Acompañar a morir en paz

Son 20 voluntarias de Cipolletti que suman para sobrellevar situaciones difíciles no sólo desde lo físico, sino también en lo espiritual o religioso. Ante el dolor surgen nuevos lazos.

“Los acompañamos para que mueran en paz”, dice Cristina González, una de las 20 voluntarias que forman parte de la Organización sin fines de lucro Solatium Patagonia.

Junto a un equipo interdisciplinario se encargan de los cuidados paliativos de personas con enfermedades terminales, la mayoría sufren de cáncer, pero también hay otras enfermedades terminales.

“El primer objetivo es que no sufran dolor físico, pero también acompañamos en la parte espiritual, religiosa. Lo principal es escucharlos, que nos digan qué les pasa. Muchas veces tienen problemas familiares, nosotros los escuchamos y tratamos de acompañar en los aspectos del ser humano, no sólo en lo físico”, explicó Cristina que hace 10 años es voluntaria y es una de las encargadas de organizar los cursos de formación.

La semana pasada comenzó la capacitación 2018 y en el primer encuentro fueron 20 personas interesadas en formar parte del dispositivo.

Cristina, que tiene una formación católica, asegura que cada paciente es un mundo y que el proceso a la muerte es tomado “de distintas maneras” por las personas. Además, la mayoría los recibe muy bien. No todos los casos son terminales, algunos pacientes logran recuperarse.

“En general, salvo excepciones, nos reciben de una manera excepcional y a veces nos damos cuenta cuando el paciente muere que recibimos más nosotros que ellos. Realmente es una experiencia maravillosa. Todavía tengo relación con familias de pacientes que han fallecido hace mas de un año, los voy a visitar, nos hablamos”.

La mayoría de los voluntarios llegan con una historia particular que incide en la decisión de involucrarse en los cuidados paliativos que en el último tramo de la enfermedad conlleva mucha demanda.

“El por qué uno es voluntario tiene muchas razones. Normalmente la mayoría ha pasado por pérdidas, duelos y hemos visto alrededor nuestro cómo la gente muere mal, con mucho dolor, mucha angustia por parte de la familia que no sabe cómo ayudar y eso te marca en la vida. Por eso cuando podés ayudar en ese sentido uno entra en estas cuestiones”, señala Dori Rodríguez que lleva más de cinco años en la Organización y asegura que están a disposición “las 24 horas del día”.

También contó detalles de las razones de su decisión: “A mí me pasó con la pérdida de mi padres; mi mamá falleció en mi casa, rodeada de su familia, atendida por nosotros y mi papá muy mal atendido en una terapia intensiva, esas son las cosa que a una la movilizan”

En general, por cada paciente hay dos voluntarios además de la intervención de médicos, psicólogos y enfermeros. Actualmente están trabajando con 12 pacientes. Cristina aclara que el comienzo del cuidado paliativo no siempre es con la personas en una situación terminal. “Yo ahora estoy con dos pacientes y ambos están haciendo una vida normal. Lo único que les aqueja por ahora es el dolor físico”. No todos los casos son terminales, algunas personas lograr superar la enfermedad. El dispositivo interviene cuando el médico oncólogo decide transferir al paciente al área de cuidados paliativos.

Incluso algunos pacientes no saben cuán grave es su situación, algunos familiares prefieren no revelarlo. “Muchos pacientes saben cuál es el diagnóstico otros no lo saben, y nosotros respetamos el silencio de la familia”.

Dori explica que algunas personas naturalizan más el proceso que otros. “La muerte es una cuestión natural, es el final de la vida es algo de lo que nadie puede escapar, y el objetivo es poder aceptarlo. Es un período más de la vida. Por eso nosotros tratamos de acompañar, sostener a la familia y al paciente y también la despedida, es un proceso”.

Cristina cuenta una anécdota que simboliza para ella el “poder” irse en paz. “Teníamos un paciente que estaba próximo a la muerte pero estaba distanciado con uno de sus hijos, estaban peleados. Lo llamamos para que se encuentren, finalmente fue, tuvieron una charla. El chico se fue y el padre se murió”.

El curso para formar parte del voluntariado se dictará todos los miércoles de 18 a 20 hasta agosto. El número de contacto para los interesados: 2994287029 y 2995865030.

florencia salto

El dato

“En muchas cosas sabemos cuál es el desenlace, sobre todo algunos que son irreversibles. El tema es estar al lado de los pacientes, acompañarlos”.

Cristina González, voluntaria.

“La muerte es una cuestión natural, es el final de la vida, es algo de lo que nadie puede escapar, y el objetivo es poder aceptarlo. Es un proceso”

Dori Rodríguez voluntaria

Datos

20
Voluntarios hay actualmente y están trabajando con 12 pacientes. En el curso se anotaron 20 personas.
“En muchas cosas sabemos cuál es el desenlace, sobre todo algunos que son irreversibles. El tema es estar al lado de los pacientes, acompañarlos”.
“La muerte es una cuestión natural, es el final de la vida, es algo de lo que nadie puede escapar, y el objetivo es poder aceptarlo. Es un proceso”

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