Zatti: el papa y una premonición

Andrea Isabel Marín y Julio Isidro Pérez
VIEDMA

Sobre nuestros tres encuentros con el Sumo Pontífice, la del 26 octubre de 2016 la consideramos toda una premonición.

Resaltamos un aspecto de las conversaciones, cuando le recordamos su presencia en Chimpay, en Río Negro el 7 de julio de 2007. Fue cuando el entonces cardenal Bergoglio, como titular del Episcopado argentino junto al enviado del papa Benedicto XVI -el Secretario de Estado del Vaticano, cardenal Tarciso Bertone- presidieron el acto de beatificación de Ceferino Namuncurá. Y también mencionamos una circunstancia similar respecto de Artémides Zatti, el recordado enfermero que realizo una abnegada labor en Viedma. Circunstancia trascendental ya que estaba abierto el camino para el definitivo paso,: la canonización, es decir permitir que sean santos. Y ahí se produjo, para nosotros un hecho muy especial.

Tres días antes del último encuentro que mantuvimos con Francisco, él había presidido en la Plaza San Pedro la canonización del argentino José Gabriel Brochero, conocido como el cura gaucho.

Como respuesta a nuestra inquietud sobre cuándo llegarían a ser santos Ceferino y Zatti el Sumo Pontífice nos miró sonriente, no continúo la conversación que manteníamos, guardó silencio y nos abrazó.

Fue emocionante, pero creímos entender ese gesto como un anticipo de la próxima llegada a los altares de los beatos mencionados.

Don Zatti ya está camino a los altares. Próximamente se realizará esa ceremonia en la Plaza de San Pedro.

El próximo paso será la también santificación de Ceferino Namuncurá.


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