Cipolletti: dudas a 12 años de la masacre del laboratorio

Uno de los asesinos se escapó en bicicleta y nunca fue identificado. La liberación de David Sandoval dejó impune el crimen.

POLICIALES

Juan y Ricardo hablan desde la lejanía. Y repasan una larga lista de nombres: jueces, fiscales, ministros, abogados y testigos. Todos tuvieron alguna relación con la investigación por la “masacre del laboratorio” y hoy la causa suma una docena de años en los despachos judiciales.

Los funcionarios penales lo cuentan como un caso resuelto porque condenaron a David Sandoval, a pesar de que después la Corte ordenó su liberación. Pero se olvidan del criminal que dejó una huella, escapó en bicicleta y casi fue arrollado por un auto.

“Es llamativo porque es un crimen con tres testigos”, reflexiona Ricardo Cejas. Y enumera: la víctima que sobrevivió, la hija de esa mujer que se cruzó a uno de los criminales y una pequeña niña que vio desde el interior de un auto. También hay dos huellas, una es de David Sandoval y la otra es del hombre que escapó en bicicleta y que nunca fue identificado.

El 23 de mayo de 2002, dos o más personas entraron a un laboratorio de análisis clínicos del centro de Cipolletti, golpearon, acuchillaron, dispararon con un arma de fuego y rociaron con ácido a cuatro mujeres (de las que sólo una sobrevivió).

La liberación de David Sandoval dejó impune el crimen de Mónica García (bioquímica), Carmen Marcovecchio (psicóloga) y Alejandra Carbajales (paciente). La cuarta víctima, Ketty Karavatic, sobrevivió al ataque pero no declaró ni en el primero ni en el segundo juicio contra David Sandoval, cuyas huellas fueron halladas en la escena del crimen.

Sandoval fue absuelto en el primer proceso (2004) porque el fiscal Edgardo Rodríguez Trejo no acusó con el argumento de que las pericias que colocaban a Sandoval en el laboratorio no eran prueba suficiente. Pero en el segundo juicio, el mismo fiscal consideró las pruebas de manera distinta (adujo el valor de nuevas pericias hechas por especialistas chilenos) y con ese argumento condenaron al acusado. El caso llegó a la Corte Suprema, que ordenó anular las actuaciones contra Sandoval sobre la base del principio de que nadie puede ser juzgado dos veces por un mismo hecho.

Juan Widmer y Ricardo Cejas son los viudos de Carabajales y Marcovecchio y el miércoles volvieron a reunirse con “Río Negro” para hablar de la causa. Cuando se cumplieron los diez años de la masacre este diario juntó por primera vez a los viudos de las tres víctimas y en esa oportunidad también participó Carlos Leiva, que estaba casado con García (Agencia Cipolletti).

Leé la nota completa en la edición de hoy de “Río Negro”


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