Investigan los secretos del caballito de mar patagónico con nueva técnica
Fue desarrollada por científicos del Conicet y la Universidad Nacional del Comahue
Científicos de Conicet y la Universidad Nacional del Comahue (UNComa) desarrollaron una nueva técnica para la medición e identificación de los caballitos de mar patagónico, una especie nativa que se encuentra en las zonas costeras del suroeste del océano Atlántico, desde Río de Janeiro, en Brasil, hasta Puerto Madryn.
Los expertos trabajaron en la costa de Río Negro y ahora cuentan con método no invasivo que promete ser crucial para el estudio de las poblaciones de ese pez a nivel mundial. El método es aplicable a las otras casi 42 especies descritas de caballitos de mar, que están presentes en los océanos de todo el mundo.
“Se trata de una técnica novedosa y no invasiva. Antes se debía inyectar un colorante a los caballitos de mar para identificarlos. Además, para medirlos se los estiraba -algo imposible de llevar a la práctica-. Ahora tenemos un todo en uno, y en muy poco tiempo de manipulación del animal in situ, porque se libera en el momento”, aseguró a Diario RÍO NEGRO, Diego Luzzatto, líder del proyecto y pionero en el estudio de estos animales en el país.
Los resultados de este trabajo fueron publicados recientemente en la revista Scientific Reports. El doctor en Biología, Víctor Cussac, del Instituto Andino Patagónico de Tecnologías Biológicas y Geoambientales (IPATEC), colaboró como segundo autor.
En qué consiste la técnica
El desarrollo combina dos elementos: la medición y la identificación. Para eso, se capturaron un total de 976 caballitos de mar -en cercanías de la ciudad de San Antonio Oeste- y se los colocó en una tabla de medición para obtener medidas de longitud. A su vez, esa inmovilización temporal, permitió fotografiarlos a cada uno.
El segundo paso consistió en analizar las imágenes de alta resolución en el laboratorio. Mediante un software especial se pudo estimar con precisión casi milimétrica su extensión, pese a las formas redondeadas de su anatomía.
Por otro lado, se procedió a su reconocimiento individual, a través del análisis de las manchas de su cabeza. Estos puntos blancos funcionan al estilo de una huella digital, es decir, que conforman un patrón único.
El estudio logró una tasa de recaptura de los caballitos de mar del 12%, con 89 individuos observados varias veces. Esto permitió identificar un crecimiento diferenciado, donde los machos mostraron un mayor desarrollo que las hembras.
Asimismo, se observaron comportamientos diferentes de acuerdo a los tamaños: los más pequeños tendían a nadar lentamente, mientras que los más grandes escapaban más lejos o permanecían rígidos.
Luzzato afirmó que la revolución de esta metodología está dada en su pragmatismo, en comparación con las antiguas técnicas que proponía la bibliografía existente. Estos se basaban en la necesidad de estirar al animal para lograr su medición, y en la utilización de una tinta nociva para reconocerlos.
“La nueva técnica hace prescindir del antiguo método de estirar al animal para medirlo. Algo que en la práctica era imposible, básicamente había que matar al animal. Por otro lado, el método de tinta era como un tatuaje que se endurecía. El tamaño de la jeringa era comparable con el caballito de mar, era como clavarle una puñalada. Pero sobre todo, no se ha ahondado en las verdaderas consecuencias de esta técnica. Quizás podría funcionar como un alerta para posibles depredadores”, destacó.
El propio Luzzatto define a su innovación como “sencilla”. Sin embargo, advierte que puede ser crucial para una mejor observación y estudio de las especies de caballito de mar en todo el mundo. “Como se trata de fotografías, es como tener un material de museo en disposición permanente. Se pueden subir a un repositorio para acceder desde cualquier lugar. Si se empieza a hacer con todas las poblaciones se podrían establecer diferencias interespecíficas o entre las distintas poblaciones de la misma”, expresó.
Además, aseveró que puede ser útil para el manejo poblacional de los caballitos de mar. Sobre todo, considerando que 14 de las 42 especies descritas se encuentran clasificadas en estado de peligro o situación de vulnerabilidad, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
En base a esta técnica, Luzzatto busca avanzar en la descripción de las características físicas del caballito. El nombre científico es Hippocampus patagonicus. En 2004, el investigador describió a la especie junto a la investigadora del Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia”, Gabriela Laura Maria Piacentino. La especie es parecida a otros de Europa y América del Norte y eso dificulta su diferenciación a simple vista, por lo que se debe recurrir a la realización de análisis genéticos. “A partir de esta técnica, vamos a poder trabajar con números de animales muy grandes y creo que podremos establecer diferenciaciones básicas”, dijo.
Qué se hace para proteger a la especie
El caballito de mar patagónico integra desde 2016 la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN. Su población en la Bahía de San Antonio se redujo. Ante este contexto, son varios los esfuerzos llevados a cabo para intentar preservar al caballito de mar. Por ejemplo, en 2020 se lo declaró como fauna silvestre y monumento natural de la ciudad de San Antonio Oeste.
Además, se incorporó en el plan de manejo del Área Natural Protegida Bahía San Antonio, el cual prevé fuertes multas para quien la pesque o comercialice. Solo puede ser extraído con fines científicos o educativos.
Sin embargo, estas acciones no impiden que este pez cuente con importantes problemas de conservación en la costa rionegrina. “Lamentablemente la bahía está afectada por todo tipo de actividades humanas, desde turísticas a industriales, que la afectan muchísimo”, destacó el biólogo Diego Luzzatto.
Antiguamente se capturaba a los caballitos para disecarlos y venderlos como souvenirs, o incluso, como animales de acuario.
Sin embargo, la llegada de una importante empresa productora de carbonato de sodio a la zona habría contribuido negativamente al hábitat natural del caballito de mar. Según Luzzatto, la firma se asentó en un sector de una gran población y en donde se extrajo el holotipo (ejemplar físico único) utilizado para describir a la especie.
A este desarrollo industrial, se le sumó la aparición de especies exóticas. “Estimo que el declive también tuvo que ver con la aparición del cangrejo verde. Ahora, para encontrar caballitos de mar hay que ir en bote más adentro de la bahía”, precisó.
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