autora en gran parte de tan enorme daño. El resto del país siempre hemos querido la Patria de San Martín. No hay posibilidad de conciliar ni compartir.

Ya es Presidente en ejercicio. Por primera vez que yo recuerde desde 1946, he escuchado un discurso tan crudo, realista, duro y sin demagogia como el de Milei en su asunción. Es consecuente y coherente con todo lo dicho en su campaña apoyado por el 56% de los votos y por la multitud frente al Congreso. A los números que anticipé en este trabajo puedo resumir con un dato escalofriante: si no se hace el ajuste al Estado y a la Política, cuyos coletazos sufriremos todos, vamos directo a un 15.000% de inflación y a un 95% de pobres.

No hay otra alternativa menos dura. Si hubiera ganado Massa estaríamos hoy esperando la carroza. Es oportuno recordar a Winston Churchill que a comienzos de la segunda guerra mundial les dijo a los ingleses, como Milei el 10 de diciembre, sólo puedo prometerles sangre, sudor y lágrimas. Y transcurrieron cuatro años de sufrimiento, destrucción y muerte hasta la derrota completa del nazismo.

Argentina sufre desde hace más de cien años los pésimos gobiernos que nos han llevado a este estado. Solo tuvimos una guerra, en Malvinas, tan mal conducida, como todo, que en tres meses nos rendimos. Con la ayuda de Pinochet y la genocida Margaret Thatcher, perdimos el conflicto. La nula inteligencia militar no advirtió lo que confesó el general inglés John Jeremy Moore: si los argentinos hubiéramos soportado una semana más, Inglaterra habría perdido la guerra. Y si al comienzo aceptábamos la resolución de la ONU, hoy tendríamos bajo nuestra soberanía a Malvinas.

Estamos cansados de padecer ineptitud, corrupción, demagogia, populismo, autoritarismo, malversación de caudales públicos, estafadores y mentirosos.

Por primera vez desde 1916 estamos ante una esperanza, que es distinta y nueva y el Presidente se diferencia en todo a los que hemos padecido. No hay promesas falsas sino planteos muy duros.

¡Tenemos la obligación de otorgarle crédito, quizá el último, por el tiempo que sea necesario!


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